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La víctima fue un triple homicida

La fiscal, sobre el asesinato de un preso: "Para los acusados, la vida de la víctima valía los 22.490 euros de su cuenta”

Las defensas subrayan que no se halló ADN y discuten las ubicaciones telefónicas. El acusado que gestionaba la granja donde ocurrió presuntamente el crimen: "Si quisiera matar a alguien, no lo entierro en una finca de mi familia para incriminarme”

Los encausados Óscar G. L. y Francisco Javier G. H., en la última sesión del juicio. BRAIS LORENZO

Tras cinco sesiones de juicio, nueve integrantes del tribunal del jurado empezarán a deliberar, el miércoles, para resolver si los encausados Francisco Javier G. H. y Óscar G. L. asesinaron a un conocido de la prisión, Fernando Iglesias Espiño –al que le faltaban dos años para saldar una condena por el crimen de su mujer e hijos, en Gran Canaria en 1996–, durante un permiso de salida de este, con la supuesta intención de apoderarse del dinero de la herencia de su madre, que había ingresado un mes antes.

Entre el 11 de agosto de 2018, fecha en la que la Guardia Civil sitúa el crimen en la granja de Maside regentada por Francisco, y el 24 de agosto, las cuentas de la víctima se vaciaron: 22.490 euros retiraron y gastaron presuntamente los acusados.

La Fiscalía solicita penas de 22 y 23 años de prisión por los delitos de asesinato en concurso con estafa. Francisco niega cualquier implicación y Óscar, con antecedentes por estafa, solo reconoce que efectuó retiradas de efectivo, aunque la defensa reduce la cuantía a 5.340 euros en una docena de operaciones.

El letrado solicita que, en el supuesto de que sea declarado culpable del asesinato, se le apliquen atenuantes como la de colaboración con la justicia. Él condujo a la Guardia Civil al lugar en el que estaba enterrado el cadáver, en un monte propiedad de una familiar de Francisco, en el municipio de Piñor.

El cadáver de Iglesias Espiño fue localizado en un monte de Piñor en diciembre de 2018. BRAIS LORENZO

“Acabaron con su vida para apropiarse de la herencia que Fernando Iglesias Espiño había recibido. Tenía 22.490 euros en su cuenta y lo mataron para apropiarse de eso. Para ellos era lo que valía la vida de Fernando”, reprochó la fiscal Sonia Rodríguez.

"No hay ni una sola prueba en más de 5.000 folios del procedimiento que recoja cualquier tipo de vestigio"

Las defensas subrayan que no hay pruebas de ADN que conecten a los encausados con los hechos, y también discuten las ubicaciones telefónicas que la Guardia Civil esgrimió contra ambos para trazar su recorrido desde la granja de Maside, que la víctima tenía como domicilio en sus permisos, hasta el monte de Piñor, así como a las distintas localidades de Ourense y Pontevedra, y también en Burgos o Portugal, donde se llevaron a cabo retiradas de dinero.

La granja de Maside donde presuntamente ocurrió el crimen, y a la que acudía la víctima en sus permisos de salida. BRAIS LORENZO

“En el siglo XXI, con todos los medios tecnológicos, y tras un registro impecable, no hay ni una sola prueba en más de 5.000 folios del procedimiento que recoja cualquier tipo de vestigio que relacione a Óscar. Ni en el cadáver, ni en el coche ni en los objetos incautados y analizados de forma exhaustiva. Ni una, es para pensárselo”, expuso el abogado Valentín Blanco, defensor de este acusado, al tribunal del jurado.

“Sufrió un impacto terrible que tiene que provocar una gran cantidad de restos biológicos y aquí no hay ni una prueba”, añadió.

El abogado Valentín Blanco defiende al acusado Óscar G. L. BRAIS LORENZO

“¿Dónde fue el asesinato, en qué lo trasladaron? No hay vestigios”

Ángeles Bernárdez defiende a Francisco Javier G. H., el que regentaba la granja avícola de Maside a la que la víctima acudía en sus permisos de salida de prisión, en la que tenía cama y comida, y donde estuvo asegurado un año. “¿Dónde fue el asesinato, en qué lo trasladaron? No hay vestigios”, compartió la abogada.

Sobre los teléfonos esgrime un contrainforme de parte, elaborado por dos ingenieros técnicos agrícolas, para rebatir el atestado de la Guardia Civil sobre los movimientos de los acusados según su ubicación telefónica.

