La bombera que abrió camino hace 23 años: “No estoy orgullosa de ser la primera”

Cristina Posada analiza cómo fueron sus inicios, la adaptación al parque ourensano, los avances tecnológicos y las situaciones “bonitas y felices”, pero también “otras muy duras”

Cristina, en la actualidad, con sus compañeros en el Parque de Bomberos de Ourense. |   // IÑAKI OSORIO

Cristina, en la actualidad, con sus compañeros en el Parque de Bomberos de Ourense. | // IÑAKI OSORIO / aixa r.carballo

Cristina Posada lleva veintitrés años ejerciendo como bombera en Ourense, aunque a día de hoy aún no sabe por qué eligió este trabajo. Primero estudió una formación profesional, pero cuando llegó el momento de decidir qué hacer con su vida, sintió que lo que estaba estudiando no le satisfacía y se planteó opositar. “Yo quería dedicarme a algo que implicase esfuerzo físico, movimiento y acción porque siempre me gustó el deporte y la aventura. Lo de estar sentada en una oficina no me llamaba la atención. Al principio pensé en ser policía o guardia civil, pero no daba la altura y no me veía utilizando armas”, explica.

La figura del bombero siempre había estado muy presente en su vida de forma indirecta, pues el padre de sus amigos del pueblo se dedicaba a ello, así que apostó por esta profesión. “La labor de los bomberos me gustaba más porque su misión es ayudar a los demás y en ese caso no había problemas de estatura”, añade. En su casa al principio les pareció extraño, pero como era lo que ella quería la apoyaron sin dudarlo. “Mi madre me dijo que estaba loca y mi padre quedó sorprendido. Aun así, fueron un gran impulso para mí. Desgraciadamente él no me pudo ver como bombera porque falleció antes y ella está muy orgullosa de mí”, recuerda con emoción.

23 años después de entrar en el parque, mira la foto de sus primeros días. “Cuánto tiempo hace”, exclama Cristina, que ve una imagen con seis compañeros y ella en el centro. Aquellas dudas del inicio, no las tiene a día de hoy. Ella está segura de que es la mejor decisión que pudo tomar y adora la labor que desempeña, hasta el punto de arrastrarla a cada sitio al que va.

Cristina Posada, hace 23 años, en una fotografía del archivo de FARO en Ourense. |   // IÑAKI OSORIO

Cristina Posada, hace 23 años, en una fotografía del archivo de FARO en Ourense. | // IÑAKI OSORIO / aixa r.carballo

“Siempre estoy pendiente, si entro en un local miro si hay extintores, ventanas o salidas de emergencia. Y en casa aplico algunas normas como dejar las puertas de las habitaciones cerradas cuando nos vamos para evitar que se propague el fuego en caso de incendio”, confiesa entre risas. Y con respecto a lo que menos le gusta, no tiene dudas, los finales tristes son su debilidad: “Hay situaciones muy bonitas y felices porque todo sale bien, pero otras son muy duras y el sufrimiento ajeno no me gusta nada. Yo siempre digo que lo ideal es que los bomberos estén en el parque porque eso significa que la ciudad está en orden. Como profesional me encanta mi trabajo, pero reconozco que cuando se demanda nuestra presencia es por algo que perjudica a alguien”.

Primera bombera de Ourense

Ser bombera también la convirtió en pionera, pues cuando ella aprobó no había ninguna mujer en Galicia que se dedicase a esta profesión. Por eso, reconoce que el comienzo no fue fácil: ”Cuando llegué al Parque de Bomberos fui una novedad, ellos estaban acostumbrados a estar solo hombres y el cambio fue para todos radical. Yo estaba delicada emocionalmente porque acababa de morir mi padre y ellos se planteaban como me tenían que tratar, entonces hubo algún roce. Algunos compañeros tenían estereotipos y me dijeron abiertamente que yo no pintaba nada allí, otros me trataron igual que a los demás compañeros novatos”. Ahora, reconoce que la mentalidad de los hombres ha ido cambiando, aunque quede mucho por avanzar.

Una de las cosas en las que no hay progreso es en la mayor presencia femenina en los cuerpos. Los datos no cambiaron mucho desde que ella empezó, ya que en toda la Comunidad Autónoma solo hay otras dos bomberas más, una trabaja también en Ourense y la otra en A Coruña. “Los bomberos existen desde tiempos romanos y la incorporación de la mujer en ellos es muy tardía. Yo fui la primera aquí hace veintitrés y no me siento orgullosa porque prefería que ya hubiese más. De lo que si me siento muy orgullosa es de ser bombera”, lamenta Cristina. Lo que sí reconoce que ha evolucionado notablemente es la profesión en sí.

“A nivel tecnológico hubo muchos avances, también en las técnicas de intervención, en las herramientas que utilizamos porque son más ligeras y ergonómicas y en la propia ropa, que ahora es más ligera. Yo noto que antes era fundamental la fuerza bruta y a día de hoy ya no. Esto está en constante evolución y de aquí a unos años aparecerán cosas nuevas que van a facilitar aún más nuestro trabajo”, concluye.

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