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MERCADO LABORAL

Emprender en el rural ourensano: de la artesanía premiada a la residencia artística

Inés Rodríguez, en el taller de Rir & Co, en Allariz. // F. CASANOVA FERNANDO CASANOVA

Rir & Co nació en 2017 de la mano y la ilusión de Inés Rodríguez. Se ubica en Allariz en un edificio que fue muralla de la villa y que data del S.XIX. Enfocado en la artesanía textil, ganó el 2º Premio de Excelencia a la innovación para mujeres rurales del Ministerio de Agricultura y ahora es finalista del Premio Magallanes Elcano en la categoría de Cultura.  

Entrar al taller de Inés en Allariz es hacerlo a la historia de la villa y también a la historia de Ourense y Galicia. En su planta superior tiene dos telares de madera donde desarrolla su actividad profesional y se sienta para valorar los casi diez años desde que inició el proyecto empresarial y los siete que lleva con el taller en la villa alaricana: “Elegimos Allariz, un poco por todo, por los valores de sostenibilidad, por que tenía futuro y por la cercanía, porque era muy fácil venir a trabajar”. 

Califica de “aventura” los primeros años como empresa constituida después de empezar con las telas en su casa. Para aquellos inicios tuvo ayudas de diferentes administraciones y dice que “a veces tienes que saber entender, porque la vida te va diciendo si funciona o si no, o si tiene futuro o si no”. Tras adaptar la empresa a su vida para no tener que sacrificar otras cosas, valora estos cinco años de actividad como “positivo, porque el negocio ha ido creciendo. No sin dificultades, pero bien. Porque necesitas estar pendiente del escenario como por ejemplo la pandemia y tienes que redireccionar o la guerra que también tienes que redireccionar. Nunca es todo completamente estático”. 

Inés Rodríguez, en la tienda física en Allariz. //F. CASANOVA FERNANDO CASANOVA

Se ríe cuando habla de rutina en el emprendimiento rural y pone la mirada en la pandemia: “Creo que la pandemia fue como un antes y un después. Tuvo partes buenas y tuvo partes que no eran tan buenas. Evidentemente tuvimos que cerrar, pero nos sirvió para adaptarnos al mundo online, con clases telemáticas, con reuniones desde el otro lado de la pantalla y con sinergias digitales que nos enseñaron otras cosas”.

La digitalización fue importante ante la falta de turismo

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Y añade que “estábamos empezando con el mundo internacional, con una pieza para poder vender en Paris, y todo se paró”. La digitalización fue importante ante la falta de turismo por la pandemia para llegar a otros públicos a través de las redes sociales o las herramientas digitales a través del marketing online. 

La pandemia, la invasión rusa en Ucrania, la inflación, la falta de turismo por las restricciones, los gastos derivados del COVID, la subida de las materias primas, el aumento de los costes de la energía y del gas y la incertidumbre económica. Eso todo pasó en dos años donde Inés tuvo que adaptar su actividad laboral a las circunstancias.

Inés: "No todos los pueblos son iguales, ni todo el rural es igual”

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Tras cinco años de actividad y numerosos premios, aconseja que “hay que medir el riesgo, hay que invertir lo que se pueda invertir y no más, como se haría en el hogar. No se deberían de perder de vista los peldaños para no perder de vista la meta, porque también, otra cosa, es a veces a la meta no puedes llegar ahora, pero puedes llegar un poco más adelante”. Y añade que “creo que el rural tiene muchas posibilidades, en muchos sectores y en muchas cosas. Creo también que se vende mucho, pero hay que ser realista, porque el rural tiene sus dificultades y para emprender en él tienes que evaluar todas las variables. A veces, crearse un universo falso sobre el rural también es complicado para estos emprendedores que llegan y dicen que no le llega el transporte bien o no le funciona el internet bien. No todos los pueblos son iguales, ni todo el rural es igual”. 

Su conciencia por el medio ambiente y la sostenibilidad le lleva para investigar en productos respetuosos con el medio ambiente y la producción de manufacturas a partir de fibra óptica o proteína láctea. Por ello, ha ganado premios de innovación desde el rural ourensano. 

