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Del Ourense que se vacía al que se llena: “El pueblo es ideal para pasar el verano”

Dieciséis municipios de la provincia duplican su población en los meses de julio y agosto | Diez de ellos logran triplicarla y cinco quintuplicarla | Descanso, libertad, conexión con la familia y la naturaleza, lo más buscado

Niños y niñas en Paderne de Allariz, pasando los últimos días del verano, junto con otros que viven en el municipio. | // I. OSORIO

“El pueblo te da muchas cosas, es un sitio ideal para pasar el verano”, dice Félix, desde el municipio de Paderne, después de llegar de la capital española, mientras se reúne con decenas de vecinos en el local social para hablar, jugar a las cartas o simplemente pasar el rato.

Es la fotografía del verano en Ourense donde muchos emigrantes o familiares de emigrantes regresan cada verano a la provincia y también de aquellos que viven en diferentes zonas más pobladas que se van al ‘Ourense vaciado’ para tener más tranquilidad, conectar con la naturaleza y olvidarse de la rutina laboral en sus vacaciones.

Oímbra, A Gudiña, Lobios, Vilardevós y Parada de Sil quintuplican su población

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Los datos experimentales, a partir de las posiciones de los móviles, del Instituto Nacional de Estadística revelan que hay cinco municipios que quintuplican, de media, su población en los meses de julio y agosto. Recogidos los datos de los meses de verano de 2019 y 2021 (se descarta 2020, por la pandemia) para la muestra se determina que Oímbra recibe a más 15.800 visitantes por los 1.713 censados que hay; Lobios da la bienvenida a más de 13.600 por los 1.600 que son; en A Gudiña atraen a más de 7.200 por los 1.200 vecinos censados; en Parada de Sil, la Ribeira Sacra abraza la llegada de más de 3.600 personas por los pocos más de 500 vecinos que son durante el año; y en Vilardevós de los 1.781 que hay registrados en el censo pasan a ser más de 10.600 durante la época estival.

Pero la reversión del éxodo rural en verano no se queda solo en esos cinco municipios, sino que hay otros cinco más que ven como se triplica su población en determinados momentos. Estos son Monterrei, Riós, A Mezquita, Padrenda y A Teixeira. Este último municipio, el menos populoso de la provincia ourensana, pasa de los 336 habitantes a los más de 1.000 durante algunas semanas de verano.

El ‘Ourense vaciado’ es una opción más para disfrutar de las vacaciones y las familias lo saben. A los diez ya nombrados, hay que añadirle seis más que duplican su censo durante dichos meses. Estos son los concellos de Cualedro, Entrimo, Carballeda de Valdeorras, A Veiga, Arnoia o Cortegada. Municipios con un atractivo singular como los ríos o las pozas de agua gría en el caso de Entrimo que llaman no solo a ourensanos y retornados, sino también a muchos lusos.

movilidad en ourense W Hugo B.

Desde Entrimo

Ramón Alonso, alcalde de Entrimo comenta que “por desgracia concellos como el nuestro durante el año no están tan llenos y durante el verano, da gusto ver a tanta gente en el pueblo, es una alegría”.

Desde el Concello de Entrimo ponen a disposición cada verano programaciones culturales, infantiles y de ocio para dar oferta a todas las personas que llegan que, según el regidor, “cada año son más y después de la pandemia parece que vienen más, porque el COVID puso a este tipo de turismo en el mapa y se está notando”.

"Ver Entrimo lleno es una alegría"

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Sobre el perfil de visitantes dice que “antes eran, sobre todo, personas retornadas que venían a pasar los veranos, pero ahora esas personas ya están aquí y son sus hijos o familiares los que vienen a pasar semanas o días por aquí. Pero también tenemos parejas o visitantes que se acercan a nuestra naturaleza o la playa fluvial que siempre está llena en verano”. Mención especial merece el carnaval de verano, que se celebró el 14 de agosto y que cumple su quinta edición.

Es una cita que reúne a muchas personas y además de darle color al concello es una oferta de ocio más que también está creciendo y que no solo gusta a los más pequeños sino que los mayores también se involucran y participan al haber más gente en el municipio”, argumenta el alcalde.

La tendencia es evidente y los datos lo corroboran. Familias enteras preparan las maletas para pasar semanas en el pueblo y el atractivo del rural hace que los menores se liberen de ataduras de horarios y los progenitores desconecten de esa seguridad que da el rural para el ocio infantil en detrimento de otros sitios turísticos más masificados.

