Seis años lleva en marcha la instrucción judicial sobre uno de los sucesos más sorprendentes que se han registrado en Ourense en los últimos tiempos: la muerte en la comisaría provincial de un policía, debido a un disparo en la cabeza con una de las pistolas robadas en agosto de 2014 en el búnker de la sede.

En enero de 2018, los inspectores Roy y Bernardo D. L., amigos del fallecido, fueron detenidos por su presunta implicación en la muerte, que siempre han negado. La UDEV de la comisaría los culpa de asesinar al agente para ocultar la supuesta implicación de los tres en la desaparición de las pistolas y el envío de anónimos a la prensa y a Asuntos Internos.

Esta unidad se inclinó por que la muerte fue un suicidio, al igual que la brigada central de homicidios, que ha descartado la implicación de los hermanos. Tras ese dictamen, la defensa solicitó a la magistrada de Instrucción 3, Eva Armesto, el sobreseimiento de la causa y la Fiscalía está a favor.

En un informe de 27 de enero, pero que aún ha sido trasladado a las partes estos días, el ministerio público se suma a la solicitud de archivo en la doble derivada que investiga de forma conjunta la causa penal: el homicidio o suicidio de Celso B. A., ocurrido el 9 de abril de 2016 –se basa la Fiscalía en el informe, de fecha 1 de octubre de 2021, presentado por la Sección de Homicidios y Desaparecidos de la Brigada Central de Delitos contra las personas, una unidad adscrita a la Comisaría General de Policía Judicial–, y el robo de las armas. La Fiscalía tampoco ve pruebas de que los gemelos estén implicados. Cita informes de la Guardia Civil.

La jueza aguarda por una comisión rogatoria a Estados Unidos –a Google– para disponer de datos sobre comunicaciones entre los hermanos que puedan ser alusivas a los hechos. Está ya en la fase de resolver si continúa con el procedimiento, concluye el sumario y abre la fase de juicio, que sería con jurado. Seis años después del comienzo de la instrucción, los investigados aún deben comparecer cada semana en el juzgado. La defensa presentó un recurso.

"No es posible situarlos en la fecha y la hora en la que tienen lugar los hechos. Al contrario, se sitúan fuera"

Ninguno de los indicios o sospechas pueden constituirse como pruebas directas ni suficientes de su participación en la muerte. No hay hasta el momento evidencias en los informes científicos o diligencias de investigación practicadas que sean suficientes”, afirma la brigada central de homicidios.

“No es posible situarlos en la fecha y la hora en la que tienen lugar los hechos. Al contrario, se sitúan fuera de la escena” . El móvil de Bernardo lo ubica en el complejo deportivo de Monterrei (Pereiro de Aguiar), a 9 kilómetros, mientras que Roy estaba en el centro comercial.

Comisaría de Ourense de la Policía Nacional. BRAIS LORENZO

“No existen pruebas que demuestren la utilización de las vías de acceso a la comisaría”, en relación a la hipótesis de la UDEV sobre que uno de ellos había entrado escondido en el maletero del coche conducido por el otro, y posteriormente había accedido por un pasadizo hasta llegar al despacho de la quinta planta.

En este conducto se hallaron 14 huellas, ninguna de Roy o Bernardo. “No existen pruebas o indicios de que hubieran concertado una cita con la víctima o que tuvieran conocimiento de que iba a estar en dependencias policiales”.

Las claves del informe clave

Tras analizar tanto la posibilidad del suicidio como la del asesinato, la unidad señala –sobre el supuesto móvil de silenciar el robo de las armas y la elaboración de los anónimos– que “no hay constancia, de ninguna forma a lo largo de todas las investigaciones, que confirme esta hipótesis ni tampoco la posibilidad del temor por parte de los hermanos de que Celso estuviera dispuesto a delatarles como responsables de los hechos o a confesar la implicación de los tres”.

La UDEV de Ourense sospecha que Bernardo abandonó su móvil en Monterrei y que ambos se cruzaron una llamada como coartada, para que el posicionamiento telefónico los desvinculara de la escena a la hora de los hechos. Es una hipótesis “indemostrable y subjetiva”, subraya la Sección de Homicidios.

“El posible rastro de los hermanos no es suficiente para demostrar su presencia allí durante su comisión, toda vez que eran compañeros y amigos. La presencia de su ADN ha sido explicado sin que se hayan desvirtuado sus manifestaciones en modo alguno”

La brigada central emitió este dictamen tras haber analizado todos los informes de la causa. más de una docena. Ha hecho una revisión panorámica de pericias sobre trayectorias de disparo, manchas y patrones de sangre, geolocalización, pólvora o partículas de disparo.

En agosto de 2017, la Sección de Homicidios ya había emitido un primer informe en el que señalaba que la tesis más probable era la del suicidio de Celso, “con motivo de su participación en los hechos ilegales” de la desaparición de las armas y la elaboración de los anónimos. No obstante, reconocían una serie de “circunstancias extrañas” que convenía investigar.

Los inspectores Roy y Bernardo D. L., en una visita al juzgado. BRAIS LORENZO

Como la posición de la corredera del arma hacia atrás, la existencia de un fruncido en el pantalón de Celso y una huella de arrastre, así como el hallazgo de un sobre con ADN de los hermanos bajo el cadáver. Y con la situación de partida, para investigar, de que la escena fue limpiada dos días después y los estudios se han tenido que hacer a partir de fotografías.

En la pistola había ADN de Celso y de una tercera persona no identificada, pero que según un informe forense no son los gemelos ni tampoco nadie de su familia.


Bernardo era el jefe de prensa y formación, donde trabajaba el fallecido, y ambos hermanos, competidores de tiro, descargaban vainas y acumulaban pólvora, alegaron. “El posible rastro de la presencia de los hermanos no es suficiente para demostrar su presencia allí durante su comisión, toda vez que eran compañeros y amigos. La presencia de su perfil de ADN ha sido explicado sin que se hayan desvirtuado sus manifestaciones en modo alguno”, señala la unidad.

En las dos mangas del jersey del fallecido se hallaron partículas de restos específicos de disparo, lo que determina un empuñamiento del arma con ambas manos. En la pistola había ADN de Celso y de una tercera persona no identificada, pero que según un informe forense no son los gemelos ni tampoco nadie de su familia.

“La existencia de circunstancias extrañas en ningún momento se ha puesto en duda, si bien las conclusiones no son lo suficientemente determinantes como para un cambio a la consideración de una etiología homicida”, afirma la brigada central en este informe.

Juzgado de Ourense. I. OSORIO

En la hipótesis relativa a que se trató de un crimen se ha investigado si el cuerpo –no tenía golpes pese a la proximidad entre la mesa de Celso y un armario y otro escritorio– pudo ser amparado durante la caída y tras el disparo para que quedara en el suelo boca abajo.

La jueza solicitó recrear cómo tendría que intervenir el asesino si estaba a la espalda o a su lado. Necesariamente, el autor se debería haber impregnado de sangre y “es imposible”, dice esta unidad, que el calzado no hubiera dejado “un mínimo rastro de los movimientos”.

En febrero, el magistrado de Instrucción 2, Luis Doval, dictó el sobreseimiento provisional –la decisión no es firme, cabe recurso– en otra causa que amenazaba a los hermanos. No vio pruebas de que hubieran conspirado para incriminar a otro policía, el exjefe del grupo de drogas absuelto en la Zamburiña, que los culpaba de los anónimos y de suplantar su identidad.