La memoria particular que hace patria

El novelista y articulista José María Pérez Álvarez, Chesi, publica un libro con historias e impresiones de la ciudad de Ourense

El escritor José María Pérez Álvarez 'Chesi', en el casco histórico.

El escritor José María Pérez Álvarez 'Chesi', en el casco histórico. / INAKI OSORIO

Edith Filgueira

“La plaza del Trigo es una coreografía sabiamente delimitada por casas de pétrea hermosura, arcadas sentimentales o de acogida y parece el acceso natural a la catedral, como si hubiese sido diseñada sin otro fin que el de avanzar hacia el Pórtico del Paraíso, hacia la capilla del Santo Cristo, hacia el silencioso recogimiento catedralicio en el que a veces se derrama el sonido de un órgano que establece la permanencia de siglos, de cierta beatitud, de algo parecido a la suspensión en el tiempo”, recogía el escritor ourensano José María Pérez Álvarez, Chesi’, en uno de los artículos publicados en este periódico a lo largo de 2019.

En un libro editado recientemente por la Diputación –en el que colaboró aportando imágenes el fotógrafo de este periódico Iñaki Osorio– reúne ahora todos los textos que versan sobre espacios emblemáticos de la ciudad de As Burgas. Textos de los que emergen sabores, olores, literatura, cine e historia de la capital que no pretenden “ser homenaje a esta ciudad ni ajuste de cuentas”. Textos que solo persiguen convertirse en el rastro de los “incontables paseos” con los que el escritor disfrutó, según señala en el prólogo el propio autor.

La plaza San Marcial es uno de los lugares estratégicos en la vida cultural ourensana.   | // IÑAKI OSORIO

La plaza San Marcial es uno de los lugares estratégicos en la vida cultural ourensana. | // IÑAKI OSORIO / Edith Filgueira

Otro de los espacios que invita a redescubrir al lector es el céntrico Parque San Lázaro. “A mediados del siglo pasado, una parte de la burguesía decidió instalarse en este arrabal y allí crecimos alegremente los pijos del parque entre la Torre, la iglesia de San Francisco, la pastelería Ramos, el hotel Parque, la delegación de sindicatos y el Gobierno Civil (hoy Subdelegación del Gobierno) desde cuyo balcón Francisco Franco Bahamonde, ese hombre, uniformado de blanco impoluto como si fuera a recibir la primera comunión de manos del imponente obispo Temiño, flanqueado por conmilitones con chaquetas de níveo Ariel y camisas azules estrepitosas, saludaba al público enfervorecido subiendo y bajando el brazo incorrupto que el otro ya empezaba a temblar, como si botase una pelota verde Gorila de las que venían en los zapatos de Zapatería Celestino, al lado de las galerías Tobaris que olían a calamares fritos, mientras la multitud se desgañitaba vociferando Franco, Franco, Franco. Por desgracia aún perduran ecos de aquellos gritos vehementes”, escribe en otro de los viajes en el tiempo que escribió el autor.

Lugares comunes a todos

Titulado ‘La última patria’, habla de lugares comunes a todos: el paso de la infancia a la adolescencia, la búsqueda secreta de efugios escuchando el rumor del agua en algún lugar de la ciudad de los manantiales y los puentes o la literatura de escritores ourensanos que se confunden con el recuerdo colectivo. Porque como el propio autor comenta en el prólogo: “Todas las inexactitudes que el libro contenga provienen de una memoria que, felizmente, no siempre nos es fiel”.

La plaza del Hierro es uno de los lugares con los que el lector se encuentra en el libro.   | // IÑAKI OSORIO

La Praza do Ferro es uno de los lugares con los que el lector se encuentra en el libro. | // IÑAKI OSORIO / Edith Filgueira

En este sentido, añade que no suele tomar notas ni apuntar ideas –salvo que se encuentre inmerso en la creación de una novela– y que todo brota del poso que dejan en el las caminatas. Además, no pretende, bajo ningún concepto, ejercer de historiador o crítico de nada, según aclara. Solo compartir las impresiones que en su interior guarda de la ciudad.

“No deja de ser una visión personal de esos lugares que yo muchas veces recorro. Pero creo que puede resultar interesante también para los propios ourensanos”, contesta cuando es preguntado por si podría servir también a modo de guía a los visitantes.

Los callejones de Canella Cega y el Olvido, las plazas de San Marcial y do Ferro, la calle Lamas Carvajal, el parque Lonia o las plazas de la Victoria y San Martiño son algunos de los espacios literaturizados por su pluma. “Un poco nacieron las columnas con la intención de que estos rincones perdurasen en la palabra. Puede que la palabra sea uno de los elementos que mejor resisten el paso del tiempo”, finaliza el escritor, nacido en O Barco de Valdeorras en 1952.

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