Los teléfonos de los tres aparecen en la granja en la que presuntamente ocurrió el crimen el 11 de agosto. Después de la hora estimada del asesinato, entre las 11.30 y las 13 horas, los posicionamientos de los dos acusados los sitúan sobre las 13.40 horas en la zona de Senra, donde apareció el cadáver.

Permanecen hasta las 14.20 horas, aproximadamente. A la granja regresaron los dos acusados en torno a las 14.50 horas, de acuerdo a sus posicionamientos. Por la tarde, los tres móviles –la Guardia Civil cree que ya no estaba Fernando, fallecido, sino que llevaron su terminal para poder operar con la banca electrónica y retirar dinero– dejan rastro de un desplazamiento a Vigo. A las 19.45 horas regresan los tres móviles a la explotación avícola.

"En ningún caso se puede determinar la posición y el recorrido de ninguno de los móviles"

“En ningún caso se pueden probar los posicionamientos de los móviles”, dicen los peritos. Comparten que los móviles de los acusados estaban dentro de la zona de cobertura de Senra, Piñor, la aldea de la tía de Francisco próxima al monte en el que se enterró el cuerpo, pero aclaran: “La única información facilitada son las posiciones de las antenas y los momentos de conexión, pero no se puede determinar la posición del móvil. No consta tampoco el dato de GPS. En ningún caso se puede determinar la posición y el recorrido de ninguno de los móviles”, afirman los ingenieros.

Los ingenieros agrícolas, durante su exposición ante el jurado. J. Fraiz

La defensa de Óscar G. L. asume que su cliente será condenado por estafa, después de que consten imágenes de cajeros en los que retiró dinero, además de testimonios de personas que lo vieron ir al cajero, hacer grandes dispendios en varias fiestas –hasta más de 1.000 euros en una noche–, e incluso romper una tarjeta tras agotar el crédito.

En su interrogatorio, este encausado dijo que Francisco Javier G. H. le dio las tarjetas para que retirara dinero una vez llegaron a Vigo, la tarde del sábado en el que la Guardia Civil sitúa la comisión del asesinato. La parte admite la sustracción de dinero de la víctima, pero rebaja la cantidad de la que se siente responsable a 5.340 euros.

El abogado plantea una condena de 6 meses de prisión por el delito de estafa más el abono de dicha cantidad. Los dos encausados llevan 3 años y medio en prisión provisional.

El encausado Óscar G. L., a su llegada al juicio bajo custodia de la Guardia Civil. INAKI OSORIO

“Si él voluntariamente no dice dónde está el cuerpo no sé si habría caso”

Mi cliente ha querido ayudar a la administración de justicia y colaborar, ya en su primera declaración policial reconoció las retiradas”, expuso el letrado. Solicita que, en caso de culpabilidad, se le apliquen atenuantes. Hay una “negación absoluta del delito de asesinato”, subrayó el defensor.

“En ningún caso es capaz de cometer un delito de sangre. Si tienen la menor duda, no pueden condenar”, apeló al jurado. En el caso de una condena, pide que se tenga en cuenta que Óscar indicó a la Guardia Civil dónde estaba enterrado el cadáver. “Si él voluntariamente no dice dónde está el cuerpo no sé si habría caso”, expresó Blanco. La fiscal se opone.

El monte de Piñor donde fue enterrada la víctima. INAKI OSORIO

La mañana del 11 de agosto de 2018 los móviles ubican a los dos acusados y a la víctima en la granja de Maside, a la que el recluso llegó sobre las 11 de la mañana, tras salir del centro penitenciario a las 9 de ese sábado.

Había disfrutado de 80 permisos sin quebrantamientos. Su ausencia, investigada de entrada como una fuga, se debía a un crimen.

Recibió al menos 4 golpes en la cabeza con un objeto contundente tipo barra de hierro (el instrumento utilizado no se ha podido confirmar). Sufrió un traumatismo craneoencefálico que le causó la muerte.

“Nadie lo vio ni habló con él desde el día 11”, destaca Rodríguez. Las defensas sostienen que el 13 un abogado recibió un wasap de la víctima y que una camarera lo vio.

La fiscal Sonia Rodríguez, durante su informe de conclusiones. BRAIS LORENZO

La fiscal subraya que, según los posicionamientos, los acusados se desplazaron ese mediodía a la zona de Senra. La fiscal sostiene que trasladaron al monte el cadáver y lo enterraron.

Las defensas esgrimen que en esa aldea vivía la tía de Francisco, con la que iba a comer un par de veces por semana, y también en alguna ocasión Óscar. La fiscal considera que la explicación “para estar a mediodía a pleno sol en un monte donde no hay absolutamente nada” no era otra que deshacerse del cuerpo.

