Los cuidados tienen, sobre todo, un rostro femenino. Mañana se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y una de las reivindicaciones es avanzar hacia el reparto equitativo de las tareas y responsabilidades en la atención a los mayores, dependientes e hijos en el domicilio y en el entorno familiar, para que esta labor no recaiga solo sobre las espaldas de las mujeres. En el ámbito estrictamente laboral, hay profesiones como la de los cuidados auxiliares que también son ejercidas en una amplia mayoría por mujeres.
Casos como el de Adrián Fraguas son una excepción en el panorama gallego. “El 99% de las trabajadoras de ayuda a domicilio somos mujeres”, señala María José Fernández, profesional de esta disciplina y coordinadora en la provincia de Ourense de la plataforma SAF Galicia. Con 39 años, Adrián es el único hombre de la plantilla de 29 trabajadoras que sostienen el servicio de ayuda a domicilio en el municipio ourensano de O Pereiro de Aguiar (6.470 habitantes y una edad media por debajo de los 50 años).
La asistencia a domicilio permite que personas que, “por sus propias condiciones de salud, edad o autonomía tendrían que estar con familiares o en una residencia, pueden permanecer en sus casas con unas condiciones aceptables de vida”
En 2021, un total de 97 familias fueron atendidas en este concello en el programa de ayuda en el hogar, en el que se prestaron más de 26.000 horas, después de un aumento de casi 5.500 con respecto a 2020, según el Concello. Esta prestación se suma, o se complementa, con el programa de ‘Xantar na casa’, del que se beneficiaron en Pereiro 28 usuarios a lo largo del año pasado, con casi 5.600 menús servidos. Otra ayuda para las personas mayores o que viven solas se brinda a través del servicio de teleasistencia para personas no dependientes, que costea la Diputación. En este municipio beneficia a 56 habitantes, con una docena más de usuarios que en el ejercicio de 2020.
Adrián lleva dos años y medio trabajando en el servicio de ayuda en el hogar en Pereiro de Aguiar. Antes pasó doce años ejerciendo en residencias. Su formación es de auxiliar de enfermería en geriatría. “Siempre me ha gustado trabajar con personas mayores, es una labor muy gratificante”, asegura. Este profesional destaca que la asistencia a domicilio permite que personas que, “por sus propias condiciones de salud, edad o autonomía tendrían que estar con familiares o en una residencia, pueden permanecer en sus casas con unas condiciones aceptables de vida”.
“Somos algo más que auxiliares, hacemos de todo, en ocasiones también una labor de apoyo psicológico, porque muchas veces estas personas lo que necesitan es tener compañía, porque están solas”
En algunas jornadas, Adrián Fraguas acude a seis domicilios, con desplazamientos en coche de varios minutos. Trabaja de lunes a viernes, y algunos sábados y domingos mediante rotación. Las labores de las auxiliares en el hogar son variadas –limpieza, cocina, movilización, aseo y ayuda a la alimentación del beneficiario, o a que se tome la medicación pautada–, y muchas trascienden el aspecto material para dar abrigo.
“Somos algo más que auxiliares, hacemos de todo, en ocasiones también una labor de apoyo psicológico, porque muchas veces estas personas lo que necesitan es tener compañía, porque están solas”, afirma este profesional.
“Es inevitable que se genere un vínculo”, asegura. “Ellos te acogen como si fueras un familiar, te llegan a querer”, destaca el joven. “Lo malo que tiene nuestro trabajo es que no es como el de los maestros, que verán crecer a los niños con una vida por delante. Nosotros sabemos que estas personas mayores por desgracia tienen la muerte cerca. Vas perdiendo a tus abuelitos, como yo los llamo”.
