El 15 de enero de 2020, la ourensana Nerea Añel, de 26 años, falleció de una muerte violenta al precipitarse al río en Os Muíños, en Barbadás, después de haber estado con su novio, el investigado Julio G. S., en un motel que está a unos 250 metros. Ayer, casi en la misma fecha pero dos años más tarde, la comisión judicial realizó una reconstrucción de los hechos y recorrió el trayecto que siguieron la víctima y el investigado tras abandonar juntos el motel, situado al pie de la carretera OU-540.

La ruta de salida del establecimiento hotelero se siguió en base a la declaración en calidad de testigos de dos trabajadoras del motel que vieron salir a los jóvenes. Una de estas personas afirma que los dos tomaron juntos un camino próximo que lleva, enlazando después por algún sendero, al río en el que apareció el cadáver. Esta manifestación, que ya constaba en las diligencias tras la investigación policial, desmiente la versión de él.

En una primera reconstrucción tras ser detenido, Julio G. S., manifestó que después de abandonar el motel junto a Nerea, los dos tomaron poco después caminos diferentes, al ver que se aproximaba un coche de la Guardia Civil, y al temer ser detenido por el robo de una cartera a un taxista. Su versión en aquella diligencia es que Nerea desanduvo sus pasos y se dirigió de nuevo hacia el hostal, mientras que él prosiguió y, después de cruzar la carretera, se encaminó hacia el polígono de San Cibrao das Viñas.

El investigado pensó que ella había sido detenida y, posteriormente, enviada a prisión. Las “contradicciones” observadas por la Policía, la magistrada y la Fiscalía son uno de los argumentos en su contra.

A la diligencia de este miércoles acudieron la magistrada de Instrucción 3 y especialista en violencia machista, Eva Armesto, el letrado de la administración de justicia, la fiscal de guardia, la defensa y la acusación particular, así como varios agentes de la UDEV y la UFAM de Policía Judicial, así como de la Policía Científica de la comisaría de Ourense.

También estuvo presente un especialista de la Sección de Análisis de Conducta, desplazado desde Madrid. La diligencia fue grabada en vídeo por uno de los agentes de Policía Científica, por lo que se podrá reproducir en el juicio, si así se estima pertinente.

Sospechas de criminalidad

El informe preliminar de autopsia apreció sospechas de criminalidad pero el forense tampoco descartaba otras posibilidades: “No tenemos elementos suficientes de juicio por el momento para excluir el accidente. La hipótesis suicida, aunque nos parece menos probable, tampoco es posible excluirla”.

Según el Instituto de Medicina Legal (Imelga), la causa del fallecimiento de la joven fue la precipitación de cabeza contra el suelo del riachuelo encajonado, sufriendo lesiones “de media o baja energía”.

La madre de la víctima, que ejerce la acusación particular, aseguró tras la detención que el crimen fue violencia machista. “Quiero que se haga justicia, que la muerte de mi hija no sea en vano y sirva para que no les pase a otras mujeres”, expresaba Belén Vázquez.

Tal y como plasmó la magistrada Eva Armesto en el auto de libertad provisional, tras la detención, existía una “situación de violencia de género” a la que el novio “sometía” presuntamente a Nerea. La Fiscalía no descarta que los hechos sean un homicidio por imprudencia, y por eso recurrió a la Audiencia contra la adecuación de la causa a la ley del jurado. El tribunal de apelaciones desestimó esa petición así como la solicitud de sobreseimiento de la defensa.

El 13 de septiembre de 2020, los restos de la desaparecida fueron localizados en el cauce casi seco del riachuelo Muíños, en Barbadás. Su madre había estado con Nerea, por última vez, en la cena del día de Reyes. La última persona vista con la joven fue el investigado. La comisión judicial acudió ayer a esta zona para revisarla. Desde el camino próximo al motel hasta el río el trayecto es complicado y con desnivel. No se autorizó la aproximación de los periodistas a la escena.

Entre otros factores de interés para esta causa en instrucción, también se trata de evaluar el factor del agua, ya que el cauce al que se precipitó la joven no tiene agua durante todo el año. De hecho, cuando sus restos fueron localizados, en septiembre de 2020, se encontraba casi seco. Ayer sí había caudal.

Los indicios contra el novio

Contra Julio G. S., con decenas de detenciones, la mayoría por delitos contra el patrimonio, con problemas de adicción a las drogas y actualmente en prisión por otras causas, la magistrada enumeró 8 indicios tras su arresto.

Incurrió “en falso testimonio” cuando la Policía lo interrogó tras los hechos, después de que la madre presentara la denuncia. También es un elemento en su contra “el mantenimiento de versiones contradictorias ante familiares y amigos” de la joven, con respecto a su supuesto ingreso en prisión.

Fue la última persona en ser vista con ella, como ha ratificado la testigo en la reconstrucción. Sobre la supuesta situación de violencia machista a la que sometía a su novia, un hombre manifestó que “gente del barrio de Covadonga ha visto discutir a Julio con Nerea unos días antes de que desapareciera, e incluso llegó a pegarle un cabezazo”.

Una tarjeta bancaria a nombre del investigado fue localizada entre las ropas de la víctima, una evidencia “reveladora de la directa relación entre ambos en el momento de la muerte”, expuso Eva Armesto en el auto.

“El historial de criminalidad violenta previa” por parte del investigado es el octavo de los indicios. Le constan cuatro detenciones previas por malos tratos, dos por agredir a sus progenitores (años 2007 y 2008). Para la jueza “resultan más significativas si cabe las dos detenciones previas por delito de violencia de género”.

En 2007 fue detenido por agredir a una expareja. En 2009 lo arrestaron nuevamente tras manifestar otra que Julio G. S. la había zarandeado y abofeteado.