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Volver a empezar tras un ictus: “Trabajar me hace sentir útil”

José Carlos Cudeiro trabaja como conserje en el Claustro de San Francisco INAKI OSORIO

La vida de José Carlos Cudeiro (61 años) cambió radicalmente en 2013. Un ictus se cruzó en su camino y las secuelas le obligaron a apartarse de la vida laboral. Pese a todo, se siente afortunado porque al día siguiente de entrar en urgencias falleció en el hospital otro paciente que había ingresado al mismo tiempo que él y con la misma afección. “Entendí que tenía que ver la vida de otra manera y aceptar la situación; a partir de ahí, siempre he intentado superarme y he ido dando cambios progresivos”, dice.

Dejó atrás su trabajo como comercial de una empresa en Vigo y se trasladó a Ourense. Tenía 52 años y pocas esperanzas de volver a incorporarse al mercado laboral, pero no se rindió.

Hace cinco años acudió a Cogami con el reto de reincorporarse al trabajo. “Cuando llegué y vi que había gente que tenía incapacidades superiores a la mía pensé que no podía quejarme”, recuerda. Empezó a participar en cursos con la perspectiva de formarse y acceder a un empleo. “Tenía ese entusiasmo, pero muchas veces perdí la ilusión porque la situación ya era difícil. A tu alrededor ves gente joven que no consigue trabajo y que está desesperada, y si a eso sumas la pandemia y esta guerra absurda, todavía peor”. Pero nunca tiró la toalla. El suyo es un ejemplo de perseverancia.

José Carlos también es conserje en el Espazo Lusquiños. INAKI OSORIO

Después de una breve experiencia como teleoperador haciendo una sustitución en una empresa del polígono de San Cibraro, fruto de su participación en el Programa Integrado de Emprego Cermi (Next Generation), José Carlos firmó el pasado 25 de mayo un contrato por un año con la empresa Combina Social, que aporta personal a las conserjerías del Concello de Ourense.

Empezó en el Espazo Lusquiños y este mes está en el Claustro de San Francisco, donde recibe a los visitantes. Les da la bienvenida, les pregunta su procedencia y les entrega un folleto. Muchas veces entabla conversación y escucha las impresiones de los turistas ante un espacio monumental que también le ha maravillado. “Cada día, al acabar la jornada, doy una vuelta al claustro y no deja de impresionarme”, apunta. “Es curioso, muchos de los visitante que vienen estos días son personas que hicieron el servicio militar aquí y vuelven para verlo”, comenta.

Trabajar, dice, le hace sentirse útil y muy afortunado. “Mi rutina era estar en casa, en la huerta, cuidar al perro, las gallinas y encargarme de las actividades del hogar, pero me faltaba esto, el referente del trabajo”.

José Carlos ensalza la labor de Cogami y el empeño y apoyo que le ha brindado el equipo. “La vida sigue, el hecho de tener una oportunidad de trabajo con 61 años me parece una premio, sobre todo en la situación actual”, concluye.

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