Podría comenzarse estar información afirmando que, como cada año, la Carballeira A Garrida acogió, de nuevo, el tradicional el belén viviente de Dacón (en el municipio de Maside). Sin embargo, el 25 de diciembre de 2020 las restricciones sanitarias –y el hecho de que las vacunas no hubiesen salido aún de los laboratorios– impidieron que los vecinos de este pequeño pueblo ourensano pudieran celebrar el nacimiento de Jesús tal y como llevan haciéndolo durante más de tres décadas.

“Nos faltó algo. La Navidad no fue completa. Este día es una oportunidad para que muchos podamos reencontrarnos con aquellos que viven fuera y regresan a pasar las fiestas. Es la edición número 35 y aunque sea con mascarillas, y muchísimas complicaciones extra, queríamos celebrarla. La hubiésemos sacado adelante aunque lloviera como vaticinaba el parte meteorológico”, cuenta entre risas y con gran alegría Rody González, principal organizador del evento.

Roni Herrán fue una de las artesanas que participó. | // FERNANDO CASANOVA

Para él es fácil recordar todo porque lleva ligado al belén viviente desde que tiene 10 años. “Hice de herrero y desde entonces nunca dejé de participar, salvo el pasado año”, confiesa a sus 46 años.

"Se llama Antón, tiene solo 15 días y aguantó como un campeón"

El niño que encarna a Jesús en el pesebre es de carne y hueso. Lo único que varía –en función de la natalidad– es si se trata de un bebé de Maside o de otro municipio aledaño que quiera participar. “En esta ocasión se llama Antón, tiene solo 15 días y aguantó como un campeón”, cuenta el organizador sobre el pequeño protagonista de la jornada.

María Luisa Borja es otra de las vecinas que más años lleva participando en la escenificación. Concretamente, 27 –los mismos que lleva viviendo en Dacón–. Pero en esta ocasión estaba doblemente emocionada porque el 21 de diciembre de 2020 su casa quedó reducida a cenizas tras un incendio. “Menos mal que los vecinos me ayudaron todo lo que pudieron, porque me quedé sin nada justo antes de Nochebuena. Ahora vuelvo a tener mi propia casa y es gracias a ellos en parte”, sostiene una mujer para la que 2020 fue especialmente trágico. “Este belén nos une y crea lazos. Gracias a eso nos cuidamos y queremos entre nosotros”, añade esperanzada mientras la virgen María llega al pesebre y se apea del burro para dar a luz.

Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados de sus pajes, tras la adoración a Jesús. | // FERNANDO CASANOVA

Dificultades pandémicas

Donaciones privadas, aportaciones del cura y la colaboración del Concello que desbrozó y adecentó la carballeira –en deterioro después de dos años sin evento– fueron los ejes clave para que la representación saliera adelante. “Mucha gente que suele participar al final no pudo hacerlo porque está confinada o dio positivo”, lamenta el coordinador sobre el otro eje fundamental que sostiene esta tradición.

"Hubo 15 bajas y de 90 que íbamos a ser nos hemos quedado en 75"

“Después de un mes preparando todo, hubo 15 bajas y de 90 que íbamos a ser nos hemos quedado en 75. Como participan familias enteras, si uno da positivo los demás tampoco pueden desempeñar su papel”, explica Rody. “Aún así, aquí en Dacón tenemos un dicho que reza que si somos 60, parecemos 120”, afirma bromeando.

Como novedad –para obtener más recursos económicos– este año vendieron rifas cuyo premio fue un cerdo.

Todos encuentran su hueco en esta representación

Junto a la adoración se muestran también oficios antiguos o en desuso de artesanos. Algunos de ellos incluso llegan desde otras partes de Galicia para dejar su impronta en la mañana de Navidad, como es el caso de la escultora y forjadora Roni Herrán.

“Yo tengo mi taller en Santiago de Compostela y es la primera vez que participo, pero me parece una iniciativa maravillosa para que la gente se acerque a nuestras profesiones”, destaca mientras prepara el fuego con el que trabajar.

Soraya Gómez es otra de las figurantes de esta edición y lleva formando parte de este peculiar puzzle de la Natividad desde hace diez años, cuando su hijo desempeñó el papel de niño Jesús. “Bueno, en realidad cuando yo era pequeña también participaba. Así que la tradición se acaba heredando”, finaliza haciendo memoria.