El Barbaña, “biológicamente muerto”, tras 30 años de vertidos de industrias sin depurar

Según la Plataforma Ríos Limpos es “un ecocidio” del que son culpables la administraciones por inacción y las empresas que derivan residuos contaminantes | La EDAR de San Cibrao no es apta para tratar residuos químicos

Estado de las riberas del Barbaña, al lado de la antigua  casa de Baños, lugar donde nació el Ourense Termal.   | // IÑAKI OSORIO

Estado de las riberas del Barbaña, al lado de la antigua casa de Baños, lugar donde nació el Ourense Termal. | // IÑAKI OSORIO / M.j.A.

M. José Álvarez

Más de seis tipos de vertidos altamente tóxicos, un ph del agua del cauce fluvial que lo inutiliza para el baño y para la vida, un incumplimiento generalizado de las legislaciones ambientales estatales y del ámbito europeo por parte de administraciones públicas y de las industrias de cuatro polígonos (uno con más de 300 empresas) que rodean la ciudad han convertido el tramo de río Barbaña entre el Polígono de San Cibrao das Viñas y la ciudad de Ourense “en un cauce biológicamente muerto”. Y es que algunas industrias envían sus residuos sin depurar previamente a la Estación de Aguas Residuales (EDAR) de San Cibrao das Viñas, una planta válida solo para tratar aguas residuales, no industriales contaminadas, y que van directamente y tal cual, al Barbaña.

Estación depuradora de San Cibrao das Viñas, que recibe aguas industriales contaminadas que no puede tratar.  | / IÑAKI OSORIO

Estación depuradora de San Cibrao das Viñas, que recibe aguas industriales contaminadas que no puede tratar. | / IÑAKI OSORIO / M.j.A.

Así lo afirma la Plataforma Ciudadana Ríos Limpos, y lo subrayan los informes de los técnicos tras las diferentes investigaciones que se producen después de los vertidos con consecuencias más devastadoras. Es el fruto de más de 30 años de vertidos en la EDAR de San Cibrao, que aumentó en este tiempo la llegada de vertidos tóxicos, sin tratar previamente, de las empresas de los polígonos de San Cibrao, Pereiro, Polígono Barreiros y parte del concello de Pereiro.

Vista  del vertido de 2009 al río  Barbaña, juzgado por la vía penal tras la muerte de más de 17.000 peces.   | //  IÑAKI OSORIO

Vista del vertido de 2009 al río Barbaña, juzgado por la vía penal tras la muerte de más de 17.000 peces. | // IÑAKI OSORIO / M.j.A.

El resultado es un “ecocidio”, afirma Xosé Santos, de Ríos Limpos, y la culpabilidad es compartida, puntualiza, por el incumplimiento de la legislación vigente por parte de las administraciones y de las empresas que generan residuos contaminantes sin recurrir a sistemas propios de tratamiento y que se conectan y pagan sus tasas a una EDAR casi doméstica en San Cibrao, que luego los vierte al Barbaña.

Ácidos, aceites, chapapote

Ahora mismo, según Ríos Limpos, “en el cauce fluvial del Barbaña sigue habiendo todo tipo de vertidos. “Aguas fecales sin depurar, ácido clohorhídrico, chapapote, aceites, detergentes, metales pesados, aguas procedentes de industrias o ácido sulfúrico”, indica el experto de Ríos Limpos.

El ataque más brutal que produjo la muerte de más de 17.000 peces y acabó en el juzgado por la vía penal como delito medioambiental se producía en 2009, a causa de unos vertidos con elevadísimas concentraciones de ácido y de metales pasados, como el cobre o el zinc, “trámite que acabó sin las consecuencias penales previstas y con un resultado impensable”, indica Ríos Limpos. Y es que la investigación no se centró en las empresas que contaminan ni se sancionó a los culpables de enviar residuos tóxicos a la EDAR de San Cibrao, no habilitada para ello.

Un último fallo del Tribunal Supremo, emitido la pasada semana, vuelve a repetir algo que para la Plataforma Ríos Limpos, vuelve a ser un desvío del problema pues la Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo confirma el acuerdo del Consejo de Ministros de 28 de septiembre de 2021 por el que se impuso al Ayuntamiento de San Cibrao Das Viñas una multa de 1 millón de euros y una indemnización de 184.745 euros por daños y perjuicios ocasionados al dominio público hidráulico, por vertidos de aguas contaminantes al río Barbaña, a su paso por ese municipio.

Es decir, que tras las investigaciones realizadas en 2018 y 2019 en las que se detectó ese continuo índice de toxicidad del cauce del Barbaña, el único responsable es el Concello de San Cibrao das Viñas, que asumió una labor de depuración de un número creciente de empresas y vecinos a lo largo de los años, sin asumir cambios en su depuradora.

El que contamina paga

“De nuevo son los vecinos y un ayuntamiento los que tendrán que pagar esa costosa multa”, lamenta Xosé Santos. Pone como ejemplo el caso ocurrido con el río Ebro, con 910 kilómetros de largo frente a los 21 que tiene el Barbaña y decenas de empresas y millones de habitasen en su cauce. Se produjo un vertido en el que murieron 4.000 peces, pero en aquel caso “pusieron en práctica la legislación medioambiental y la máxima de quien contamina paga y restaura, y tras dar con las empresas que contaminaban el Ebro, las sancionaron. Problema solucionado”, advierte Santos.

Aportando soluciones

Consideran que los primeros responsables son esas empresas, que deben de ocuparse directamente contratando los servicios de firmas gestoras en la recogida y tratamiento de los residuos, que saben no pueden ser tratados en la EDAR de San Cibrao y van directamente al río. Quedaron impunes pese a que, según Santos, sus actuaciones afectan a la vida y a la salud de todos.

Según este miembro de Ríos Limpos, varios colectivos aconsejaron tras aquellas masacres ambientales de 2009 “que Xunta de Galicia, Concellos Confederación Hidrográfica y las empresas tenían que colaborar para hacer un tratamiento integral de la aguas”, indica Ríos Limpos.

Aún es posible actuar

De hecho, si en ciudades con aguas hiper contaminadas como la ría de Bilbao fue posible recuperar el equilibro ecológico, pese a ser una zona altamente industrializada, al contrario que Ourense, recuperar el Barbaña aún es posible a través de ese consorcio de todas las entidades y firmas implicadas, señala el miembro de Ríos Limpos. Los mecanismos están en marcha en otras ciudades españolas desarrolladas. Ourense, la ciudad que aspira a ser capital termal de Galicia, solo tiene que mirarse en aquellos ejemplos.

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