En Ourense, la provincia más envejecida de España junto a Zamora, hay algunos territorios del rural en los que el índice de envejecimiento, la edad media y la pérdida de habitantes son incluso más acusados. Medio millar de habitantes tiene el municipio de San Xoán de Río que, en los años cincuenta del siglo pasado, superaba los 3.300 residentes. La emigración y la crisis demográfica han ido laminando el censo, año a año.

La edad media en este concello supera los 62, una de las más altas de la provincia y, en extensión, de toda Galicia. Solo una decena de vecinos es menor de 15 años, mientras que más de 260 superan los 65. En 2020 nació un solo bebé y se registraron 22 defunciones. La mayor empresa del concello es la residencia de la tercera edad, donde trabajan una veintena de personas.

Esta pasada Nochevieja, las campanas de la iglesia de Río se adelantaron al reloj para dar la bienvenida por adelantado al año y hacer un alegato por el rural más despoblado, por la resistencia. Sonaron a las 20.22 del 31 de diciembre, 218 minutos antes de la entrada oficial del nuevo año: medio minuto por cada vecino censado.

Los vecinos celebrando la bienvenida por anticipado de 2022 en San Xoán de Río. // BRAIS LORENZO

“Por primera vez”, este concello saludó al año nuevo con antelación para “visibilizar” la problemática de la España vaciada, dice a la agencia EFE el alcalde de la localidad, Xosé Miguel Pérez. El anhelo es que el rural pueda prosperar, romper con la brecha digital y convertirse en “referente tecnológico” y ejemplo de digitalización a través de una comunicación más accesible en el rural para sus habitantes, sostiene el regidor, un moañés con raíces paternas en Río que es ingeniero de Telecomunicaciones.

“Cuando yo era pequeño éramos 3.000 vecinos, ahora apenas quedamos 500 y la mayoría, mayores. De las 300 explotaciones ganaderas que había, quedan 15 y solo tres con menores de treinta años”

Xosé Miguel Pérez - Alcalde de San Xoán de Río

Las demandas pasan por más servicios para el rural, como aulas y extraescolares online, un mayor acceso a la formación no presencial, una movilidad a bajo coste con las nuevas tecnologías, así como permisos digitales o telemedicina pensando en las personas mayores y que viven solas, sin olvidar la necesidad de dar facilidades de acceso al ocio y cultura digital.

Varios servicios cerraron en los últimos años, acompañando la pérdida constante de población. No hay centro educativo ni tampoco sucursal bancaria. Únicamente queda una ferretería que hace labores de ultramarinos, además de una farmacia y un bar. Para estudiar y hacer una compra grande, los vecinos tienen que desplazarse una distancia de 15 kilómetros hasta llegar a las localidades más próximas, como Trives, Castro Caldelas o Quiroga. Lo mismo ocurre con las actividades extraescolares, donde las dificultades se agrandan, al no haber bus fuera del horario escolar.

El alcalde, Xosé Miguel Pérez, con un grupo de vecinos. // BRAIS LORENZO

“Cuando yo era pequeño éramos 3.000 vecinos, ahora apenas quedamos 500 y la mayoría, mayores. De las 300 explotaciones ganaderas que había, quedan 15 y solo tres con menores de treinta años”, dice el alcalde. Con el acto festivo de bienvenida por adelantado a 2022 plantea una “llamada de atención” a las administraciones para que se destinen fondos para poder revertir la situación del rural vaciado.

“Es necesario un cambio de mentalidad; de lo contrario, todo quedará abandonado”

Pérez plantea “soluciones digitales” contra el reto demográfico. Río encabeza iniciativas para revitalizar el territorio frente al declive de población. “En muchos pueblos todavía no llega la cobertura ni internet. Creemos que la fibra óptica debería llegar a todos”. Para 2022, el concello tiene dos proyectos en marcha: Aldealista (una aplicación para que la gente descubra las aldeas) y la creación de una Comunicación Accesible Rural (CAR).

Otra idea que plantea este municipio es dotar sensores para que las personas mayores que viven solas puedan avisar si les pasa algo, o instalar una plaza inteligente con puntos de acceso de internet, así como bancos inteligentes digitales o puntos de recarga de vehículos eléctricos.

“Es necesario un cambio de mentalidad; de lo contrario, todo quedará abandonado”, señala el alcalde a EFE.