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Los primeros de Aeroespacial orbitan juntos

Ana Cambón, Sara Rodríguez y Marco Casanova, en Darmstadt (Alemania). FdV

Sara Rodríguez, Marco Casanova y Ana Cambón compartieron aula en la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio de Ourense, y en la actualidad son vecinos de edificio en Darmstadt, Alemania. Alumnos de la primera promoción de Ingeniería Aeroespacial de la UVigo, se graduaron en plena pandemia e iniciaron nuevos caminos. Un año después, un contrato con la multinacional británica Serco Group, que ofrece soporte en tierra a las misiones espaciales europeas, los ha vuelto a reunir en la ciudad alemana, sede del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la Agencia Espacial Europea, ESA.

Pasar de compañeros de clase a vecinos del mismo edificio a dos mil kilómetros de la escuela en la que se conocieron es fruto de la casualidad, pero les ha permitido crear su propio refugio antimorriña. Viven en pisos diferentes pero con la cercanía suficiente como para reunirse a menudo y cocinar algún plato de la gastronomía gallega. Empanada, preferiblemente.

Sara Rodríguez Ferreiro (Pontedeume, 1998), fue la primera en llegar. La fichó Serco en mayo de 2021 para trabajar como controladora de satélites en la Organización Europea de Satélites Meteorológicos, Eumetsat. Tras un período de formación, en octubre obtuvo el certificado que la habilita para operar como ‘Spacecraft and Ground Segment Controller’ en la misión MSG (Meteosat Second Generation). Son cuatro satélites meteorológicos geoestacionarios que generan las imágenes de la Tierra que usan las agencias estatales de meteorología para realizar predicciones. Su trabajo, dice, es “un sueño hecho realidad”.

Fue ella la que habló con Marco Casanova (Bande, 1998) sobre la oportunidad de trabajar con Serco y el joven ourensano, que en ese momento cursaba el primer año del máster en Ingeniería Espacial en la Universidad Carlos III de Madrid, envió su currículum. Lo llamaron en cuestión de días y en agosto se incorporó a la misión de astrometría espacial Gaia, el satélite de la Agencia Espacial Europea, ESA, que orbita alrededor del Sol con dos telescopios para crear el mapa tridimensional más grande y preciso de la galaxia.

Allí trabaja como ‘Spacecraft Analyst’, un puesto de responsabilidad en el que se encarga de coordinar a los diferentes operadores que se dedican a evaluar el estado del satélite y de ejecutar las acciones necesarias con telecomandos”, explica. “Tengo un equipo impresionante, me siento muy cómodo y súper realizado. Estar en primera línea en operaciones es excitante; hay días tranquilos y otros de estrés, pero está muy recompensado”, afirma.

Un mes después llegó Ana Cambón (Carballo, 1998) que forma parte del equipo de Eumetsat que comanda y monitoriza los satélites gemelos de observación Sentinel-3 de la ESA, una misión enfocada al estudio del cambio climático a través de la toma de datos de la superficie oceánica y las observaciones del color y la temperatura del agua.

Una familia internacional

Los tres asumen que ya son parte de la fuga de cerebros y ven “impensable”, en el momento actual, regresar a España. Por eso encontrase en Alemania, en la misma ciudad y en el mismo edificio, les ha unido todavía más. Han formado una familia en la que caben muchos más, gallegos, españoles y jóvenes de todo el mundo.

A 30 kilómetros del sur de Frankfurt, Darmstadt es una ciudad internacional. Su pujanza en el ámbito científico y técnico la ha convertido en destino de profesionales de todas las nacionalidades. Esto ha facilitado la integración de los primeros egresados del grado en Ingeniería Aeroespacial de Ourense. Sara fue la primera en llegar y lo tuvo un poco más difícil, pero enseguida conectó con la gente y creó un grupo internacional de amigos. La misma experiencia que vivieron después sus compañeros y que, dicen, ha sido maravillosa.

Los tres compañeros, en un Mercado de Navidad, en Darmstadt. FdV

Con el contrato, la empresa les ofrece un primer mes de alojamiento en un hotel y un servicio de apoyo que les ayuda con los trámites burocráticos y la búsqueda de residencia. Sara fue la primera en instalarse en el edificio, donde ya se alojaban otros compañeros de la ESA y Eumetsat. Cuando llegó Marco había pisos disponibles, y él no se lo pensó. Ana llegó en septiembre y como también había un apartamento libre, se instaló allí.

