La Praza Maior de O Carballiño volvió a teñirse en la jornada de ayer con los colores propios de la villa en el segundo fin de semana de agosto –todos–, gracias a un festejo del que pequeños y no tan pequeños tenían ganas: el concurso de las camisetas. De lado a lado de una de las alturas de la plaza, cordeles a modo de improvisado tendal sostuvieron los diseños de las distintas peñas, que no se quisieron perder una edición especial, se mire por donde se mire.
No solo supone un paso más hacia la nueva normalidad, o a la vieja, sino que es también la primera celebración en la que la fiesta luce la declaración de Interés Turístico Internacional, como se podía leer en varias de las obras y en los pañuelos conmemorativos.
Cada año, hasta el parón por la pandemia después de la edición de 2019, el concurso de las camisetas se dedica a una temática distinta. Esta sexagésima edición tuvo como tema el Xacobeo y no faltaron las referencias a las vieiras, los peregrinos o la Catedral de Santiago de Compostela, siempre con relación con O Carballiño y con su pulpo. Sobre todo, lo que no faltó fue un sentimiento común, el de poder volver a celebrar la fiesta del pulpo.
Grupos de amigos y familias
“Nos hicieron la camiseta mal, no están ni bien los colores que habíamos elegido, pero no importa porque lo que queríamos era juntarnos todos como antes”, comentaba una de las peñas, cuyos participantes añadían que “la última fue en la ESO o en Primero de Bachillerato, y ya estamos en la universidad”.
Grupos de amigos en su mayoría fueron los que acudieron a la cita, pero también familias al completo, en las que algunos de los más pequeños nunca habían tenido ocasión de vestir una camiseta del pulpo. “Es el primer año que podemos venir los cuatro e igual el último, porque la mayor ya amenaza con irse con sus amigas”, bromeaba uno de los padres que participaron.
Celebración colectiva en O Carballiño en un marco que este año cambió: del tradicional desfile de peñas por las calles a una pequeña fiesta en la plaza. Para los que antes llegaron, la música se la puso el DJ Tibu. Para los que quisieron hacerse derogar, en la mesa se encontraron a otro artista, Pablo Ordúñez, más conocido como ‘El Pirata’, que fue el encargado de la clausura.
