Tras un mes de enero protagonizado por mínimas bajo cero, Ourense tenía ganas de calor. El ascenso de las máximas, con temperaturas que ayer rondaron los 20º en la ciudad, la ribera del Miño volvió a poblarse de bañistas apurando hasta el último rayo de sol. Las termas llevan casi dos años cerradas y unas vallas intentan restringir el acceso, pero la zona ofrecía ayer una estampa poco común en pleno mes de febrero: decenas de personas tomando el sol o disfrutando de un baño en el Miño, aprovechando el bajo caudal que presenta.
Los niveles, bajo mínimos
De hecho, la caída del nivel está siendo vigilada por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Desde octubre ha llovido un 50% menos de lo habitual y los caudales circulantes están un 86% por debajo de su media histórica. Los ríos que menos caudal llevan son el Limia en Xinzo; el Avia en Leiro; el Miño en Ourense, y el Arnoia en Pontefreixo. Asimismo, los embalses se encuentran al 50,3% de su capacidad máxima, un 21,1% por debajo de lo normal para estas fechas (71,5%).
Plan de sequía
La CHMS explica que están “vigilantes” de lo que ocurre en los caudales a través del Centro de Control de Cuenca que facilita datos cada 5 minutos del estado de los 118 puntos monitorizados. Si esta situación de escasez de precipitaciones se mantienen procederán a constituir la Oficina Técnica de la Sequía. Las primeras acciones a llevar a cabo consistirán en comunicar a las entidades locales la situación y las previsiones para que puedan comenzar a tomar medidas de ahorro de suministro en usos y destinos no prioritarios, así como intensificar el seguimiento de los caudales y la previsiones de precipitación.
