Las amistades más cercanas no se lo quisieron perder. Tampoco los comerciantes con los que ha vivido durante tantos años. Ellos y ellas esperaban el momento oportuno para darle una fiesta como se merecen, de esas que ruborizan, pero que alegran la vida.
Fernando Carvajal, de Camisería Carvajal, vio como el Entroido llegaba sin ser los días grandes en forma de cuernos de diablo y de tricornio. El motivo: su prejubilación. “Fue una encerrona totalmente, no me esperaba nada. No me gustan mucho las fiestas, soy una persona tranquila”, dijo Fernando ayer por la tarde mientras preparaba todo para cerrar hoy al mediodía.
44 años después de heredar una andadura emprendedora que inició su padre, dice adiós, pero con muchas cosas pendientes que hacer. “Es algo raro, la gente te dice que no cerremos no cerremos, pero es lo que nos toca”, dice aludiendo a la coyuntura económica y a la situación del comercio local. “La prejubilación ya la tenía meditada antes de la pandemia, pero la pandemia nos remató y era una decisión que tenía que tomar”. La Camisería Carvajal tendrá nuevos dueños a partir de hoy al mediodía. Dispondrán todo a su gusto, para abrir el próximo 1 de marzo. Mientras tanto Fernando enfatiza en la falta de relevo generacional en el comercio local y confiesa que “creo que, en muy poco, solo quedará las marcas y lo más barato, el término medio se está perdiendo”.