Aunque a los tres les ha resultado fácil hacer amigos, la conexión Galicia se ha reforzado en este edificio, donde muchos días el olor a empanada recorre pasillos y escaleras. La comida gallega, coinciden los tres, es lo que más extrañan, además de la familia y los amigos.

"Morriñento sin fronteras"

“Soy un morriñento sin fronteras”, se declara el ourensano Marco Casanova. Dejar España no entraba en sus planes, pero cuando surgió la oportunidad se armó de valor porque era consciente de que su país no le ofrecería nada parecido. “La fuga de cerebros es una pena. Pero aquí lo vemos, las condiciones que tenemos, tanto económicas como de promoción, son impensables en España”, afirma.

Él apenas lleva un semestre en su puesto de trabajo y la empresa ya le ha consultado respecto a sus aspiraciones en el corto plazo. “Me han preguntado en qué posición quiero estar dentro de un año o dos, para ir marcando y consiguiendo pequeños objetivos. Así que un día a la semana trabajo con gente en ese puesto para aprender lo que hacen. Esto en España es impensable y el sueldo también. Si en lugar de este hubiese aceptado otro trabajo en Madrid o Galicia, no podría independizarme”, asegura. Ahora está entrenando para participar la misión Euclid, que tiene como objetivo comprender por qué se acelera la expansión del Universo.

“La fuga de cerebros es una pena. Pero aquí lo vemos, las condiciones que tenemos, tanto económicas como de promoción, son impensables en España”

Marco Casanova - Agencia Espacial Europea

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“Estamos ganando mucho viviendo fuera pero es duro vivir lejos de la familia, verlos puntualmente en vacaciones es algo terrible. A mí me gustaría volver a Galicia, pero con este trabajo, por eso me gusta que la UVigo apoye las iniciativas relacionadas con el espacio”, señala Marco.

Pero no deja de pensar que, por el momento, las dos opciones que se abren tras finalizar el grado en Ourense (a la espera todavía de implantar el máster habilitante en Ingeniería Aeronáutica) han llevado a la mayoría de sus compañeros a emigrar para continuar los estudios de posgrado o trabajar.

Estabilidad

Por suerte, a Sara, Marco y Ana las misiones espaciales europeas les han ofrecido estabilidad en muy poco tiempo. Ana ha hecho “grandes amigos” en Alemania, pero valora la suerte que tuvo al encontrase allí con algunos “de casa”. Con Marco compartía piso en Madrid, donde ambos cursaban el máster, y admite que dudó cuando la llamaron de Serco.

"Espero que se valore a enxeñaría doutra maneira e teña a oportunidade de volver cunhas boas condicións”

Ana Cambón - Eumetsat

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“Facer estas cousas sempre che da un pouco de impresión, sempre costa saír da zona segura, pero a día de hoxe non o cambiaría porque sei que foi a decisión correcta. E espero que o día de mañá, cando xa teña moitas experiencias as costas e busque algo máis tranquilo, en España, e concretamente en Galicia, se valore a enxeñaría doutra maneira e teña a oportunidade de volver cunhas boas condicións”, afirma.

“Estoy muy contenta, quiero adquirir experiencia y desarrollar mi carrera aquí, pero no lo veo como algo definitivo”,

Sara Rodríguez - Eumetsat

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A Sara también le apetece quedarse un tiempo en Darmstadt. “Estoy muy contenta, quiero adquirir experiencia y desarrollar mi carrera aquí, pero no lo veo como algo definitivo”, señala.

Ana apunta que tiene claro que le gustaría regresar a España, pero aprecia el momento vital en el que se encuentra. “Sei que en España, tal como están as cousas hoxe en día, sería imposible levar a vida que podo levar aquí. Hai unha diferenza brutal entre as condicións que nos ofrecen aquí e as que tiñamos alí, e ao final do día creo que nós estamos no momento de arriscarnos e dicir, vale, pois voume ir a outro país, a coñecer xente nova e outra cultura e outra forma de ver as cousas”.

Sostiene que es ahora, cuando todavía están en la veintena, “cando podes facer estas cousas e lanzarte ao vacío sen pensalo moito, e ao final cantas máis experiencias vivas mellor, que son cousas que nunca sobran e sempre nos enriquecen”. Y como le recuerdan sus padres, “a casa dun ao final sempre está por se algo sae mal”.

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