Carlos, Rubén, Eva y Nuria, en Amiadoso. //FERNANDO CASANOVA FERNANDO CASANOVA

Un espacio pionero para la libertad y la creación artística en Allariz

Turf, un cruce de labrador con mastín, rompe el silencio de la localidad de Amiadoso, en Allariz. Ante la visita de extraños es el timbre que avisa a Nuria Sotelo y Rubén Vilanova, que alguien está en la puerta. Juntos emprendieron “O tempo do corpo”, un proyecto que aúna arte, naturaleza y creación individual en una aldea del rural ourensano. 

Rubén arguye que “esto é unha aventuraza. Se emprender ten esas connotacións de risco, facelo así con un proxecto que xira entorno a arte, a cultura e o social no rural é un triple salto”. Y añade que “este tipo de proxectos se segues o consello que che da a viabilidade teórica ou os números, non te metes. Por iso, é un proxecto pioneiro e non existen ou existen moi poucos”. 

“Galicia non dispón deste tipo de instalacións"

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En el recinto, de aproximadamente una hectárea, está “a casa vella”, un espacio donde desarrollar diferentes actividades artísticas como residencias de artistas y otras relacionadas con el bienestar como yoga o danzas regulares de las que participa la comunidad alaricana.

Sobre esto, Nuria comenta que “como eu xa fixera varias cousiñas para o Concello de Allariz e tiña esos vínculos con algunhas persoas, sobre todo mulleres, dixéronme que por que non daba clases de danza e agora dounas. É unha forma amable e accesible de formar comunidade e de pasalo ben ademáis de estar activo. Non fai falla ser unha bailarina ou bailarín profesional”. El proyecto profesional va unido a un plan de vida más libre y amable con la naturaleza y en eso Allariz tiene un máster con la sostenibilidad, la eficiencia y la ecología por bandera. 

En “a casa vella”, están Eva Alonso y Carlos Peñalbert, dos bailarines que están pasando unos días para encontrar inspiración en su continua formación en danza. Los dos destacan que “es un lujo” por el entorno y la disponibilidad de un espacio para ensayar y practicar cuando quieran. Eva remarca que “esto no lo hay en Madrid”. Y Carlos lo confirma: “En Alicante, tampoco, así que aquí estamos encantados”.

Carlos e Eva, ensayando en Amiadoso. //F. CASANOVA FERNANDO CASANOVA

Nuria y Rubén intentan importar un modelo clásico de residencia artística como hay en otras regiones de España. Rubén explica que “Galicia non dispón deste tipo de instalacións e entón a nosa idea é importar ese modelo”. Y añade que “agora mesmo eles (Eva y Carlos) están facendo unha estancia na residencia, pero a súa vez cando rematen farán unha mostra e formación para quen queira vir. É buscar a maior cantidad de sinerxias posibles”.

Rubén se sincera y dice que “aquí aínda estamos no proceso de explicarlle as administracións que é este proxecto. É dicir, un espacio de creación, cousa que noutros lugares enténdese o que é o proceso de creación e investigación dun artista ou que é un espazo que se dedica a facilitar esos procesos, aquí todavía non se entende e non se sabe que é esto porque non o hai”. 

“Tivemos a artistas de Brasil ou México"

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Nuria valora positivamente los primeros meses de un proyecto que ya tiene acento internacional. La emprendedora explica que “tivemos a artistas de Brasil ou México, a partir dunha convocatoria dunha plataforma internacional que é Iberescena , que trata de fomentar residencias de creación escénicas os dous lados do Atlántico”. Poco a poco abren vías de comunicación y la evolución de crear comunidad va paso a paso, pero con pisadas firmes. También formaron parte del programa ‘Art for Change’, de La Caixa, pero la pandemia fue un impedimento para su desarrollo.

Como consejos para aquellos que quieren emprender, Nuria dice que “como mellor se pode estar é no rural, ten moitas posibilidades por descubrir, ademais da agricultura e a gandería”. Rubén termina que “emprender é perserverar, ter forza e non apretar a corda demasiado”.

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