En Carballeda de Valdeorras todavía tienen el recuerdo del fuego iniciándose y de expandirse hasta cruzar tres municipios más cruzando el río Sil. En Castrelo de Miño recuerdan el susto de las llamas acercándose a las casa, igual que en O Irixo y en la comarca de Monterrei, con Oímbra y Verín como principales focos de actividad incendiaria.
El fuego rodea toda la provincia de Ourense por los cuatro puntos cardinales y se ceba con la mayor riqueza patrimonial natural como es el Macizo Central, donde está ubicado el Parque de O Invernadoiro. Según la información facilitada por la Consellería de Medio Rural, en la provincia de Ourense ardieron más de 26.000 hectáreas en lo que va de año. Que es la mitad de las hectáreas que lleva ardido en toda Francia, que se dice poco.
Las llamas se están cebando con el interior del país, ese al que apellidan ‘vaciado’ y según los expertos esa despoblación es una de las causas por las que, ahora, los fuegos adquieren una mayor intensidad y categoría, acompañados de un clima que alimenta su voracidad y un abandono que agranda su devastación.
Si a finales de primavera, los profesionales de extinción hablaban de la desestacionalización de los incendios forestales (con más de 500 hectáreas ardidas desde enero a junio), ahora lo hacen aludiendo a lo complejo que es sofocar el fuego en determinados momentos.
Para evidenciar sus sensaciones están los datos históricos y es que este periodo de actividad incendiaria es el tercer peor registro después del 2017, con aquel octubre negro, donde ardieron más de 30.000 hectáreas y del 2011 con más de 33.000 cuando el ex presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, hablaba de una “delincuencia forestal” por los más de 400 fuegos plantados en menos de cuatro días.
Más de 500 hectáreas ardidas desde enero a junio
La superficie arrasada en este ejercicio tiene otro inconveniente a mayores de los otros dos registros y es que el verano todavía no ha terminado. Un brigadista que trabajó en O Courel, el mayor incendio de Galicia con más de 11.00 0 hectáreas, y en Carballeda de Valdeorras, el segundo mayor de la historia de la comunidad con más de 10.500, dice que “estamos a mediados de agosto e danos a sensación de que esto non terminou. O ano pasado o tempo acompañou e non tivemos maiores compricacións, pero este ano van dúas vagas de calor insufrible que fan que os lumes e os focos aparecen de repente en varios puntos a vez e por momentos parece que non hai medios para atendelos todos. Queda a metade de agosto e todo setembro, solo pedimos que chegue, a chuvia que parece que sí, e tamén aminore a calor que estamos tendo este verán”.
Siete fuegos de más de 500
Carballeda de Valdeorras (10.500), Pradoalbar en O Invernadoiro (6.999), Rabal en Oímbra (2.100), Laza-Chandrexa (2.100 y sigue activo), Videferre (919), Verín (700) y O Irixo (680) son, por el momento, los peores fuegos en lo que va de año. Aldeas enteras destrozas, casas calcinadas por completo, pastos sin vida para el ganado, muchos sustos en el cuerpo y la marea de fuego yendo hacia la casas en la retina.
Ese es el balance de lo que va de año de la actividad incendiaria en la provincia, donde Verín, Rubiá, O Barco y Carballeda de Valdeorras ya han solicitado que se pida la declaración de zona catastrófica para intentar recuperar el valor material y las infraestructuras públicas, si no también el valor patrimonial natural que tardará años en volver a generar un verde que haga olvidar uno de los peores años y de los más negros.