Medio millar de vecinos desalojados de 20 núcleos, varias decenas de casas arrasadas, una motobomba y un bulldozer afectados, una devastación de gran calibre en el medio ambiente, una huella en el territorio que bate registros históricos.

El incendio iniciado el pasado jueves en Carballeda de Valdeorras por un rayo, que el domingo se reactivó y sembró un frente voraz de fuego hacia O Barco y Rubiá, ya no supone un peligro para los núcleos de población.

Dos vecinos observan el incendio de Valdeorras en Quereño, Rubiá, el último pueblo que estuvo en peligro. BRAIS LORENZO

La Consellería do Medio Rural desactivó este viernes por la tarde el nivel 2, una situación de emergencia que duró 5 días en el incendio que más superficie ha calcinado en la comunidad desde que hay registros, más de 10.500 hectáreas.

En la provincia se han quemado, en los frentes principales, más de 19.100 hectáreas en una semana, el 61% de las 31.000 que han ardido en el conjunto de Galicia.

Sigue activo, pero al menos ya no hay peligro. “Es la mejor noticia, nos tranquiliza a todos tras tanta tensión”, celebraba ayer el alcalde de Rubiá, Elías Rodríguez.

En A Veiga de Cascallá, en Alixo, en Robledo, en O Castelo, en Barrio... Varias aldeas sufrieron cuantiosos destrozos; el fuego se llevó por delante el esfuerzo de una vida, convirtiendo en ceniza decenas de viviendas.

Monte calcinado en O Barco de Valdeorras. BRAIS LORENZO