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TRIBUNA LIBRE

Dioses y hombres

El viajero está sentado en una terraza y, mirando la gente que pasa, se dice: ahí va Homero. Y da gracias a Dios por haber inspirado al bardo hasta poder escribir La Ilíada y La Odisea. E imagina que lo sigue hasta Omonia y allí lo escucha hablar a los transeúntes, explicándoles lo que hizo y vio en Troya y el viaje de vuelta a Ítaca. El viajero sigue caminando, a veces por la acera, a veces por la calzada, porque la acera está invadida por los coches, los árboles y las plantas y, a veces, casi no existen. Y vuelve a sentarse en una terraza y piensa: los coches invaden las aceras y las terrazas, los quioscos y chiringuitos invaden la calle y las plazas.

Y por momentos no sabe muy bien cuándo está adentro si está fuera, ni cuándo está fuera si está dentro. Y concluye que, a lo mejor, la distinción no es clara y que puede haber un continuum que, al menos hasta un cierto punto, elimina el dualismo entre dentro y fuera, entre natural y sobrenatural, y es que los dioses griegos eran divinos y humanos, y los hombres eran humanos pero descendientes de los dioses y vivían en familiaridad con ellos.

(*) Antropólogo y escritor

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