Fe y devoción no comulgan con colgar los hábitos
La Diócesis de Ourense cuenta con 220 sacerdotes, de los que seis siguen teniendo responsabilidades pasados los 90 años

Ordenación de dos nuevos sacerdotes y un diácono. | // F. CASANOVA / A. ferradas
A. ferradas
La jubilación no es una condición que se aplica a todas las profesiones, y menos cuando se trata de ciertas vocaciones. De eso saben mucho los curas que llevan su sotana con mucha dignidad y entrega hasta pasados incluso los 90 años. Actualmente en la Diócesis de Ourense solo hay entorno a 220 sacerdotes de los que están en activo 180 y de éstos unos seis nonagenarios aún tienen responsabilidades.
“Los curas no nos jubilamos al igual que un casado no se jubila”, observa Francisco Perna, bicario de pastoral de la Diócesis de Ourense. Explica que lo que sería la supuesta jubilación de este gremio consiste en dejar de tener responsabilidades activas, por ejemplo, “dejar de ser responsable de una parroquia, no ser párroco, pero puede seguir celebrando misa igual mientras pueda”.
Actualmente curas eméritos hay entorno a 60, “que no tienen ninguna responsabilidad pastoral, algunos cuentas con salud y disponibilidad y colaboran con otros compañeros de forma esporádica o algunos de forma más regular, pero sin compromiso ninguno”. Apunta que sí existe déficit de sacerdotes en todo los concellos de la provincia pero muy especialmente en parroquias de Castro Caldelas, A Gudiña, las que más, y también hay un sacerdote que lleva 20 parroquias repartidas entre los ayuntamientos de San Cristovo de Cea, Piñor de Cea, y alguna de O Carballiño. Con menos de 30 años hay cuatro sacerdotes, y en el último año se ordenaron dos. Este año hay un diácono que podría ordenarse. La previsión es que salga uno por lo menos. Extranjeros ordenados en sus países y que vinieran a esta Diócesis unos tres, y pero también hay otros extranjeros que se ordenaron en el Seminario de Ourense. . Mayores de 90 años son seis, con una o dos parroquias, y mayores de 80 entre 15 o 20.
La falta de sacerdotes es acuciante, “un problema de fe, de todas las comunidades cristianas que no son capaces de generar entusiasmo y la ilusión por acceder a la vocación sacerdotal, y también un problema de la sociedad en que los valores que se difunden no benefician la vida de un sacerdote, pero la iglesia ha sobrevivido a crisis aún mayores que éstas”, y asegura que esta situación “es también una gracia de Dios para que los laicos asuman más responsabilidad dentro de la vida de la iglesia”. Apunta que toda parroquia necesita de un párroco que la guié, la presida, y la orienta pero necesita un equipo de laicos que colaboren con él.
Asegura que en Ourense “no nos podemos quejar mucho. Tenemos todavía un grupo de clero joven muy importante, menores de 60 años hay unos 75 sacerdotes, y todos los años se ordena uno o dos, o más, no estamos tan mal pero las parroquias siguen siendo las mismas y nosotros somos menos”.
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