“Todos los que nos dedicamos a esto nos conocemos muy bien entre nosotros. Estamos acostumbrados a trabajar en equipo. Sin embargo, nos dimos cuenta de que teníamos unos compañeros, imprescindibles en su labor, de los que apenas sabíamos cosas”, dijo Manuel Ogando, secretario de la Asociación Profesional de Axentes Forestais e Medioambientais de Galicia (Aprafoga). “Los pilotos de los aviones son esas personas que van por el aire y se asemejan a los ángeles para los que estamos en tierra. Con cada movimiento suyo están arriesgando su vida para proteger la nuestra y el patrimonio natural de todos. Más de una vez nos salvan de acabar rodeados de fuego”, incidió.

Sus palabras fueron las primeras de un acto homenaje lleno de emoción al que asistieron los familiares de los tres últimos pilotos de aeronaves de extinción de incendios fallecidos en territorio gallego. Un justo y sentido acto de recuerdo en memoria de Jorge Manuel Santana (Portugal) y Maximiliano Plaza (Salamanca), muertos en el verano de 2020 a consecuencia de un accidente en el hidroavión que pilotaban en las tareas de extinción de un incendio en la sierra del Xurés, y de Santiago Durán (Sevilla), finado en 2022 al caer el avión de carga que tripulaba en la zona de Pena Trevinca.

Escultura que homenajea a todos los profesionales de la extinción de incendios. FERNANDO CASANOVA

La alcaldesa del municipio de Lobios, en el que tuvo lugar el encuentro, destacó la entrega y el valor de todos los que ponen en riesgo su integridad física para salvaguardar el bien común. “Sirva este homenaje para reconocer a todos aquellos que caen en el olvido, una vez se apagan las llamas, y ayudan a preservar parajes como este en el que nos encontramos”, señaló.

El presidente de Aprafoga, Félix Pérez de la Fuente, expresó que en las largas jornadas de trabajo luchando contra incendios los pilotos les aportan una visión desde el arriba que los brigadistas y agentes forestales no podrían tener sin ellos. “Y bendito ruido que se escucha en el aire cuando llegáis y hacéis las descargas de agua en el momento oportuno”, afirmó ante los profesionales, algunos compañeros de los fallecidos, que allí se congregaron. “Muchas gracias a todos los que sois capaces de formar un tándem casi perfecto que, la mayoría de las veces, se vuelve fundamental para acabar con los fuegos”, expuso.

La ceremonia tuvo una triple vertiente: una ofrenda floral; el descubrimiento de una placa con los nombres de Jorge, Maximiliano y Santiago; y la colocación de una escultura repleta de simbolismo del artista Antonio Monteiro –discípulo del escultor Xaime Quessada– que también acudió al homenaje. Dicha pieza representa la figura de un avión haciendo una descarga de agua y personal en tierra intentando apagar las llamas.

Profesionales de la extinción de incendios acompañaron a los familiares de los fallecidos en el acto homenaje. FERNANDO CASANOVA

Manuel Rodríguez, director xeral de Defensa do Monte, también dedicó unas palabras a los familiares de los finados y recordó los nombres de otros muchos que perdieron la vida entregándose en la defensa de Galicia. “Nadie está muerto del todo mientras alguien lo recuerda y es nuestra deuda para con ellos tenerlos siempre presentes”, sostuvo ante los familiares que después realizaron la ofrenda floral y destaparon la placa.

Un centenar de profesionales de la extinción de incendios –españoles y portugueses– rodearon a los familiares de los fallecidos en servicio mientras sonaba el himno gallego interpretado por un gaitero.

“Estamos hablando de personas que trabajan y trabajaron para el bien de la Humanidad. Que anteponen el bien común al suyo propio individual. Una especie de soldados de paz que luchan por la protección de vidas ajenas”, puntualizó Augusto Marinho, presidente de la Câmara Municipal de Ponte da Barca, en representación del país luso. “Las catástrofes ambientales que sufrimos no entienden de fronteras y las Administraciones debemos contribuir para que estos profesionales puedan realizar su labor en las mejores condiciones posibles”, añadió.

También asistió al homenaje Emilio González, subdelegado del Gobierno en Ourense, para transmitir sus condolencias a los familiares y pedir mayor concienciación para proteger “nuestro patrimonio natural entre todos”.

“A los que pilotan los aviones no los ve nadie, pero también han salvado muchas vidas”

“Es cierto que estos actos así nos recuerdan cosas a los familiares que no son agradables. Pero también es importante sentir el cariño y el recuerdo que los demás tienen de nuestros hijos”, explicó Maximiliano Plaza, padre de uno de los pilotos fallecidos.

En este sentido, destacó la enorme vocación, por el riesgo que lleva aparejada consigo, la profesión de todos los que se dedican a la extinción de incendios. Desde el ingeniero, o el agente que coordina el equipo, hasta el último brigadista que se cerciora de que todas las lapas han quedado sofocadas adecuadamente. “Trabajan, no nos olvidemos, bajo inclemencias meteorológicas o en situaciones que dificultan tremendamente su labor. En el caso de mi hijo, el viento o el humo iban en su contra muchas veces. Es verdad lo que se ha dicho en el acto de que parece que los que pilotan los aviones son seres que no ve nadie porque no están en tierra. Pero también han salvado muchas vidas gracias a su buena destreza”, afirmó.

Visiblemente emocionado, incidió en la necesidad de un cambio social para que la lacra de los incendios provocados pare. “Debemos hacer ver a la gente irresponsable que genera incendios, sin mirar a quién hacen daño, que las consecuencias son terribles para los que van por el aire, como mi hijo, y para los que andan en tierra también. Si esa gente tuviera un poquito de corazón no sería capaz de hacer esas cosas por lo que perjudica a las personas y al medio ambiente”, terminó sin poder contener las lágrimas.

Todos los agentes de España que participaron en el acto de recuerdo. FDV