La unidad de COVID persistente de Ourense atendió a 1.400 pacientes y tiene a 400 a seguimiento

La falta de una prueba concluyente para el diagnóstico de esta patología, por ahora sin cura, dificulta lograr la incapacidad | La ciudad reúne en un congreso a un centenar de internistas

Acto de inauguración, ayer, del 39 Congreso de la Sociedade Galega de Medicina Interna. |   // F. CASANOVA

Acto de inauguración, ayer, del 39 Congreso de la Sociedade Galega de Medicina Interna. | // F. CASANOVA / J. Fraiz

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Los datos oficiales del Sergas dicen que más de 700.000 gallegos han tenido el COVID desde el inicio de la pandemia –casi 4.200 personas fallecieron–, más de 87.000 en la provincia de Ourense, de los 676 perdieron la vida. Superada la emergencia sanitaria, sin restricciones y con la obligatoriedad de la mascarilla limitada a los hospitales, centros sanitarios, farmacias y en las visitas a los geriátricos, el virus ha salido del foco. Salvo para quienes la infección, pese a que superaron su fase aguda, supuso un cambio en su vida.

El COVID persistente, una patología por ahora sin cura y que puede resultar incapacitante para quien la sufre, es objeto de estudio en las unidades especializadas pos-COVID creadas por el Sergas en abril de 2021. La del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) ha visto a unos 1.400 pacientes desde entonces. En la actualidad, hay unos 400 a seguimiento.

El pos-COVID es una de las materias que se abordan en el 39 Congreso de la Sociedade Galega de Medicina Interna, que se celebra en Ourense entre ayer y hoy. Por el momento no existe una prueba específica y concluyente para el diagnóstico del COVID persistente, lo que provoca que muchos afectados no reciban el reconocimiento de incapacidad permanente, pese a que su día a día sea muy difícil y no puedan retomar su actividad por la merma física y cognitiva.

Los pacientes de esta dolencia tienen en común que mantienen alguno o varios de los síntomas del COVID, al menos durante dos meses, y doce semanas después de haber pasado la infección aguda. En la unidad de Ourense hay enfermos que contrajeron el coronavirus en 2020 y sufren aún síntomas.

Entre estas manifestaciones persistentes se encuentran el cansancio o fatiga muscular, la disnea respiratoria al hacer esfuerzos, el dolor torácico, las palpitaciones, el dolor de cabeza, la falta de memoria, una dificultad para concentrarse –la denominada “niebla mental”–, dolores musculares o articulares, así como trastornos del aparato digestivo.

Los síntomas no siempre son de la misma intensidad y pueden cambiar con el tiempo. Los pacientes pueden pasar por etapas mejores y peores. El perfil de paciente principalmente afectado es el de una mujer de mediana edad que tuvo una infección que no fue grave y que carece de patologías previas.

En cuanto al origen de la enfermedad, “no se conoce la causa con certeza, pero sí hay varias hipótesis. Una de ellas es la persistencia de partículas del virus en algún reservorio –restos del genoma viral acantonados dentro de las células, lo que mantiene en un sobreestímulo de defensa al organismo–; otras hipótesis es una desregulación en el sistema inmune o bien fenómenos de autoinmunidad”, indica María Bustillo, jefa del servicio de Medicina Interna del CHUO.

En el congreso, la doctora imparte una conferencia sobre esta enfermedad y la experiencia asistencial en Ourense. Por ahora no existe un tratamiento eficaz, más allá de abordar los síntomas, además de poner el foco en el aspecto rehabilitador, el apoyo psicológico y la nutrición.

Encuentro de profesionales

Un centenar de especialistas en Medicina Interna del ámbito nacional hacen un repaso en Ourense, en el centro cultural Marcos Valcárcel, sobre las novedades en las principales patologías que atiende el servicio, además de compartir criterios sobre dolencias infecciosas como el COVID persistente, el VIH, la enfermedad de Chagas o las autoimnunes.

“El mayor desafío que tenemos por delante es la creación de programas de atención de enfermos crónicos complejos y pluripatológicos para mejorar el manejo integral de estos pacientes”, manifestó ayer, en el acto inaugural, Juan González Soler, el presidente de la Sociedade Galega de Medicina Interna.

El conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, recordó en el acto de ayer que “Medicina Interna fue clave durante la pandemia”, y que tanto este servicio como Atención Primaria “son el núcleo de asistencia para una población cada vez más en envejecida”. Además, destacó la importancia de la especialidad “para pacientes crónicos y complejos, así como la labor vital para la sostenibilidad del sistema sanitario”.

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