La fosa en la que fue enterrado el preso asesinado. GUARDIA CIVIL

Los posicionamientos de los móviles describen su regreso a la granja y su partida, a primera hora de la tarde, a Vigo, junto con el móvil de Fernando. El retorno de los dos acusados desde la ciudad a Maside fue a la vez, según los móviles, aunque Francisco declaró que Óscar y Fernando estuvieron retirando dinero y tratando la supuesta compra de un coche –ya había adquirido uno unos días antes– que la Guardia Civil descartó.

Según el ministerio público, en ese momento ya habían iniciado “un plan para quedarse el dinero” de la víctima, que incluyó “mentiras” para tratar dar cobertura a algunos desplazamientos que coinciden con retiradas de dinero y emplazamientos del teléfono móvil.

Solo ese día en Vigo se retiraron 3.000 euros. Las extracciones se hicieron en menos de dos semanas en Cea, Ourense, Ribadavia, O Carballiño, Vigo, Bandeira, Melgaço (Portugal), Lalín, As Neves, A Cañiza, y también en Burgos.

Era “imposible” que el autor de esas operaciones fuera Espiño, una persona “limitada tecnológicamente” tras más de veinte años preso. Además, “era una persona que no gastaba nada”, porque su plan era ahorrar para saldar la condena, jubilarse y vivir con su hermano.

Hasta el punto –incidió la fiscal– en que prefería estar en sus permisos en una habitación en una granja “deplorable” que pagarse una pensión.

En cambio, la letrada Bernárdez subraya que “antes de su desaparición, ya había retirado más de 6.000 euros”.

Óscar no hizo uso de su derecho a la última palabra, pero Francisco Javier sí. Niega su implicación tanto en el asesinato como en la estafa, y sostiene que no existen pruebas contra él.

“Si yo quiero matar a una persona no envío a otro a la casa de mi madre para que lo haga”, dijo en relación al incidente ocurrido unas semanas antes en el que Óscar agredió con una barra de hierro a Espiño, excusándose después con que lo había confundido con un ladrón.

“Se concertaron y salió mal. Fue el primer intento fallido de acabar con la vida de Fernando”, afirmó, en cambio, la fiscal.

Francisco Javier G. H., a su llegada al juicio desde la prisión. IÑAKI OSORIO

“Estaba en la cárcel por matar a la mujer y a los hijos y nadie lo quería llevar para su casa. El único que le dio una habitación y dinero fui yo”

“Si lo mato en la granja, no lo llevo a 20 kilómetros y lo entierro en una finca de mi familia, para incriminarme”, añadió Francisco. Su defensa incidió en que ni la cinta de embalar con la que se envolvió el plástico que cubría el cadáver ni el serrín hallado en la fosa eran de la granja.

“Estaba en la cárcel por matar a la mujer y a los hijos y nadie lo quería llevar para su casa. El único que le dio una habitación y dinero fui yo”, reivindicó Francisco.

Su abogada incidió en ello. “Era un desahuciado social y no solo lo ayuda, sino que lo integró en la familia”. “Si le estuvo ayudando, ¿por qué iba a matarlo? Fernando le hubiera dejado dinero en caso de necesitarlo. ¿Para qué iba a matarlo, para que Óscar gastara el dinero y se lo pasara bien?”, llamó la atención.

Ángeles Bernárdez, abogada defensora de Francisco Javier G. H. BRAIS LORENZO

“No puedo decir que fuera Óscar, yo no lo vi”

La letrada descarta el móvil económico porque no hay pruebas de que Francisco tuviera deudas, o de que fuera agresivo. A la abogada le parece “muy sorprendente” que el otro acusado indicara el lugar exacto, pero su cliente no quiso culparlo. “No puedo decir que fuera Óscar, yo no lo vi”, declaró el acusado.

La fiscal argumenta que, para ser capaz de conducir de madrugada a la Guardia Civil hasta el lugar inaccesible donde estaba enterrado Espiño, como hizo Óscar, “hay que conocer el sitio, o no llegas, y como mínimo hacen falta dos personas para trasladar un peso muerto”.

Para la Fiscalía, ambos son coautores y responsables de los dos delitos. “Los actos encaminados a la desaparición, ocultación y apropiación del dinero fueron cometidos por los dos, que trazaron coartadas y se apropiaron del dinero”.

Los acusados, en la sesión final del juicio. BRAIS LORENZO

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