“A veces me preguntan si lo mío es arte social. Yo solo hablo de cosas que me preocupan, porque vivo en este mundo. Los artistas no vivimos en marte” , explica Tono Carbajo.

El prestigioso pintor, fotógrafo y creativo natural de Vigo vuelve –literalmente– a Galicia, tras 23 años afincando en Barcelona, con la muestra “Volta a casa”, que inauguró su periplo ayer en la sala Dodo Dadá de la rúa Liberdade de Ourense y en la que recopila trabajos de dos largas series creativas Casas de los deseos y Paisajes químicos. Dos visiones únicas que unen creatividad y compromiso, con un marchamo de indiscutible originalidad. Casa de los deseos tiene su hilo matriz en la propia página web del artista –tonocarbajo.net– en la que invita a internautas anónimos a ir dejando sus deseos, “no materiales como tener un Ferrari, ni universales como la paz del mundo”, puntualiza Tono, sino íntimos y personales, y ese deseo que le envía por escrito alguien al que él que nunca llega a conocer, lo convierte en algo táctil “pequeñas casas elaboradas con dinteles de puertas de pisos o casas cuyos habitantes sufrieron un desahucio. Cada una incorpora el deseo grabado en una placa y, cuando tengo varias, las voy liberando por el mundo”, señala, como quien libera versos. Están desde España a Edimburgo, uno de los países donde expuso el artista vigués y forjó su carrera.

Un formato y un modelo diferenciadores que nacen “de un trabajo sobre el territorio, entendido de forma emocional, casi como una psicomagia porque, al final, es como transformar un material de dolor, como son esos materiales de casas de desahucio, en algo que brinda esperanza y ayuda a la gente a reflexionar”, explica.

La otra serie que lleva desarrollando y que trajo a Ourense es Paisajes químicos, con una aún más enraizada visión y compromiso sobre el paisaje. Se inspira “en una expresión de la tribu hopi, que es koyaanisqatsi, que significa algo así como “la vida fuera del equilibrio” y que es esa forma de estar en el territorio tan poco sana que llevamos”, indica Carbajo.

“Trabajo en analógico y fotografío paisajes que pueden ser muy bellos en apariencia, como algún embalse gallego lleno de cianobacterias por abuso de fertilizantes, algo que es común en otros territorios, porque pensé que había a que hacer algo sobre esos paisajes químicos”.

Para Tono Carbajo, “el artista tiene que hacer visible también lo que no es idílico. A veces un paisaje es precioso, pero esconde algo que no se ve y que está amenazando su equilibrio”, advierte. El resultado final de la imagen fotográfica, se transforma, una vez filtrado por el alma del artista con óleo, espray, pintura acrílica, objetos en imagen simbólica. La de Carbajo es una Volta a casa cargada de originalidad y compromiso. Una obra ineludible para ser y estar. Para saber vivir sin perder el equilibrio.