El arqueólogo municipal José María Eguileta Franco (Pontevedra, 1959), eligió el paraninfo del IES Otero Pedrayo de Ourense para la celebración del acto solemne que materializa su paso de miembro correspondiente a numerario en la Real Academia Galega de Belas Artes en la Sección de Museoloxía e Arqueoloxía. A este instituto en el que Eguileta quiso reunir a la institución, asistieron alumnos como Florentino Cuevillas, al que Eguileta definió como el más brillante arqueólogo y prehistoriador de Ourense y Galicia, Vicente Risco, Ramón Otero Pedrayo o Marcelo Macías.
Y fue ahí donde pronunció su discurso de ingreso como numerario, titulado “Planificación urbanística, arqueoloxía, protección e investigación no Concello de Ourense”, que fue contestado en nombre de la RAGBA por el secretario de la institución y miembro numerario de la misma sección, Felipe-Senén López Gómez. El acto estuvo presidido por el presidente de la academia, Manuel Quintana Martelo, y contó con la asistencia de autoridades, académicos e intelectuales.
Antes de referirse a su trabajo como arqueólogo municipal, Eguileta Franco confesó que esta profesión ya le atraía de pequeño, pero no era la única. También barajó la posibilidad de ser marinero y capitán de barco o periodista. Eligió la arqueología gracias a las enseñanzas de Xaquín Lorenzo ‘Xocas’, que en sus clases contaba sus experiencias en las excavaciones en las que participaba con Cuevillas. Aquellas narraciones fueron decisivas para José María Eguileta que vio claro su futuro profesional: “Aprendín que o noso pasado formulaba tantos enigmas e cuestións de interese como os lugares que aparecían nos libros clásicos de arqueoloxía”, afirmó.
La protección del patrimonio
Respecto a su trabajo como arqueólogo del Concello de Ourense, explicó que realiza una arqueología de gestión, y defendió la importancia de la protección del patrimonio arqueológico a través de las normativas. “Ao longo do século XX, a arqueoloxía vaise dotando dun corpo legal bastante sólido. A planificación urbanística é a ferramenta máis propicia para protexer o patrimonio cultural, e con el, o arqueolóxico”, afirmó.
En esta línea, citó la Ley de Antigüedades Arqueológicas de 1911, la Ley del Tesoro Artístico Nacional de 1933, la Ley del Suelo de 1975 que protegía los valores culturales del territorio, aunque sin atender a los yacimientos, o la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, en la que se protegían los yacimientos e introducía el concepto de zona arqueológica.
Del PERI al catálogo de arqueológico
A nivel local, destacó que el Plan Xeral de Ordenación Urbana (PXOU) de Ourense de 1986 contaba con un catálogo de yacimientos en el rural y otro de “lugares históricos” urbanos. En ese momento se crearon también las “Comisións Territoriais do Patrimonio Histórico Galego” por provincias, en las que se integraban los arqueólogos de la Administración autonómica.
El Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del núcleo histórico de Ourense que se aprobó en 1997 supuso un paso importante de la arqueología en la planificación municipal. Sin duda, dijo, “o maior avance para establecer unha arqueoloxía programada na zona histórica”.
Esta norma dio origen en 2008 al actual departamento de Arqueoloxía del Concello de Ourense. Y a esta siguieron el catálogo arqueológico del PXOM de 2003, en el que se protegen los yacimientos ante las obras que los puedan afectar.
