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Miedo en las aldeas por el fuego: “A noite foi moi triste co lume pegado á casiña”

Vecinos y bomberos sumaron fuerzas para salvar pueblos de O Irixo, Boborás y Carballiño

Camilo y dos menores miran el monte que aún humeaba ayer en Fondo de Vila, Boborás, uno de los lugares que estuvo en peligro. F. CASANOVA

Hubo un tiempo, antes de la despoblación, en que diez casas de Trabazón estaban habitadas, y en una de ellas nacieron 11 hijos. “No pobo había vellos e rapaces, había de todo”, recuerda Dorinda, una de aquellos niños, la única que vive ahora en esta aldea de O Irixo junto a sus hijos Manuel y José. Este último se quedó a defender la vivienda la noche del miércoles al jueves, cuando el fuego corría por el monte y amenazaba con causar estragos.

Las pavesas aterrizaron en varias casas deshabitadas o en ruinas, que ardieron. Aún salían por la mañana bocanadas de humo de entre las piedras. La lluvia, que fue un alivio en varias localidades de Ourense golpeadas por el fuego, no llegó a Trabazón, por lo que la madrugada fue larga.

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“A noite foi moi triste, eu fóra e o lume aquí, pegado á miña casiña”, decía Dorina horas después, ya de vuelta. Ella se marchó a media tarde del miércoles de la aldea junto a su hijo Manuel, siguiendo el consejo de las autoridades. José quiso estar para defender la vivienda.

O lume corría moito e entre a 1 e as 4 ou 5 d madrugada foi moi complicado”, asegura José. El viento atizaba las llamas, alimentaba el incendio. “Ás veces viña cunha forza que metía medo, aínda que era puntual, non continuo”.

Dorinda y sus hijos Manuel y José, en Trabazón, O Irixo, donde ardieron casas deshabitadas. F. CASANOVA

Sin precipitaciones en la aldea, “sorte que temos un punto de auga no pobo, que leva tempo feito, e grazas tamén a que había camións que traían bastante auga e fóronlle dando”, recuerda este vecino. Hacía tiempo que el fuego no hacía acto de presencia en Trabazón, “uns 16 ou 17 anos”, calcula José, que se lamenta de que el proyecto para una aldea modelo impulsado en 2019 quedara bloqueado, tras las denuncias de unos particulares en desacuerdo, y después por la pandemia.

“Con aquel proxecto estaban limpas 26 hectáreas nun perímetro arredor do pobo”, señala.

Manuel y José, en una zona del pueblo que ardió por las pavesas del incendio. F. CASANOVA

El incendio de O Irixo comenzó a las 12.30 en la parroquia de San Cosmede de Cusanca. En Zacarade, uno de los pueblos del lugar, el fuego estuvo cerca. “Los bomberos y la Guardia Civil tuvieron mucho cuidado de nosotros, y chavales con explotaciones se encargaron de regar con los remolques, para ayudar. Estuvimos preocupados, con miedo, pero apoyados. Llover mucho no llovió aquí, pero algo ayudó”, relataba Dina, una residente en el País Vasco que en esta época está en la aldea, donde la población no llega a la decena de personas.

Dina, en Zacarade, en la parroquia de San Cosme, en O Irixo, donde comenzó el incendio. Ayer a mediodía aún había puntos calientes. FERNANDO CASANOVA

Luna, una burra, se ocupa desde hace unos meses de mantener con vegetación baja las fincas de la aldea, para minimizar el daño en caso de incendio. “La compramos entre tres vecinos, porque queríamos tener el pueblo limpio”, explica Dina, después de llevarle agua y manzanas este jueves a mediodía.

Dina y la burra 'Luna', que se encarga de mantener limpio el pueblo de Zacarade. F. CASANOVA

Los vecinos unieron sus fuerzas a los medios de extinción en lugares como Eixán y Fondo de Vila, en Boborás, algunas de las localidades en peligro por el incendio presuntamente originado por el paso del tren, como sospechan en O Carballiño y Boborás.

"A chuvia parou o lume"

Adrián colaboró con los bomberos de la comarca, para que el fuego que se adentró en la parcela de Omar, después de expandirse rápidamente por el monte de los alrededores, muriera en la finca.

“Se non é pola chuvia esta casa non sei, pero un taller de aí arriba teríase queimado. A chuvia parou o lume”, añade. “El fuego invadió todo esto. Gracias que lo pararon los vecinos y los bomberos, que estuvieron aquí con un camión”, dice Omar.

Adrián (d.) ayudó a los bomberos a salvar la casa de Omar en Fondo de Vila, Boborás. F. CASANOVA

“A sorte foi que o aire levou o lume cara arriba, porque se chega a extenderse non sabemos o que pasaría. Se non é pola chuvia, ardía o monte enteiro”, decía Camilo, de Fondo de Vila, junto al paraje arrasado. “Menos mal que o cortaron e despois choveu, porque se non, a noite tería sido moi triste”, señalaba José, de Eixán.

Camilo y dos menores miran la zona afectada por el fuego en Fondo de Vila, Boborás. FERNANDO CASANOVA

Desde el mediodía de ayer, el calor reavivaba puntos calientes en O Irixo y Boborás, obligaba a no bajar la guardia, aunque por la tarde pudo desactivarse el peligro y el frente se dio por estabilizado. En las aldeas el fuego es el demonio.

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