Un grupo de personas camina en Paderne de Allariz, a donde vuelven cada verano. | // I. OSORIO

“Los niños se lo pasan bien”

En Paderne de Allariz son 1.373 vecinos, pero durante el verano reciben a más de 500, por lo que su población aumenta en menor medida que otros municipios. Sin embargo, hay parroquias que ven como crecen sus vecinos, de forma exponencial.

Es el caso de Vilaméa, donde de ser una casi veintena de oriundos durante el invierno, pasan a duplicar su población en verano. Félix argumenta que “pasas mucho tiempo fuera de casa y una vez que llega el verano te planteas a donde ir y nosotros siempre pasamos unas semanas aquí”.

"El pueblo es un sitio seguro donde pueden andar, casi por donde quieran"

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Él y su familia llegan desde Madrid, pero hay otros que lo hacen desde el País Vasco y desde otros puntos de la provincia. Félix valora que “un verano en el pueblo es ideal, porque tienes descanso y también libertad. Descanso porque no estás pensando en nada que no sea pasar el día por la calle y hacer el día con los demás vecinos. Y para nosotros que tenemos dos niños, la verdad es que también descansas un poco del cuidado que tienes que tener sobre ellos. El pueblo es un sitio seguro donde pueden andar, casi por donde quieran, y ellos se lo pasan bien, así que se juntan todos los factores para venir a pasar unos días”. Y añade que “aquí pueden estar a las diez de la noche o a las once que no sientes la inseguridad, que podrías sentir en otros sitios”.

Mientras habla una decena de menores anda en bicicleta simulando un circuito alrededor del centro social y otros juegan al pilla pilla. También hay tiempo para el fútbol, para hacer alguna escapada y sobre todo pasar tiempo con la familia.

Otra pareja que llega de Madrid comenta que “nosotros teníamos la casa de mi madre, que ya falleció, y durante el verano venimos a pasar estos meses porque aquí se está más fresco que en la capital y se agradece desconectar de todo lo que nos rodea, aunque sea por unas semanas”. Ambos destacan que “a partir de la pandemia si que tienes esa necesidad más de desconectar, de olvidarte del trabajo y de tener esa tranquilidad que te da la naturaleza y concretamente el pueblo. Esa salud mental de la que tanto se habla”.

Silvia es otro de los casos. Ella veranea en el municipio de Baltar y llega desde Valencia. Lo tiene claro: “Paso semanas de verano aquí porque me permite desconectar y también descansar, es algo que buscamos todos después de estos años”. Como todos, tiene una casa familiar a la que volver.

“La casa era de mis abuelos, que ya fallecieron, y ahora pues pasamos veranos aquí la familia, a veces nos juntamos unos cuantos y hacemos comidas y así, es algo que nos resulta agradable y en un entorno como este, pues se está bien”, añade. El municipio de Baltar es otro de los que aumenta población pero en menor medida, que los citados al principio, ya que de los 919 censados, según el Instituto Gallego de Estadística, recibe 1.100 personas de media durante esos meses.

Lugares que se “vacían”

La cara de la moneda y la cruz del verano. La capital es el principal municipio en el movimiento emisor de personas hacia otros concellos. Según los datos del INE, alrededor de 70.000 personas salen de media en verano de la capital en busca de otros lugares. Le sigue O Carballiño, O Barco y Verín donde más de 9.000 personas se marchan hacia otros lugares de la provincia o el exterior durante sus vacaciones de verano.

A estos cuatro que son los principales le siguen Barbadás con 4.000 personas, Xinzo de Limia, Allariz, Ribadavia y Pereiro con más de 3.000 personas que salen en algún momento del verano del municipio. Estos son los más emisores, pero también los más receptores.

La capital recibe a 46.000 visitantes de media durante los meses de verano, Carballiño registra más de 8.000, O Barco más de 6.000, Verín más de 15.000, Xinzo más de 4.000, Allariz más de 7.000 y Ribadavia más de 5.000. Flujos de población durante la época estival que engordan los padrones del ‘Ourense vaciado’ de forma exponencial en busca de territorios donde establecer una barrera ficticia con la rutina y disfrutar de la conexión con la familia y la naturaleza.

Del Ourense que se llena como la frontera con Portugal y los pueblos del Macizo Cental ourensano, a las villas que con sus fiestas populares y gastronómicas acogen a un gran número de personas. La tendencia se revierte en verano donde el rural se convierte en un tesoro para descansar.

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