“Está siendo un verano tranquilo, pero no hay que bajar la guardia”, dice un agente forestal de la provincia de Ourense. Y es que el mes de julio en la provincia ourensana está siendo más “anormal” de lo habitual, principalmente, por la meteorología.
Este verano que está viviendo Ourense es muy diferente al del año pasado. Primero, porque la temperatura máxima absoluta que se está registrando en comparación con el mismo mes del verano pasado es inferior, ya que no se registraron temperaturas superiores a 40º, según la Agencia Gallega de Meteorología (Meteogalicia).
Esto es un aliciente para el descanso de la actividad incendiaria, en una provincia donde en 20 años ya ardió más del 33% de su superficie. A estas alturas del año pasado ya habían ardido 20.000 hectáreas, con los incendios que se inició en Carballeda de Valdeorras (en el que ardieron 10.000 hectáreas) y en el de O Invernadoiro (donde se calcinaron más de 6.000).
Sin embargo, según los datos oficiales, de la Consellería de Medio Rural solamente ardieron tres hectáreas en este mes de julio en un incendio que se registró en Castro Caldelas, en el corazón de la Ribeira Sacra. Bien es cierto, que se contabilizaron más conatos en otros puntos de la provincia pero ninguno suficientemente grande como para contabilizar más hectáreas.
Menos calor, menos de 20.000 hectáreas ardidas, menos incendios y un 24% más de recursos hídricos en la cuenca Miño-Sil. La situación actual, publicada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el día de ayer, indica que la cuenca en la que está integrada la provincia tiene actualmente 2.052 hectómetros cúbicos, por los 1.572 que se registraban en el mismo periodo del año pasado. A pesar de ser un buen dato, con respecto a la media de los últimos diez años es un 3% inferior.
En relación al caudal de los ríos ourensanos, Todos presentan un nivel normal, excepto el río Sil a su pasado por O Barco que presenta un nivel bajo, según los datos de la Confederación Hidrográfica.
Previsiones
Uno de los municipios afectados durante el verano pasado por la sequía fue el concello de Baltar. El regidor del municipio, José Antonio Feijóo (PP), dice que “estamos en un plan observador, no sabemos como se nos va a plantear el año, pero ahora mismo tenemos menos sequía y más agua. El año pasado fue de extrema urgencia y tuvimos que recurrir al traslado mediante cisternas a diferentes pueblos y no fue fácil”. Y añade explicando que “se hicieron obras de emergencia, que creo que, humildemente lo gestionamos bien, hubo pueblos como Quintá que hicimos pozo de barrena. O Garabelos que estuviera en todos los medios de comunicación , donde se hizo una captación de emergencia en la Serra do Larouco y lo mismo hicimos en Tixós”. Y agradece la “receptividad del organismo autonómico y provincial, para ponerse a disposición de lo que hiciera falta”.
Sobre los incendios señala que “a ver si aguantamos, que parece que sí de momento. Solo llevamos el primer mes del verano. El fuego tiene ese efecto llamado, cuando se produce uno, después le siguen varios”.
Otro de los municipios afectados fue el de Ribadavia donde hubo cortes de agua durante el día y una captación desde el río Miño. César Fernández (PP), actual regidor, dice que “la situación a día de hoy es normal, de momento no hay problemas. Estamos vigilando de forma permanente la situación de la captación, para que, si fuera necesario, tomar alguna medida”.
Ambos regidores, conscientes de los problemas de la sequía, llaman a hacer un uso eficiente de los recursos hídricos. César Fernández señala que “hay que hacer un uso responsable para no desperdiciar un bien tan importante para todos”. Y por su parte, José Antonio alega que “todos sabemos la importancia del agua en nuestras vidas, hay que cuidar su uso y ser respetuosos para que tengamos suficiente”.