En la pequeña aldea de Chaioso, que se encuentra en el municipio ourensano de Maceda, residen una veintena de personas. Pero son unos 140 los voluntarios que se unen para recrear un pueblo fantasma, que atrapa a los amantes del terror y de los sustos.
Cuando llega la noche, a partir de las 23 horas de los días 12, 13 y 14 de agosto, los personajes de las películas de terror salen de las pantallas para pasearse por Chaioso. El recorrido por esta casa del terror en forma de pueblo dura entre 30 y 40 minutos y los grupos, de diez miembros, van acompañados de un siniestro guía. El precio de la entrada es de seis euros.
La asociación vecinal de este pueblo es la que se encarga de dar vida a los espeluznantes personajes que atemorizan a los visitantes.
En un solo fin de semana se conjugan en este evento el espíritu de la fiesta de Halloween y el humor. Al celebrarse en verano atrae a turistas de todas las provincias gallegas así como de otras comunidades autónomas.
Según el alcalde de Maceda, Rubén Quintás, ya casi no quedan habitaciones disponibles para alojarse este fin de semana. Esta es la vigésima edición del pueblo fantasma, que “ya está afincado en Maceda desde hace muchos años y tiene un éxito muy importante”, destaca el regidor.
La idea parte de un evento que se realizaba en el Castillo de Maceda en los años noventa, y que se trasladó al Pazo de Chaioso de la mano de un grupo de vecinos que recaudaban fondos para la comisión de fiestas, en 2006. Como José Manuel Garrido, uno de los organizadores, muchos vecinos deseaban continuar con las peculiares noches de terror que tienen como principal objetivo pasarlo bien y disfrutar de la experiencia.
“Siempre hay sorpresas y lo bueno es venir a verlo y no anunciarlas”
Cada año, las ambientaciones del recorrido son diferentes y, aunque para que la sorpresa y el miedo puedan vivirse con más intensidad no se suelen anunciar demasiados detalles sobre la temática, la de esta edición está relacionada con la película ‘La Monja’.
El alcalde asegura que “siempre hay sorpresas y lo bueno es venir a verlo y no anunciarlas”. Además, Quintas destaca que el éxito de cada edición de este pueblo fantasmagórico está garantizado gracias al esfuerzo de los voluntarios.
