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Analizan teléfonos para comprobar si la presunta descuartizadora de Cortegada recibió ayuda

La jueza requiere información de los terminales de la investigada y la víctima; este último se recuperó del Miño | Un informe de la prisión apunta a problemas psiquiátricos de la mujer

La investigada, durante el registro en su finca tras su confesión a la jueza. FERNANDO CASANOVA

La Guardia Civil aún no ha dado por agotada la línea de investigación que analiza la posibilidad de que alguien ayudara o encubriera a Cristina R. V., la joven de la aldea de Rabiño (municipio de Cortegada) que confesó de manera espontánea ante la jueza de Ribadavia haber adormecido con pastillas, asfixiado con la almohada, calcinado y descuartizado a un hombre de 56 años que había llegado de Cataluña, en agosto de 2021, para una relación presencial tras haberse conocido por internet.

Los investigadores de la Policía Judicial presentaron un oficio en el juzgado de Ribadavia, que se encarga de la instrucción de este caso. Con el propósito de confirmar la autoría y descartar la posible implicación de otras personas, la autoridad dictó un auto hace unos días acordando el estudio del teléfono de la propia investigada así como del terminal –indiciariamente, pertenece a la víctima– que fue recuperado del embalse del Miño por buzos GEAS de la Guardia Civil.

La presunta asesina ya ha sido examinada por los especialistas forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), que deberán determinar el grado de sus capacidades en el momento de los hechos y su imputabilidad, es decir, si está en condiciones de ser juzgada. Además, el dictamen servirá como base para posibles atenuantes o eximentes de la responsabilidad penal.

La joven permanece en prisión provisional en el centro penitenciario de A Lama (Pontevedra). La defensa solicitó en varias ocasiones su internamiento psiquiátrico, al considerar que el medio carcelario no es el más adecuado para ella, después de haber protagonizado varios intentos de suicidio.

Un informe del centro penitenciario apunta a problemas psiquiátricos de la mujer. Está vigilada las 24 horas del día y en una celda acristalada, para impedir que cometa nuevos intentos autolíticos.

El juzgado de Ribadavia ha rechazado todas las solicitudes, por parte de la defensa, de que Cristina R. V. sea trasladada a un centro psiquiátrico. La parte planteó recursos a la Audiencia Provincial, que también ha denegado esa pretensión.

En la fase de instrucción de esta causa, cuyo enjuiciamiento corresponderá a un tribunal del jurado, se siguen practicando diligencias. Faltan algunas testificales. El resultado de las pesquisas sobre los teléfonos así como las conclusiones que arroje el dictamen psiquiátrico por parte de los forenses centran el interés de lo que resta de averiguación judicial.

La investigada, en el paso a disposición judicial. FERNANDO CASANOVA

Antes de su detención, la joven contó al médico y al psiquiatra que había calcinado y enterrado el cuerpo del varón. Tras su detención, decidió confesar el crimen a la jueza, durante el registro.

Según aquella versión –en el juzgado se acogió a su derecho a no declarar–, el hombre estaba enamorado pero ella no sentía lo mismo y quería dejarlo. Afirmó que era agresivo y posesivo, y decidió deshacerse de él. Aseguró haberlo asfixiado con una almohada tras adormecerlo con pastillas.

Su intención era quemar los restos para intentar ocultar el homicidio pero, después de que una vecina le llamara la atención por el humo de una fogata, y para que su secreto no se destapara, presuntamente decidió llevarse parte del cuerpo en bolsas, que tiró en un monte próximo.

Para descuartizar habría usado una pala. Algunos restos estaban en su finca.

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