La relación que no funcionó y acabó con un hombre descuartizado y calcinado

La joven acusada de asesinar en Cortegada, en 2021, a un varón al que conoció por internet se sienta en el banquillo desde el lunes en un juicio ante un jurado | La Fiscalía pide 18 años

El registro en el que la acusada —bajo el chubasquero amarillo— confesó los hechos.

El registro en el que la acusada —bajo el chubasquero amarillo— confesó los hechos. / FDV

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Ourense

En dos semanas se esfumó el idilio inicial que había surgido a través de internet. Cristina y José contactaron en un chat de citas y enseguida encajaron en esa relación a distancia. Ella, que tenía entonces 25 años, estaba divorciada y residía en Rabiño, una aldea del municipio ourensano de Cortegada. Él, unos treinta años mayor, era viudo y vivía en Cataluña. La buena sintonía por el móvil —comenzaron a hablar por WhatsApp el 9 de agosto de 2021— los animó a verse en persona. Aquella decisión truncó para siempre la vida de José. El día 20 de ese mes, cogió un avión desde Barcelona a Peinador. Allí lo esperaba la joven. Juntos se desplazaron a Rabiño.

En persona, la relación comenzó a ser menos ilusionante de lo que parecía. Al menos a ojos de la joven. A partir del lunes, se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de Ourense para responder en un juicio con jurado por el asesinato del varón. En su calificación provisional, la Fiscalía pide 18 años de cárcel.

La desaparición sin rastro de José en agosto resultó extraña para la familia de la víctima y las autoridades. La Guardia Civil comenzó a investigar y a armar sus sospechas sobre la mujer, la última persona con la que fue visto con vida. Todo se precipitó en diciembre de 2021.

Cristina R. V., que presenta problemas psiquiátricos, acudió el día 20 de ese mes a una consulta médica y confesó que se había encontrado al hombre muerto. Ella decidió descuartizar el cuerpo, quemarlo y enterrarlo. Fue detenida y unos días más tarde, durante el registro judicial en la propiedad de Rabiño, pidió hablar con la jueza y le confesó que ella había sido la autora del crimen. En el juicio que comienza la próxima semana tendrá la oportunidad de ratificar, ampliar o matizar esa declaración que prestó de inicio.

En persona, la joven y el varón tardaron poco en discutir. En solo tres días de convivencia hubo varios rifirrafes. Ella quería que el hombre se marchase de su casa, pero él estaba a gusto con la relación, hasta el punto de que llegó a rechazar el dinero que la joven quiso darle para que se costease el viaje de vuelta a Barcelona. José estaba enamorado.

La investigación cree que el plan criminal surgió ahí. Entre el 23 y 24 de agosto de 2021, la encausada suministró presuntamente a su amante una cantidad no determinada de un hipnótico y un antidepresivo. Vertió los medicamentos en una bebida. Los químicos adormecieron al varón, hasta el punto de dejarlo inconsciente. Según el escrito de acusación de la Fiscalía, ella presuntamente utilizó un almohadón y presionó con fuerza contra la cara del hombre. Murió por asfixia.

La vivienda de Rabiño donde ocurrió el crimen y donde se encontraron restos de la víctima.

La vivienda de Rabiño donde ocurrió el crimen y donde se encontraron restos de la víctima. / FDV

Hogueras, gasolina y un pie enterrado

Según sostiene el ministerio público, Cristina llevó el cadáver de José al jardín de su casa, donde hizo varias hogueras. En una de ellas arrojó el cuerpo. Utilizó gasolina como acelerante de la combustión, y fragmentando también el cadáver –supuestamente, con una pala–, lo redujo casi a cenizas, con excepción de los restos óseos que quedaron tras el fuego, y el pie izquierdo.

Una vecina llegó a llamarle la atención por el humo, sin poder imaginarse en aquel momento qué podía estar quemando Cristina. La joven enterró la extremidad en uno de los laterales de la casa. Introdujo restos en bolsas y los repartió por diversos puntos. La Fiscalía solicita que la encausada sea condenada a indemnizar a la hija del asesinado con 70.000 euros, y con 65.000 euros a la madre. Convivía con ambas en Cataluña.

Un perro especializado ayudó a la localización de los restos de la víctima.

Un perro especializado ayudó a la localización de los restos de la víctima. / FDV

El estado mental

La Fiscalía admite una “limitación moderada de la voluntad” de la asesina confesa, «en relación con la muerte de la que se le acusa, no así con la posterior manipulación y desaparición del cadáver», señala su escrito provisional. Durante la instrucción, la defensa solicitó en varias ocasiones el ingreso de la mujer en un psiquiátrico.

Una de las cuestiones determinantes a la hora del veredicto tiene que ver con el estado mental de la investigada. En el procedimiento constan informes del Instituto de Medicina Legal (Imelga) y de la psiquiatra consultora del centro penitenciario. Los dictámenes sobre la capacidad de la asesina confesa durante la comisión del crimen y en la posterior ocultación del cadáver son relevantes para que el jurado y el magistrado presidente determinen si cabe aplicar atenuantes o eximentes de la responsabilidad. La Fiscalía alude en su escrito a una atenuante analógica de alteración psíquica.

Trasladada a Pereiro

Desde diciembre de 2021, Cristina está en prisión provisional. En varias ocasiones intentó autolesionarse. En los últimos tiempos ha estado estable. El martes fue trasladada desde A Lama al centro penitenciario de Pereiro de Aguiar, donde permanecerá mientras se enfrenta al juicio. La Audiencia Provincial ha reservado la semana del 21 al 25 de octubre.

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