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“Gracias a Miguel Ángel la sociedad vasca respira”

En el 25 aniversario de un crimen de ETA que conmocionó a España, flores y un acto íntimo en el pueblo de A Merca donde está enterrado

El homenaje a Miguel Ángel Blanco en la recóndita aldea ourensana donde reposa

Aurelio Garrido, tío materno de Miguel Ángel Blanco, junto a su tumba en Faramontaos, donde también descansan los padres del joven. Brais Lorenzo

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Aurelio Garrido, tío materno de Miguel Ángel Blanco, junto a su tumba en Faramontaos, donde también descansan los padres del joven. Javier Fraiz

En Faramontaos, el pueblo tranquilo de A Merca donde reposan los restos de Miguel Ángel Blanco, la fecha del 13 de julio de 2022, el 25 aniversario de un crimen a manos de ETA que conmocionó a España y agitó conciencias dentro y fuera de Euskadi, hubo pocos focos en un día señalado.

El alcalde del municipio, la teniente de alcalde y guardias civiles de Celanova acompañaron, con unos minutos de recogimiento y respeto ante la tumba, y una ofrenda floral –rosas blancas y cintas con las banderas de España y de Galicia–, a Aurelio y Pacita, tíos por parte de madre del edil del PP asesinado por la banda terrorista.

“Gracias a Miguel Ángel, la sociedad vasca respira. Que no caiga en el olvido”, dice ante el panteón Aurelio Garrido, de 80 años.

Un monolito en recuerdo de Miguel Ángel Blanco junto al cementerio donde está enterrado. BRAIS LORENZO

En el cementerio de Faramontaos comparten sepultura Miguel Ángel y sus padres Consuelo Garrido y Miguel Blanco, emigrantes ourensanos al País Vasco, fallecidos con tres semanas de diferencia en la primavera de 2020. Sus cenizas fueron trasladadas a A Merca.

El joven de 29 años asesinado por ETA en 1997, después de 72 horas de cautiverio que tuvieron en vilo a sus allegados y a todo un país, reposa desde 2007 en el pueblo que acostumbraba visitar en verano, Navidad y Semana Santa para descansar y estar con su familia gallega.

"En estos años ha venido gente de Valencia, de Murcia, de Canarias y también un ertzaina que dejó su boina, una carta y unas fotos"

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En los primeros años, después de ser enterrado en Ermua, la tumba fue la diana de actos vandálicos de los cómplices de ETA. La familia tomó la decisión de realizar un traslado en secreto a Galicia y, desde que se materializó en noviembre de 2007, el respeto y la paz han sido una constante en el cementerio.

"Su muerte trajo libertad, ahora hay alegría en la calle, mientras que en aquel tiempo muchas personas no hablaban unas con otras y desconfiaban unas de otras, y callaban. Tuvo que pasar algo muy grave para que ETA se acojonara y abandonara"

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En ocasiones, personas que acuden a la comunidad desvían su ruta para visitar la tumba en la iglesia parroquial, para expresar sus respetos y mantener viva la memoria. “Este lunes vinieron dos señoras a traer flores y también un policía que dijo que era de Valencia y estaba de vacaciones en Celanova. Vino en bicicleta para verlo. En estos años ha venido gente de Murcia, de Canarias y también un ertzaina que dejó su boina, una carta y unas fotos”, relata.

La tumba en la que reposa Miguel Ángel Blanco, con una fotografía del joven asesinado por ETA. BRAIS LORENZO

"Para nosotros todos los días son de recuerdo"

“Para nosotros todos los días son de recuerdo. Vivimos al lado y raro es el día que no venimos. Con el tiempo que está, cada tres días venimos a traer flores ”, afirma Aurelio. “Lo que queremos es que no se olvide. No vamos a decir que fue un héroe pero hizo mucho por el pueblo vasco. Su muerte trajo libertad, ahora hay alegría en la calle, mientras que en aquel tiempo muchas personas no hablaban unas con otras y desconfiaban unas de otras, y callaban. Tuvo que pasar algo muy grave para que ETA se acojonara y abandonara. Se le perdió el miedo”, subraya.

“Mi hija estuvo con él y le agarró la mano. En ese momento, según cuenta, Miguel Ángel se la apretó con fuerza”

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Cuando se produjo el terrible suceso, Aurelio y Pacita vivían en Ourense. “Nos enteramos del secuestro por las noticias”, manifestó a la agencia EFE Pacita. La esperanza inicial, la del primer momento, se convirtió en resignación.

“Habían llegado cartas de países como Uruguay o Argentina, pero no valió de nada”, comenta. El consuelo que le queda es que Miguel Ángel no murió solo en el hospital. “Mi hija estuvo con él y le agarró la mano. En ese momento, según cuenta, Miguel Ángel se la apretó con fuerza”. Desde aquella tragedia, la tía dice que no cree “en el de arriba” como antes.

El tío materno de Miguel Ángel, junto al panteón en el que reposan el joven y sus padres. BRAIS LORENZO

Un nuevo monumento en el pueblo

De aquel vil asesinato nació la indignación que alumbró Basta Ya y el Espíritu de Ermua. En Faramontaos de A Merca hay un monolito con un busto de Miguel Ángel Blanco, y en su tumba, una fotografía del joven malogrado.

En el pueblo se ha levantado otro monumento en homenaje, una escultura de Xosé Cid, una puerta de 9 metros de altura. La inauguración, prevista en un inicio para ayer, se ha aplazado. Este sábado, la iglesia del pueblo acogerá una misa en recuerdo del joven.

Blanco era hijo de emigrantes al País Vasco, una tierra en la que muchos ourensanos buscaron un porvenir. Consuelo Garrido era natural de A Merca y Miguel Blanco, de Xunqueira de Espadanedo, donde también hay un monolito en honor a la víctima y este miércoles se leyó un comunicado en su recuerdo y hubo una ofrenda floral.

En el Parlamento de Galicia, PP, BNG y PSOE pactaron una declaración institucional de condena de ETA y de reconocimiento a Miguel Ángel Blanco. La Cámara gallega muestra su “repulsa a cualquier uso de la violencia, y de manera muy especial, expresa su rotunda condena por el asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y todos los crímenes cometidos por ETA”.

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