La Confederación Intersindical Galega, CIG, volvió a tomar en la mañana de ayer las calles de O Carballiño en una nueva movilización en favor de las empleadas del asilo de la localidad, en contra del “acoso laboral” que aseguran vivir, y también en reproche por el despido de una de las trabajadoras que fue señalado como improcedente en los tribunales, pero la gerencia optó por la indemnización y no por la reincorporación.

“Están asomando la patita, esto tiene tufillo de especulación”, manifestó el representante comarcal del sindiato, Anxo Pérez Carballo, que considera que “puede que nos estemos viendo en una situación en la que la que el centro deje de ser de la Fundación Irmáns Prieto y pase a ser de la Fundación de cierto santo”, se aventuró a opinar, poniendo de relieve que el conflicto laboral se enmarca en el cambio de gestión del asilo y alentando a la “ciudadanía a evitarlo”.

Por ello, salieron desde el asilo y se desplazaron hasta las puertas del concello donde gritaron consignas responsabilizando al regidor municipal, Francisco Fumega, como parte del patronato de la fundación, junto al obispo de Ourense y el arcipreste mientras sostenían pancartas reclamando que “os coidados non son un negocio”.