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Operación Avaro: la víctima fue un triple homicida

Dos acusados de asesinar a un preso en un permiso se desvinculan del crimen

Uno de ellos, el que reveló dónde estaba enterrado, admite que retiró dinero usando sus tarjetas:“Los guardias me presionaron:me dijeron ‘ayúdanos y te echaremos una mano’”. La fiscal, al jurado:“Ni acusados ni víctima son ejemplares, pero aquí juzgamos hechos”

Los dos acusados, Francisco Javier G. H. y Óscar G. L., a su llegada desde prisión al juzgado. IÑAKI OSORIO

La Guardia Civil averiguó que detrás de la supuesta fuga de prisión de un triple homicida –mató a su esposa y a sus dos hijos en Gran Canaria en 1996–, tras un permiso de salida el fin de semana del 11 de agosto de 2018, no había un quebrantamiento, sino un crimen. El asesino fue la víctima. En diciembre de ese año, la Policía Judicial detuvo a los presuntos autores, que se enfrentan desde este lunes a un juicio con jurado popular.

La Fiscalía solicita 22 y 23 años de cárcel, por delitos de asesinato en concurso con estafa, para los encausados Francisco Javier G. H. y Óscar G. L., ambos en prisión provisional. Habían conocido en el centro penitenciario de Pereiro al fallecido, Fernando Iglesias Espiño, natural de Silleda y de 63 años.

El primero regentaba una granja en Maside a la que la víctima iba a ayudar durante sus permisos de salida, a cambio de comida y cama. Es donde la Guardia Civil cree que tuvo lugar el crimen, cometido con un objeto contundente –un traumatismo craneoencefálico fue la causa de la muerte violenta– entre las 11 y las 13 horas del sábado 11 de agosto de 2018. Entre los días 11 y 24 retiraron presuntamente 22.490 euros.

Ambos implicados se desvinculan de haber dado muerte a su conocido. Óscar, que se encargó de revelar a los investigadores de la Policía Judicial el monte en el municipio de Piñor, propiedad de la familia del acusado Francisco, en el que fue enterrada la víctima –el cadáver estaba envuelto en plásticos, en una mina de agua–, solo admite que sacó dinero con las tarjetas del fallecido, porque el otro encausado se las dio y se lo indicó, según su versión.

Iglesias Espiño tenía 22.490 euros procedentes de la herencia de su madre. Sus planes eran saldar su condena –le faltaban 2 años y no había cometido ningún quebrantamiento en más de 80 permisos– y, después, vivir con su hermano.

Óscar G. L., de pie, durante su interrogatorio. INAKI OSORIO

La defensa de Óscar: "Reconoce la estafa pero él de asesino no tiene absolutamente nada"

“No niega la utilización de las tarjetas de Fernando, él dice que se las facilitó Francisco, pero no estamos conformes con la cantidad de 22.490 euros. Las retiradas son bastante inferiores. Reconoce la estafa pero jamás ha cometido ningún delito de sangre, bajo ningún concepto es responsable de asesinato. Él de asesino no tiene absolutamente nada”, introdujo Valentín Blanco, el defensor de Óscar G. L., en su intervención inicial ante el jurado.

El letrado aludió al principio del derecho penal in dubio pro reo, que establece que, en caso de alguna duda, procede la absolución. “Ante la menor duda, ustedes no pueden condenar porque la Constitución así lo exige”, subrayó Valentín Blanco.

Sobre Óscar G. L. pesa la agravante de reincidencia en el delito de estafa. Cumplió 8 años por engaños relacionados con la concesión de préstamos. “Para mí es muy grave la acusación de asesinato, yo no tengo delitos de sangre”, aseguró este acusado en su turno. No sabe qué pasó ni quién lo mató, según dijo a preguntas de su abogado. Su relación con la víctima era buena. “Le dejaba dinero, le compraba tabaco...”, manifestó.

Valentín Blanco, abogado defensor del acusado Óscar G. L. INAKI OSORIO

"Yo no sabía nada pero hasta que me hicieron declarar no pararon"

Se acogió a su derecho a declarar únicamente a las preguntas de su defensa. Óscar contó a los guardias que la víctima estaba enterrada en un monte de A Senra (Piñor) propiedad de la familia del otro acusado, Francisco Javier, un lugar en el que él también había estado en alguna ocasión.

