Ourense despidió ayer a Odilo Fernández, joyero y relojero de la segunda generación de una saga artesana que empezó su padre, cuando emigró a Cuba a principios del siglo XX, y que han continuado sus hijos, Odilo y María.

Entregado al oficio, tenía en el comercio de la rúa da Paz –El Cronómetro 1928–, su segundo hogar. Apasionado de su trabajo, rechazó el merecido descanso cuando alcanzó la edad de jubilación. En marzo de 2021, con 95 años, todavía seguía de alta en el régimen de autónomos, lo que le convertía en el comerciante en activo de más edad de Ourense.

FARO le dedicó un reportaje por tal motivo: “¿Jubilarme? ¿Y para qué?”, respondía entonces, “llevo esto en las venas. No lo puedo dejar”. Era el primero en llegar a la tienda y en más de 77 años de profesión, apenas tuvo bajas laborales. Sus estudios de perito mercantil le sirvieron, además, para llevar las cuentas y facturas del negocio.

La historia de esta saga de joyeros y relojeros comenzó en Aguada de Pasajeros, en la provincia cubana de Cienfuegos, a donde emigró el abuelo a principios del siglo XX. Fue en ese lugar en el que montó la primera joyería y allí nació Odilo en 1925. Cuando regresó abrió El Cronómetro 1928 en la que su hijo y sus nietos continuaron el negocio.