Tres años después del incendio que arrasó las termas de A Chavasqueira, las primeras y más icónicas de la ciudad, el proyecto de reconstrucción de las instalaciones sigue parado por razones de tipo burocrático y la resolución está en el tejado de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil.
Se trata de un expediente de compensación de proyectos, un procedimiento con largo periodo de resolución, y el Concello y el organismo de cuencas lo están tramitando desde hace dos años, según confirman fuentes de la Concejalía de Termalismo.
El expediente de compensación de proyectos que está pendiente de resolución abarca tanto las pozas de A Chavasqueira colindantes al río, espacio termal de uso público y gratuito, como las superiores, las calcinadas, también públicas pero de concesión privada. La razón es que ambas están en zona de dominio hidráulico de la Confederación tras el cambio normativo que se produjo en los últimos años, y que no existía cuando se inauguraron estas termas, ahora destruidas, que gestiona la firma Ibernisha.
La complejidad el proceso burocrático hace que esta oferta termal privatizada siga cerrada, al igual que las termas de A Chavasqueira. El propio arquitecto de aquel proyecto inicial, Álvaro Varela, reconoció tras el incendio que no se podría ejecutar ya el mismo proyecto original, de 2001, porque ha cambiado también la normativa en materia de accesibilidad para personas con discapacidad, así como las normas de edificación e incluso se exigen sistemas de prevención y salidas de emergencia y en materia de incendios que no eran igual de rigurosas cuando se construyeron las termas.
Según indicó ya entonces el arquitecto, habrá que hacer “una nueva estructura”, no se trata de reconstruir como se dice, porque ni ha quedado nada, ni se puede legalmente mantener el proyecto anterior.
Tampoco será válido el esqueleto de piedra de la base de las termas de A Chavasqueira, es lo único que se salvó de las llamas aquella fatídica noche de abril, tras un incendio que, según las pesquisas posteriores de la Unidad de Delincuencia Especializada (UDEV), había sido provocado, supuestamente, por un extrabajador.
El Concello remitió también a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) documentos que le había solicitado en junio del pasado año, pero ya entonces se barajaba un plazo de casi 22 meses para resolver y realizar una obra que, en el mejor de los casos, no parece que vaya a poder iniciarse a corto o medio plazo por este complejo impás de espera burocrático. Tras la ruptura del bipartito y quedar en minoría el gobierno algunos trámites se ralentizaron, y hubo demora en la presentación de la petición de solicitud de inicio de las obras.
Las protestas de la oposición, vecinos y usuarios de las termas chocan con la realidad de la burocracia y echan por tierra aquellas optimistas expectativas que tenía en 2019 el aún alcalde, Jesús Vázquez, de reconstruir las termas en “cuestión de meses”.