“Me coaccionaron para declarar, me presionaron. Me dijeron: ‘Ayúdanos y te echaremos una mano’. Yo no sabía nada pero hasta que me hicieron declarar no pararon”, sostiene este encausado. Su versión es que, además, los investigadores le contaron que el otro implicado lo había incriminado. “La primera cosa que me dijeron fue que él me culpaba a mí”. En cambio, Óscar G. L. dice que si conocía el lugar donde estaba enterrado Espiño es porque se lo dijo Francisco.

“No tuve nada que ver con la desaparición de Fernando”

También asegura que, el día en el que los investigadores sitúan la muerte, se marchó de la granja de Maside hasta su domicilio, a primera hora, y volvió a mediodía. Espiño –sostiene– se encontraba en la explotación temprano, pero ya no estaba a su regreso. Después, según este acusado, él y Francisco Javier se desplazaron a Vigo en dos coches diferentes. “Francisco me dijo que había que sacar dinero con estas tarjetas”, y Óscar accedió.

“No tuve nada que ver con la desaparición de Fernando”, afirmó Francisco Javier en relación al delito de asesinato. Tampoco dijo a Óscar dónde estaba enterrado el fallecido, añadió. “No volvió a prisión y supuse que se había escapado”, declaró este encausado, con antecedentes por robo. Cuando ocurrieron los hechos tenía una pulsera telemática con la que se controlaba que, entre las 23 y 7 horas, estuviera en su domicilio.

Cuatro policías se encargan de la custodia de los dos acusados en el juicio. INAKI OSORIO

“En ningún momento saqué dinero ni tuve las tarjetas en mi mano”

La fiscal le recordó que constan varios posicionamientos telefónicos que lo ubican en la zona de varios cajeros en los que se retiraron cantidades de la víctima. La investigación recoge sustracciones de efectivo –la mayoría de 600 o 300 euros cada vez; la mínima de 80– en cajeros de varias localidades de Galicia pero incluso de otros lugares de España o de Portugal.

Constan operaciones en Cea, Ourense, Ribadavia, O Carballiño, Vigo, Bandeira (Pontevedra), Melgaço, Lalín, As Neves, A Cañiza (Pontevedra), y también en Burgos. “En ningún momento saqué dinero ni tuve las tarjetas en mi mano”, respondió varias veces Francisco Javier G. H. sobre el supuesto móvil económico del crimen. “Si usted me lo puede demostrar...”, instó a la fiscal en una ocasión.

Este acusado, al que defiende Ángeles Bernárdez, afirma que en ese viaje a Vigo el día en el que se sitúa el crimen también estaba presente la víctima, e incluso añade que la iniciativa partió de Espiño, porque quería ver un vehículo –supuestamente para poder remolcar una caravana, y pese a que solo días antes había adquirido ya un automóvil–, que había visto anunciado en una página web.

“Óscar y Fernando fueron al cajero a sacar dinero", sostiene Francisco Javier. “Yo no llevaba ninguna tarjeta, las tenía Fernando. Yo no estaba cuando sacaron dinero. A Ourense volví solo, porque tenía que ir a la granja. Ellos se quedaron a que les enseñaran el coche y volvieron de noche”, relató.

La granja de Maside gestionada por el acusado Francisco Javier a la que acudía la víctima, y donde la Guardia Civil sitúa el crimen. BRAIS LORENZO

Este encausado asegura que el lunes 13 de agosto se despidió de Espiño porque debía regresar a prisión. No lo hizo y, cuando después supo por Óscar que supuestamente estaban juntos, les indicó, según su versión: “No vengáis más por la granja porque los dos estáis en busca y captura”. La Guardia Civil sostiene que es imposible, porque el triple homicida fue asesinado el sábado 11, a mediodía.

El móvil los ubica en la zona

Hay ubicaciones del teléfono que sitúan a los dos acusados en la granja y en el monte de Piñor en el que fue soterrado el preso. “Yo no sé nada de eso”, contestó Francisco, que intentó dar explicaciones sobre alguno de los posicionamientos.

