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110 pacientes a tratamiento por ideación suicida: “Si aparece hay que pedir ayuda”

El programa de intervención intensiva de Ourense, pionero en Galicia, ha atendido a 2.000 personas desde 2009. Suben las tentativas. Los jóvenes, más afectados por la pandemia

Las profesionales de la unidad de intervención intensiva y el jefe de servicio de Psiquiatría. IÑAKI OSORIO

La primera unidad en Galicia de intervención intensiva contra el suicidio funciona en Ourense desde 2009. Ha atendido a más de 2.000 pacientes, 110 en la actualidad. La psiquiatra Marina González, la psicóloga clínica Teresa Reijas y la enfermera Amparo González se encargan de las consultas. Junto al jefe de servicio de Psiquiatría del área sanitaria de Ourense, Luis Docasar, participaron ayer en una jornada organizada por el Colegio de Médicos sobre el suicidio, un problema de salud pública que ha repuntado con la pandemia.

“Sucedió en las crisis económicas y ahora hay un aumento si cabe todavía mayor. En el confinamiento hubo menos casos, pero después sí se produjo un incremento objetivo. Tenemos más pacientes y también hay personas con otro perfil: más jóvenes, de entre 16 y 30 años, un grupo de edad que se ha visto especialmente afectado por esta pandemia, al ver interrumpidas su vida académica y social. Es quizá la población más afectada”, consideran las profesionales del denominado Programa de Intervención Intensiva (PII) en conducta suicida, cuyas dependencias están en la segunda planta del centro de especialidades de la calle Concejo.

Durante 2020, el año en el que irrumpió la crisis sanitaria, una docena de menores y jóvenes de entre 10 y 19 años falleció en España a causa del COVID –diez casos confirmados de coronavirus y otros dos sospechosos–, mientras que los suicidios fueron la causa de la muerte de 61 españoles de esas edades tan tempranas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Supone casi el 11% de todos los fallecimientos de ese grupo etario en 2020.

Luis Docasar, jefe de servicio de Psiquiatría de Ourense: "La mejor prevención del suicidio es tratar todas aquellas enfermedades que te puedan llevar a él. Ahora sabemos que un episodio depresivo mayor aumenta en 25 veces el riesgo de suicidio"

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Se ha registrado un aumento de las tentativas de suicidio en tiempos de pandemia –los profesionales son cautelosos a la hora de hablar de una causa-efecto–, “pero por ahora no de los casos consumados”, precisa Docasar. En cuanto a los intentos autolíticos el grupo de población infantojuvenil es en el que más han aumentado.

En el marco del plan gallego de salud mental, en todas las áreas sanitarias de la comunidad se ha reforzado la atención de la salud psicológica de la población infantil y juvenil. Ourense contará con un hospital de día para los menores.

"El aislamiento es negativo, un hándicap con el que trabajamos. Hay que intentar contar con el mayor dispositivo comunitario posible para llegar a los pacientes sin fácil accesibilidad, así como aumentar los recursos"

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Desde julio de 2021, ya está en marcha una unidad de atención intensiva infantojuvenil en el CHUO, que ofrece una asistencia más completa a adolescentes de 12 a 17 años con problemas de salud mental. Han sido atendidos en las consultas más de 60 pacientes con edades entre los 12 y 17 años, la mayoría de la franja de los 15 y 16.

“La población adolescente necesita socializar y es un grupo especialmente afectado por la pandemia, y que ha vivido mal las restricciones, porque no ha podido socializar. En algunos casos ha habido una disregulación emocional”, señala el jefe de servicio.

A la unidad de Concejo llegan los pacientes derivados desde Urgencias, atención primaria y profesionales de salud mental. “Cuando aparecen ideas o pensamientos suicidas hay que pedir ayuda, siempre hay que hablarlo”, subrayan las especialistas del programa.

La duración del tratamiento es de seis meses. Tras el alta, se realiza una consulta de seguimiento pasados otros seis. Las consultas ayudan a que baje la reincidencia. “Repercute en menos demanda de urgencias, en que los pacientes tengan menos ingresos, y sean más cortos, y en que estén estables más tiempo”, manifiestan las profesionales.

"Dar visibilidad hace que las personas que tienen este problema vean que no son las únicas, eso ayuda"

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Hay posibles factores de riesgo del suicido, pero no son los únicos indicadores que deben evaluarse, matizan los expertos. “El estado civil, la situación social y económica, vivir solo, tener antecedentes familiares de suicidio o carecer de apoyo produce un sumatorio, pero también son importantes la exploración clínica y hablar con la familia”, explica Luis Docasar.

“No se pueden coger aisladamente sino como la interacción de varios factores de riesgo, pero también factores de protección, así como las circunstancias de cada paciente y los recursos personales. Influyen varias cosas”, destacan las profesionales del programa de intervención intensiva.

La pandemia “ha servido para poner en la palestra estos problemas para que no estén presentes solo en el ámbito sanitario, informativo y escolar, pues son algo absolutamente transversal a todas las edades y situaciones sociales”

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Entre las que recoge la experiencia clínica, tener una enfermedad mental, consumir tóxicos, no gestionar problemas cotidianos, presentar dificultades para enfrentarse a situaciones, estar aislados socialmente, carecer de soporte, así como haber tenido intentos previos o haber sido víctima de abusos durante la infancia.

Los cuatros especialistas en salud mental, antes de la jornada organizada por el Colegio de Médicos de Ourense. INAKI OSORIO

Iniciativas como la de este martes, dirigida a los profesionales sanitarios pero también al público en general, así como una mayor visibilización de la salud mental en la agenda mediática y política contribuyen, según las expertas, a desterrar el tabú, a “dejar la coletilla de que se trata de una muerte silenciada”.

Este tipo de fallecimientos “era algo de lo que no se hablaba, y en estos últimos años ha cambiado mucho”, valoran. “Por suerte se empieza a hablar con normalidad y dar visibilidad hace que las personas que tienen este problema vean que no son las únicas, eso ayuda”.

En la unidad de prevención del suicidio creen que, del mismo modo que la pandemia ha afectado negativamente en algunos aspectos de la salud mental, “ha servido para poner en la palestra estos problemas para que no estén presentes solo en el ámbito sanitario, informativo y escolar, pues son algo absolutamente transversal a todas las edades y situaciones sociales”.

El jefe de servicio de Psiquiatría, que considera que, pasados los meses y ya sin apenas restricciones, “cada vez está siendo más dispersa la fatiga pandémica, al igual que la incidencia acumulada de la enfermedad mental no tratada”, señala que “la mejor prevención del suicidio es tratar todas aquellas enfermedades que te puedan llevar a él. Ahora sabemos que un episodio depresivo mayor aumenta en 25 veces el riesgo de suicidio”.

Ourense es un territorio envejecido, con núcleos de población dispersos y un porcentaje importante de población que vive sola. Es un contexto a tener en cuenta. “El aislamiento es negativo, un hándicap con el que trabajamos. Hay que intentar contar con el mayor dispositivo comunitario posible para llegar a los pacientes sin fácil accesibilidad, así como aumentar los recursos”. Las visitas a las residencias y la hospitalización a domicilio pueden ayudar en este objetivo, añade.

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