Tras doce días de devastación del patrimonio natural, los servicios de extinción y el gobierno autonómico empiezan a hacer mediciones para dar las cifras oficiales de las hectáreas ardidas en la provincia de Ourense que solamente en lo que va de julio ascienden a más de 20.000 hectáreas calcinadas.
Una de las joyas naturales de Ourense, el Parque Natural de O Invernadeiro, fue duramente atacada por las llamas y desde la Consellería de Medio Rural ya definen la superficie para ofrecer una estimación más real de la devastación, que por el momento no ofrecieron y en su último informe de incendios seguían cifrando las 6.500 hectáreas calcinadas, a pesar de que según la aplicación Copernicus, los ecologistas y ambientalistas cifraban en más hectáreas ardidas.
Los vecinos y vecinas del municipio de Vilariño de Conso se levantan cada mañana gran parte de las montañas negras y una parte verde.
La reserva natural escondida en el Macizo Central ourensano pasa de ser uno de los tesoros verdes a una mar de cenizas, que cuando sopla el viento cubren de más negro las zonas habitadas.
La flora de la zona supone una de las pérdidas más importantes para el ecosistema, pero también la de la fauna de un Parque donde convivían, entre otros, corzos, ciervos o incluso cabras montesas. Era uno de los atractivos de la zona, perderse por esos parajes donde el viento sopla y donde las cuatro estaciones se sentían en los colores de la naturaleza. Desde la nieve del invierno, el marrón del otoño, el malva de los brezales en primavera y el verde intenso en verano. Ahora será todo negro durante años y es deber de las administraciones públicas regenerar uno de los Parque Naturales más emblemáticos de la provincia de Ourense. No solo pierde fauna, flora o valor patrimonial, también se reduce la oferta de turismo natural con una cantidad de rutas de senderismo que se han visto afectadas por el paso de las llamas.
