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Dos meses después del mayor incendio de Ourense, Alixo sigue siendo “escombros y barro”

Imagen aérea de la devastación que provocó el fuego en la zona de Alixo, en O Barco de Valdeorras. | // BRAIS LORENZO

Alixo, A Veiga de Cascallá o O Castelo. Son las zonas cero del mayor incendio de la historia de la provincia con más de 10.000 hectáreas arrasadas después de que un rayo iniciara las llamas y se propagaran por tres municipios e incluso saltara el río Sil. Por las calles de la localidad barquense de Alixo parece que el tiempo no pasó, que todo sigue como el pasado 18 de julio. Dos meses después del frente incendiario que puso en jaque a casas y vecinos, la vida es una fotografía de ruinas, barro y escombros.

Los vecinos del pueblo se acercan para denunciar una situación que no se soluciona. “Todo está como estaba, igual que como cuando vinisteis a sacar las fotos después del incendio. O, si puedo decirlo, todavía peor porque nadie hace nada”, dice un vecino mientras señala los escombros de las casas en la calzada. Piedras, restos de vidas patrimoniales y otros elementos copan la rutina de un vecindario que pide que se retiren, al menos, los escombros.

Otro de los vecinos dice que “a mí me ardió una palleira y a otra vecina un castiñeiro, pero nosotros no pediremos nada, pero es que el escombro está molestando mucho, veremos cuando lo quitan, y eso es lo único que pedimos que lo quiten. Se podía echar el escombro hacia dentro de las casas pero no tenerlo ahí fuera. Además hay que tirar una casa que está medio derruida. Si fuera de cemento no caería pero son de tierra y barro del que había antes y ahora viene la lluvia y tal y va a caer. Y hasta que no pase algo nadie va a venir aquí a tirarlo”.

Cada día supone un peligro para los vecinos y se muestran hartos de la imagen con la que se despiertan cada día. Tienen la sensación de que, a pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, estuvieron en la zona y anunciaron medidas, nadie se acuerda de ellos. Nadie tiene ya memoria de lo que pasó y cómo está Alixo, ellos se sienten meras estadísticas. Para sobreponerse a aquel fatídico fuego, se afanan como pueden y se ayudan entre sí.

Uno de los vecinos pasea junto a unos escombros de lo que antes era una casa. | // BRAIS LORENZO

Uno de los vecinos unidos a la conversación explica que “hay cosas que no estaban cuando vinisteis a hacer las fotos, esto es algo nuevo que bajó y justo no pilló a la Guardia Civil de milagro. Aquí no se mueve nadie. La cosa va lenta, con los escombros y no está nada limpio. Quedaron de venir, pero nada”. Se queja airada y amargamente de que el Concello de O Barco no retire los escombros previstos e invitan al alcalde a ir por allí para ver cómo está todo aquello. Y arguyen que “ahora vendrán las lluvias y eso se va a poner peor, con riesgo de que se caigan más cosa o que los escombros estén por todo el pueblo si viene una riada”.

Ya son conscientes del peligro que supone el final del verano y la llegada del otoño con posibles (y esperadas) lluvias, pero para ellos supone un problema. Una de las vecinas lo explica diciendo que “con lo que llovió ya hay barro en las carreteras y eso es un peligro para los coches que pasan, pero ahora mira como está esto (señalando a una zona con tierra y agua), está que no se pasa, y esto no se puede permitir. Nuestro miedo es que con las lluvias los escombros y la arena de los incendios venga hacia los caminos, y Alixo se convierte en un pueblo de barro. O incluso que lluvia mucho y pueda caer alguna casa más”.

Las ayudas por barrios

El Gobierno central hizo públicas las ayudas en cuantías pírricas. La Xunta de Galicia abrió más la mano y días después del incendio ya había aprobado un paquete de subvenciones para todos los afectados del incendio. Pero los vecinos argumentan que las ayudas van por barrios. Uno de los vecinos se acerca y dice que “pasa como en la Palma y la erupción del volcán. Decían que las ayudas iban a ser inmediatas y no fueron inmediatas, salían meses después, los vecinos diciendo que no habían recibido nada, ni nada, pues aquí igual. Dan consejos. Aquí los únicos cuartos que se ven de momento es lo que dan los seguros privados, del resto nada de nada. Dos o tres casas, no muchas más”.

Así está dos meses después una de las zonas cero de los incendios. Los investigadores del Centro de Investigación de Lourizán trabajan sobre la masa forestal y el suelo para que no haya desprendimientos con técnicas de “mulching” (poner paja y otros activos forestales en el suelo para fijarlo) y mientras los escombros y el barro tiñen la rutina de los vecinos de Alixo, que terminan diciendo “estamos en semirruinas, esto solo es escombro y barro”.

Quieren olvidar lo que pasó y volver de nuevo a su vida anterior. Muchos de ellos sufrieron afectaciones mínimas con quemas en tierras sin labrar o de palleiros para guardar la leña. , pero otros perdieron sus casas y los castiñeiros con los que se ganaban el pan. En Alixo todavía se respira incredulidad dos meses después, pero ahora se le suma resignación. Porque a la foto van todos, pero como dice uno de los vecinos “si te he visto no me acuerdo”. A vista de dron todo parece sobredimensionado, pero es que así fue un fuego que dejó Alixo reducido a cascotes.

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