Miles de personas renovaron ayer su devoción a la Virgen de Fátima, en una multitudinaria procesión, la primera gran cita religiosa que vive la diócesis tras las restricciones de la pandemia, y en la que los fieles iluminaron la noche con sus antorchas –las velas que tradicionalmente porta cada participante durante su recorrido–, acompañando la imagen mariana en andas desde el santuario de O Couto, hasta la catedral de Ourense.

Tras dos años de suspensión de esta cita procesional a causa del COVID, solo un símbolo distinguía ayer esta cita religiosa, de las procesiones en honor a su patrona, que se celebran en la parroquia de O Couto desde hace casi 60 años, cuando fue inaugurado el santuario mariano, y era a presencia aún de las mascarillas.

“Aunque no se pueden prohibir, y la procesión se celebra en la calle, a cielo abierto, recomendamos a los fieles que se pusieran las mascarillas por la gran cantidad de participantes y la proximidad de las personas en estos actos” explicaba Celso Rodríguez, copárroco de Fátima.

La imagen de la Virgen de Fátima, cuya carroza fue engalanada durante todo el día con las flores que el viernes habían ido depositando las madres, en su ofrenda anual, partió minutos antes de las 11 de la noche, del santuario de O Couto, acompañada por una multitud de fieles con sus velas, de ahí el nombre de Procesión de las Antorchas”, o también “de los transistores”, porque los participantes escuchan los cánticos y oraciones, y participan luego en la misa, acompañados de su radio portátil, que las retransmite en directo, al ser imposible de otro modo , acoger en la seo a tan ingente número de fieles

La marcha procesional, que fue dibujando una serpentina de luz con las imagen de las velas encendidas en medio la noche, demostró el deseo de los fieles de recuperar este rito paralizado durante dos años. El buen tiempo que se registra estos días, favoreció la alta participación. La procesión recorrió calle Ervedelo, Progreso, Cruz Roja y Santa Eufemia, hasta la Catedral, donde se celebró la misa. A medianoche, muchas fieles acompañaron la imagen mariana, en su regreso al santuario de O Couto.