El “desplante” a la Corporación cerró la Semana Santa religiosa

Procesiones, misas y actos fueron multitudinarios EEl obispo Leonardo Lemos ofició la misa de Domingo de Resurrección

El obispo Leonardo Lemos, instantes antes del tradicional “desplante”. |   // F. CASANOVA

El obispo Leonardo Lemos, instantes antes del tradicional “desplante”. | // F. CASANOVA / A.g.T.

La Semana Santa religiosa se cerró en el día de ayer con la tradicional procesión de la patrona de Ourense, la Virgen de Santa María Nai, desde su iglesia hasta la Catedral a primera hora de la mañana para después deshacer el camino y volver a su iglesia. El Domingo de Resurrección sirvió para despedir una semana santa donde las imágenes ya eran sin mascarilla, aunque algunos prefieren llevarlas en eventos multitudinarios, y con fieles y turistas en todos los puntos de los recorridos de los pasos o de las procesiones. La jornada de ayer transcurrió con normalidad bajo temperaturas agradables y una comitiva de políticos, representantes religiosos y civiles que recorrieron las calles de Juan de Austria, la Plaza de Santa Eufemia, Lamas Carvajal para terminar en la Plaza Mayor a la altura de la iglesia de Santa María Nai. Allí la Corporación esperaba en el inicio de las escaleras, mientras el obispo las subía para ejecutar el tradicional “desplante”. Este se gestó hace años cuando los gobernantes de la ciudad de Ourense se negaron, cuentan los que saben, a socorrer con fondos económicos a la Diócesis de Ourense para renovar las escaleras de la iglesia Santa María Nai. Por aquel entonces, la Iglesia impidió a los gobernantes subir por las escalinatas y desde entonces se continúa con el gesto en el Domingo de Resurrección.

La procesión recorriendo la Plaza Mayor de Ourense. |   // F. CASANOVA

La procesión recorriendo la Plaza Mayor de Ourense. | // F. CASANOVA / A.g.T.

Hablar del domingo en la Semana Santa es hacerlo de la Pascua y de las pastelerías. Un día grande para el sector donde se repartieron y se recogieron por encargo diferentes productos para endulzar el fin de una semana que dejó entrever que la pandemia ya está olvidada en la vida social y también en las liturgias religiosas.

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