Los datos meteorológicos referentes al bosque Ridimoas, en Beade, y al Ribeiro del Avia, revelan que este pasado mes de enero tan solo se recogieron 16,3 litros de agua por metro cuadrado en tres días de lluvia, lo que lo convierte en el más seco desde 1996, año en que esta asociación comenzó a publicar los datos obtenidos a través del programa Globe de la NASA. Ello pone en peligro la población de anfibios. Y este mes también destaca porque el día 26 registró el regreso de la primera cigüeña.

Llegó febrero con los manantiales de la parte alta del bosque secos, sin que los anfibios puedan reproducirse, mientras que el riachuelo de Caldelas, en la parte baja, lleva muy poca agua. En la situación anticiclónica de heladas persistentes, es vital el mantenimiento del agua y alimentos en puntos estratégicos, para que la fauna pueda superar esta etapa del año. Estos días de febrero llegaron las lluvias y se espera continúen para revertir esta situación.

La zona necesita un mínimo de mil litros de agua al año

Según explica Pablo Rodríguez, presidente de la asociación, lo ideal para esta zona del Avia es cerrar una anualidad con un mínimo de mil litros de agua de lluvia, algo que no se cumple en los dos últimos años. En enero de 2021 hubo 126,5 litros, y el año cerró con 939,7, registrando marzo solo 7,4 en tres días, cuando debía ser más abundante. En 2020 enero tuvo 88,5 en seis días de lluvia, y marzo 124,7, y tampoco se llegó a los mil litros, quedando en 897,8 el año. Ello hace que los acuíferos vayan arrastrando un déficit de agua. En cambio, en 2019 si se superó, siendo 1.033,8, y “esta es la precipitación que nos correspondería por la situación donde estamos situados”.

A pesar de esto, el riachuelo de Caldelas o A Barbaña no se ha secado, pero tiene un caudal inferior al verano. Destaca Rodríguez que tiene 10 kilómetros de largo y “no hay registro histórico que diga que ha secado”. Pero lamentablemente los acuíferos acondicionados para la reproducción de anfibios están secos, y uno donde desovaban los tritones, que nunca había secado, este año sí lo está. Le preocupa que en 2021 en el mes de enero ya habían nacido tritones y salamandras. Apunta que el agua del manantial representa el vientre de la madre, por eso corren peligro de extinción debido al cambio climático. Y es que los manantiales en O Ribeiro están secos y el agua de los riachuelos está muy contaminada, y las crías de los anfibios necesitan agua pura.