La acera vallada desde 2018 en el Puente Romano será demolida y se instalará una pasarela metálica
Ante el “deficiente” e inseguro estado actual, la nueva estructura, que dejará un hueco con el puente, dará acceso a la viviendas y la farmacia | Se recuperará y restaurará el estribo derecho y se ampliará el pretil hasta su ubicación original
En el umbral de la Ponte Vella, el primer paso construido sobre el río Miño, un monumento histórico-artístico cuyo origen se remonta a la época romana, un icono de Ourense –aparece en el escudo de la ciudad– por el que discurre el Camino Mozárabe-Vía de la Plata a Santiago de Compostela, hay una acera que permanece vallada desde el verano de 2018 por razones de seguridad, debido al riesgo de derrumbe por los problemas estructurales que presenta el forjado.
La nueva solución para este lugar, que da acceso a un edificio de viviendas y a una farmacia –hay otro local vacío actualmente–, está prevista entre las actuaciones en la Avenida das Caldas que, en el verano de 2023, supondrán el inicio de las obras de la senda peatonal proyectada por la Xunta para mejorar la movilidad de los peatones y los ciclistas entre el norte y el sur de la ciudad.
La intervención prevé demoler la acera existente y construir una estructura metálica a modo de pasarela para dar servicio al inmueble y los locales. Habrá un hueco entre esta estructura, a la que se accederá desde la acera del final de As Caldas que no se vea afectada por la demolición, y el puente.
Según anunció la semana pasada la Consellería de Infraestruturas, antes del verano de 2023 comenzará, en la Avenida das Caldas, la ejecución de un eje de movilidad sostenible de 5,1 kilómetros, que requerirá una inversión de 8,4 millones de euros. A finales de enero se licitarán las obras de humanización de un trecho de 600 metros desde la estación intermodal. Con una inversión de 1,5 millones se habilitará un itinerario peatonal y ciclista.
El segundo proyecto, de 3,5 kilómetros por la senda del Barbaña –se mejorará la conectividad del paseo fluvial existente– costará 4,2 millones de euros. Se creará un eje desde el pabellón de los Remedios hasta Expourense. Un tercer proyecto dotará una senda de acceso al CHUO, con un itinerario de 1 kilómetro de longitud y un presupuesto de 1,7 millones de euros.
En esta intervención en tres subtramos hasta un total de 5,1 kilómetros, la zona en la que existe una mayor afección sobre el patrimonio cultural está en el final de As Caldas, en la acera del margen derecho de la entrada a la Ponte Vella.
Según la documentación sobre el proyecto, la configuración de la acera actual obedece a la necesidad de dar acceso al inmueble, cuyo retranqueo respecto a la ribera del Miño es menor que el de las edificaciones situadas aguas arriba del puente (en la parte izquierda, si uno mira desde el final de As Caldas).
“Esta circunstancia ha derivado en una mayor área de acera, y muy probablemente en la imposibilidad de dotar a este margen con escalinata de acceso al río”, recoge el proyecto, redactado por expertos en ingeniería.
En la actualidad, un forjado salva la luz existente entre las edificaciones y el estribo del puente, “generándose un espacio residual entre el plano delimitado por el forjado y la caída en pendiente del terreno”. Dicho espacio fue tapiado en su momento, llegando a estar ocupado irregularmente para su uso. Contaba incluso con divisiones interiores y diversas plataformas para que tuviera cierta funcionalidad.
“Pésimo estado de conservación”
El proyecto señala que el aspecto exterior de la acera y de la envolvente al Parque do Ribeiriño “presentan un estado de conservación pésimo”. Bajo el forjado, que fue utilizado como soporte, hay un entramado de redes de servicios urbanos “que se han ido disponiendo a lo largo del tiempo sin previsión alguna” .
El documento de la Xunta constata que “el deficiente estado de conservación del forjado, así como de las diferentes redes urbanas que discurren bajo el mismo, hacen que no sea posible su uso en condiciones de seguridad, y aconseja acometer los trabajos de rehabilitación y sustitución”.
El vallado, que ahí permanece desde mediados de 2018 busca evitar cualquier ocupación de la acera. Además, bajo el forjado, en el espacio residual, se llevó a cabo un “denso” apuntalamiento.
“Con objeto de dar solución a la problemática” –dice el proyecto que ejecutará la Xunta para dotar la senda peatonal–, se adoptará una solución para consolidar la acera situada en el margen derecho del estribo norte de la Ponte Vella.
¿En qué consistirá la intervención?
En concreto, se realizarán los siguientes trabajos, según la documentación: demolición y retirada de la estructura existente; movimiento de tierras necesario para la ejecución de las cimentaciones para la estructura para el paso peatonal; “se diseñará una estructura metálica que independice el acceso a los portales y negocios existentes; y, además, “se realizará una recuperación y restauración del estribo derecho, y se ampliará el pretil hasta su ubicación original”.
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