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La profesora que interrumpió sus clases para ayudar en un orfanato de Camerún

María Jesús Fernández, maestra de Religión, pidió una excedencia en la pandemia para ir a misiones: “Aprendí que tenemos que defender mucho más nuestros derechos y libertades”

María Jesús Fernández Conde, en los jardines del Obispado en Ourense. | // IÑAKI OSORIO

María Jesús Fernández Conde es profesora de Religión en el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Irmáns Villar de la ciudad de Ourense, y durante seis meses también ejerció como misionera de la diócesis de Ourense en Camerún. La profesora solicitó una excedencia en plena pandemia, en el 2020, y a finales de ese mismo año ya tenía el visado con el que emprender un viaje de aprendizaje, trabajo y entrega.

“La realidad de Camerún es un poco lo que podemos ver en las imágenes, pero la mejor imagen, la imagen en 3D, es la experiencia con las misioneras que pierden un poco sus vidas para dar vida a los demás”, resume Conde. No quiere calificarse como una misionera, “porque ese título me queda grande, implica un trabajo de vida, de años”, dice. “Yo solo fui como cooperadora internacional gracias a la delegación”, añade.

Con todo, fue suficiente para que asegure que la experiencia la “marcó”. Primero, “descubriendo algo que realmente fue una confirmación de lo que ya sabía, la grandeza de los misioneros, su labor y su entrega”, y después, en el ámbito sociopolítico, “aprendí que tenemos que valorar muchísimo lo que tenemos, que tenemos que defender muchísimo más nuestros derechos y nuestras libertades, que no podemos dejar que nos las quiten, que no las podemos perder. Tenemos que defender a nuestros ganaderos, a nuestros agricultores, nuestra sanidad, nuestra educación, no permitir que nos la estropeen, que nos la manipulen, yo sé lo que es un pueblo que no tiene nada de eso, yo sé cómo vive Camerún”.

“Sé lo que pasa cuando un pueblo está amenazado y amordazado y eso solo trae pobreza y miseria, después tienen que venir otros a ayudar”, incide María Jesús, insistiendo en que “Camerún es un país riquísimo, con unas frutas carísimas, unas maderas nobles, diamantes y petróleo y también un país con una corrupción altísima y un discurso único que lleva a la pobreza”.

Su misión

Ese fue el país que conoció durante sus seis meses de misión en tres zonas diferentes, en la ciudad de Douala, trabajando en un orfanato, en Yaundé, en una maternal, e incluso en la selva. Aunque donde más tiempo pasó fue en el orfanato. “Trabajaba con las Siervas de la Pasión cuidando cuarenta niños, desde el más pequeño, de tan solo un mes, al que dejaron en la puerta días antes de que yo llegase, hasta el más mayor, de 16 años, realizando tareas tales como las comidas, acompañándolos en el día a día y ayudando en las tareas escolares. Llegué incluso a dar clase de español, porque algunos niños lo recibían y a los más pequeños también los ayudé con el francés”.

“Trabajaba con las Siervas de la Pasión cuidando cuarenta niños"

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Esas eran sus tareas en el día a día, pero habiendo pasado un tiempo valora que como más colaboró fue gracias a una ayuda material que no esperaba recibir. “Mis amigos me pidieron que grabase un vídeo enseñando cómo era el lugar en el que vivía, y lo hice, mostré las instalaciones y lo envié. No tardaron en responderme: ‘¡Dios mío!, vamos a ayudar, vamos a enviar dinero’, y se volcaron. Gracias a un grupo de sesenta personas de la delegación de misiones de la diócesis, pudimos comprar secadora, lavadora, colchones, ropa de cama e incluso juguetes”.

Conde no quiere que “nadie crea que Camerún es una sociedad triste y amargada, porque aunque realmente está muy explotados y hay muchísimas necesidades, no es así, Camerún es alegre, el Camerún que yo conocí comparte porque si no comparte se muere, porque sabe que igual un día tienes tú y al día siguiente no y eres quien necesita la ayuda. Es la forma que tienen de sobrevivir”.

La profesora de Religión compartió ayer su experiencia en el marco de la semana del Domund, una iniciativa solidaria con la que anima a los ourensanos a que colaboren.

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