“No tenía dónde pasar los fines de semana y yo le ofrecía la granja, donde tenía el domicilio, porque si no, no podía salir de permiso. Lo tuve asegurado un año, 500 euros al mes. Le daba de comer, dinero para gasolina o tabaco, le pagaba el móvil..."

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Consta uno en Lalín y él alega que se debe a que tenía otra granja en la zona de Silleda. Sobre el de Burgos dijo que a ese lugar se desplazó con su primo y con el otro encausado porque este había quedado con una mujer. La fiscal le señaló que resultaba sospechoso que el mismo día en el que se hicieron dos retiradas de 1.000 euros con las tarjetas del fallecido, Francisco Javier G. H. hubiera ingresado la misma cantidad en sus tarjetas prepago de telefonía. “Yo trabajaba y cobraba cada 45 días entre 10 y 13.000 euros por los pollos”, fue su contestación.

Francisco sabía que la víctima había cobrado dinero de la herencia. La Guardia Civil bautizó este caso como Operación Avaro por el supuesto móvil económico. El encausado defiende que él ayudaba a Iglesias Espiño, quien acudía a su explotación desde “2014 o 2015”, en sus salidas de prisión.

“No tenía dónde pasar los fines de semana y yo le ofrecía la granja, donde tenía el domicilio, porque si no, no podía salir de permiso. Lo tuve asegurado un año, pagándole 500 euros al mes. Le daba de comer, dinero para gasolina o tabaco, a veces le pagaba recibos del móvil”, mantiene.

“Fernando era un apoyo que tenía fuera de prisión. La única persona que lo ayudó para salir fue Francisco”, subrayó su abogada en su intervención inicial ante el tribunal del jurado. La defensa sostiene que las pruebas no demuestran que la muerte ocurriera el 11 de agosto de 2018 ni que su cliente esté implicado.

Ángeles Bernárdez es la abogada que defiende a Francisco Javier G. H. INAKI OSORIO

La parcela forestal en la que fue enterrado Espiño pertenecía a la tía de este encausado. “No tiene absolutamente nada que ver con la aparición del cuerpo en la finca”, añade la letrada. “Hay que conocer el sitio para llegar allí”, llegó a declarar Francisco Javier en su interrogatorio. De noche resultaría difícil, manifestó. La Policía Judicial, sin embargo, afirma que el traslado fue de día.

El monte de Piñor donde fue localizado el cadáver en diciembre de 2018. INAKI OSORIO

¿Un ataque fallido un mes antes?

En julio, un mes antes del crimen, Espiño fue víctima de una agresión cometida por Óscar con un hierro. Este alegó que pensaba que era otro hombre que se dedicaba a robar herramientas. “Le quise dar para arriba y le rasqué el brazo”, explicó Óscar.

“Lo envié a por unas rebarbadoras, no sabía que Óscar estaba allí. Fernando contó que Óscar le dio porque pensaba que era” otro varón, dijo Francisco.

El juicio se prolongará durante toda esta semana. Este martes declaran varios guardias civiles que formaron parte de la investigación. “Sus declaraciones son importantes. Con una investigación larga y exhaustiva, han hilado de manera formidable lo que ocurrió desde la desaparición hasta que apareció el cuerpo”, indicó la fiscal al jurado.

Las dos defensas, en primer término, y al fondo la fiscal. INAKI OSORIO

Sonia Rodríguez entiende que la tarea del tribunal es “incómoda” y requiere “mucha responsabilidad”, pero transmitió tranquilidad a los integrantes de este jurado, conformado en su amplia mayoría por mujeres. “Los hechos son muy graves, pero no duden de que viendo las pruebas y con sentido común van a llegar a una conclusión y podrán dictar un veredicto de culpabilidad”.

La fiscal invitó al jurado a analizar qué pasó, sin prejuicios. “Aquí enjuiciamos hechos, no personas. Ni los acusados ni la víctima son ejemplares, pero no puede llevar a salirnos del objetivo. Más allá de tener una mayor o menor simpatía, debemos dejar al lado las apreciaciones o los sentimientos. Solo tenemos que juzgar hechos”.

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