De la alerta roja en el Miño con 44 ºC a Valdeorras con 41

Las altas temperaturas se resisten a abandonar la provincia y ahora el calor intenso se sitúa en el este ourensano

Un profesional de la construcción se hidrata ante las altas temperaturas en la ciudad.   | // BRAIS LORENZO

Un profesional de la construcción se hidrata ante las altas temperaturas en la ciudad. | // BRAIS LORENZO / A. G. Tesouro

Ourense

Ourense durmió a pierna suelta. Aquellos que pudieron conciliar el sueño con truenos y lluvia, lo hicieron con una temperatura agradable durante la noche después de un día histórico, una tormenta eléctrica y una borrasca que dejó precipitaciones de carácter intenso por toda la provincia.

De los 44 ºC constatados por Meteogalicia (44,1, según Aemet) que marcaron el pasado jueves y a punto estuvieron de romper la máxima histórica de Galicia (44,2 ºC en Leiro) a los 42,4º que se registraron ayer en la capital de As Burgas o los 41,3º que alcanzó Vilamartín de Valdeorras.

Precisamente, la Axencia Galega de Meteoroloxía teñía de rojo la comarca valdeorresa por altas temperaturas, que podían llegar a los 42º, y pocas décimas le faltaron para llegar al guarismo que marcaba el ente instrumental. Las máximas se mantuvieron por encima de los 40º en Leiro, en Ribas de Sil y dieron una mínima tregua en Ribadavia, donde bajaron hasta los 39º después de llegar el mercurio hasta los 43º el pasado martes.

La calidad del aire sigue en "mala"

Las altas temperaturas se resisten a abandonar el interior de Galicia, con Ourense como uno de los hornos de España. Si bien es cierto que el calor y la humedad persisten, las temperaturas máximas descienden ligeramente y se mantendrán así durante todo el fin de semana y el lunes próximo. Las previsiones indican que las temperaturas seguirán rozando y superando los 40 grados en algunas partes de la provincia, en una ola de calor que hoy cumple su quinto día consecutivo.

Las estaciones de Meteogalicia que miden la calidad del aire en toda la provincia superaron los índices normales y situaron los niveles en “malos”, después de días manteniéndose en la categoría de regular, tirando a malos. Lo cierto es que entre la humedad, el calor y los incendios que asolaron a la provincia por norte, este y sur hicieron que la salubridad del aire se redujera considerablemente. Ni la lluvia que cayó fue capaz de limpiar un poco el aire, aunque sí dejó una noche fresca.

Ante la situación de sequía que se está produciendo este año los gobiernos municipales de Barbadás y de Allariz volvieron a emitir diferentes bandos municipales para pedir a la sociedad que haga un consumo responsable del agua. El de Barbadás lo hacía por los bajos niveles de su depósito y el ejecutivo de Allariz por la poca cantidad de agua que arrastra el río Arnoia. Calor extremo, incendio y sequía marcan un verano que ya pasará a la historia por el registro de los 44º en la estación meteorológica de la capital ourensana.

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