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El comercio de calle Colón naufraga en una travesía de locales cerrados

En algún tramo de la que fue en su día pujante “rúa dos artesáns” siguen abiertos solo tres establecimientos | Piden políticas dotacionales y de apoyo real al casco viejo

Raquel Quiroga, Tania Medina y Carlos Rodríguez, tres de los comerciantes que mantienen vivo el comercio de calle Colón. | // IÑAKI OSORIO

La calle Colón, que fue una de las principales arterias comerciales del casco histórico de Ourense, y llegó a acoger el proyecto “rúa dos artesáns”, con una docena de locales rehabilitados y especializados, en productos hechos a manos, es ahora, tras el último coletazo post-COVID, un desierto comercial, con más del 90% de los antiguos establecimientos cerrados, y tramos en los que quedan solo tres negocios abiertos, los “últimos mohicanos”, que siguen adelante “porque nos gusta esta zona y creemos en sus posibilidades” explica Carlos Rodríguez, de A Bufarda, comerciante, vecino y dinamizador de la zona y además miembro de la directiva de Asociación Casco Vello.

Un paseo por calle Colón, ratifica el fracaso de las políticas municipales y autonómicas de recuperar del casco viejo. De aquellos hermosos proyectos de “rúa dos artesans” hace años que no queda nada, pues no se hicieron políticas de dinamización y restauración, que atrajeran público a la zona y “hay otros problemas estructurales que han provocado cierres en la zona de forma continuada” indica Carlos Rodríguez, como la falta de un plan de canalización y alcantarillado, que hace que algunos negocios del casco viejo de nueva apertura, cerraran, tras alguna riadas consecucutivas que inundaron sus negocios y causaron graves daños.

“Nos alienta ver que parece que con la línea de subvenciones, estamos viendo algunas personas acercarse con la intención, esperamos de restaurar edificios en la zona” indican.

Tanto él como Tania Medina y Raquel Quiroga, forman parte de ese pequeño pero selecto grupo de comerciantes, que han conseguido mantener viva la llama del comercio en la zona. Por lo demás, han creado hasta los últimos bares, el negocio de comestibles; se ha traslado el estanco y los locales siguen vacíos pese a que los precios de alquiler bajaron hasta a los 3 y cuatro euros por metro cuadrado.

Solo sobreviven en la zona negocios con una oferta artesana y diferenciada

Raquel, Carlos, Tania. Hay esperanza y sobre todo mucha profesionalidad y amor por lo que hacen estos comerciantes que siguen apostando por calle Colón como lugar para trabajar o vivir. Una de los cuestiones que están demostrando, es que hay futuro si se dan ofertas diferenciadas, un producto de autor. “Lo que no vale es que montes una tienda de moda infantil al lado de otra, que ya estaba, por ejemplo, sin hacer un estudio previo de mercado” indica el comerciante y portavoz vecinal Carlos Rodríguez. Su ejemplo en A Bufarda, una tienda que ofrece una oferta de juegos y material lúdico que es previamente seleccionado por su exclusividad en mercados especializados de varios puntos de España y el resto de Europa es uno de los atractivos. Pero con ellos no basta, si no hay políticas comprometidas de apoyo a a la zona vieja, y se mejoran las dotaciones.

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