Los felos recorrieron las parroquias de Maceda para hacer sonar el entroido

Por la noche también tuvo lugar la tradicional bajada de la Marela, desde lo alto de O Toural, rodeada de fuego y fauna

Emplean el bastón para imponer respeto.   // BRAIS LORENZO

Emplean el bastón para imponer respeto. // BRAIS LORENZO / E. Filgueira

E. Filgueira

El ritual volvió a cumplirse ayer en Maceda: calcetines de lana blancos, medias negras, renglones de pompones de distintos colores, flecos claros alrededor de la cintura, rabo de zorro en lo alto de la careta, collares varios y bastón como arma intimidatoria. Estas son algunas de sus peculiaridades iconográficas, así como los animales o aves rapaces de la Serra de San Mamede que llevan pintados en lo alto de las caretas –no vale cualquier flora o fauna–. En la cintura, varias chocas ruidosas que anuncian su llegada, a varios metros de distancia, en lo silencioso de un rural que estos días revive.

Salieron alrededor de las 10.00 horas de la Praza das Toldas y estuvieron recorriendo Castro de Escuadro, Pías, Santirso, Celeirón, Xinzo da Costa y Maceda por la mañana. Y prácticamente sin descanso –pese a lo pesado del traje– por la tarde continuaron su visita por Barxela, Vilar, Carguizoi, Tioira y regresaron a Maceda a última hora.

El tiempo soleado, con altas temperaturas y sin lluvias, hizo que muchos se animasen a salir al encuentro de una de las figuras más ancestrales del entroido ourensano.

Un felo acercándose a saludar a una señora de las parroquias que recorrieron. |   // BRAIS LORENZO

Un felo acercándose a saludar a una señora de las parroquias que recorrieron. | // BRAIS LORENZO / E. Filgueira

A Marela volvió a bajar

Ya por la noche le llegó el turno a la Marela que descendió, impetuosa, desde lo alto de O Toural y rodeada de fuego, pieles, ramas de árboles y máscaras con cuernos y pelaje propios de diferente fauna.

Verlos recorrer prado y asfalto hace entender mejor su negativa a participar en el desfile que el alcalde de Ourense programó para el viernes a la tarde. Y es que, transitando por la capital, se descontextualiza parte de su esencia y se “adultera la razón de ser de estas figuras del entroido rural”, como ellos mismos protestaron al rechazar la invitación.

Hoy, de nuevo, volverán a recorrer las mismas parroquias –por la mañana y por la tarde– para los que ayer se quedaron sin oportunidad de mover las caderas al son de sus chocas.