Que hablen de uno, aunque sea mal, es más fácil de defender cuando se refiere a otro. No nos engañemos: las críticas erosionan. Con los elogios insinceros, incluso con algunas formas de indiferencia, por lo menos no se agrieta la piel por el camino. Un debate distinto es si las aseveraciones se compadecen con la verdad, cuando el tiempo termina por poner las cosas en su sitio, con la salvedad que expuso Rafael Chirbes en ‘La buena letra’. No es su misión corregir injusticias, sino más bien hacerlas más profundas.

Como ejemplo de una crítica que vaya por Dios me acuerdo de ese profesor de la Berklee College of Boston, la más prestigiosa escuela de jazz del mundo. En una de las primeras jam session en las que participó después de ser admitido como alumno, Keith Jarrett se puso a pellizcar las cuerdas del piano. Cuando el maestro vio ese comportamiento poco académico, se dirigió hacia el aprendiz a voz en grito: “¡Fuera de aquí!”, clamó. Keith Jarrett se marchó, no sin antes expresar un “muchas gracias”.

Años más tarde, tras un concierto en solitario en el festival de jazz de Newport, el mismo profesor se acercó al consagrado pianista después de la actuación, para mostrar su arrepentimiento. “No diga eso, por favor. He construido toda mi reputación gracias a aquel incidente”, contestó Jarrett.

Con el jazz, pulsión e inteligencia, se puede resumir el mundo, la capacidad del ser humano de acertar y errar. El 22 de junio de 1922, el periódico New York American hablaba del “desastre moral” que se cernía por “el efecto desquiciante y patológico” de una música “neurótica e insidiosa”. El 7 de abril de ese año, The New York Times publicó una pieza que decía: “Músico empujado al suicidio por el jazz”.

En 1932, Armstrong realizó su primera gira por Europa. Había quien desconfiaba de tal virtuosismo, y algunos le pidieron examinar su trompeta, por si había truco. El tiempo demostraría que el crítico Gary Giddins estaba en lo cierto cuando escribió: “Su obra tiene algo que jamás encontrarás en otra. Cuando lo oyes, crees estar escuchando el futuro”.