Tapándose la cara con una chaqueta llegó –ayer, a las 10.00 horas– al Juzgado de Instrucción de Ribadavia la mujer de 26 años que supuestamente asfixió, calcinó y desmembró en Cortegada –en la aldea de San Bieito de Rabiño– a un hombre de 56 años al que había conocido por internet dos semanas antes.

La jueza encargada del caso decretó que la joven ingrese en prisión provisional –con posibilidad de comunicación, pero sin fianza– ante un posible riesgo de huida o de destrucción de pruebas aún sin localizar. Además, durante las tres horas y media que permaneció en dependencias judiciales, mostró una actitud totalmente opuesta a la colaboración que ofreció el miércoles –mientras se realizaba un registro en su vivienda y los alrededores–. Ayer, la encausada se acogió a su derecho a no declarar.

Cabe recordar que fue ella misma la que explicó –a la magistrada y la Guardia Civil que participan en las pesquisas– cómo suministró pastillas a la víctima para que se quedase dormido, luego lo asfixió con una almohada e intentó incinerarlo para, finalmente, desmembrarlo con una pala y repartir sus restos por diferentes zonas.

Ocultó durante cuatro meses el crimen hasta que, este lunes, confesó en una consulta psiquiátrica

Cristina R. V. –sin antecedentes penales– ocultó durante cuatro meses el crimen hasta que, este lunes, confesó en una consulta psiquiátrica que había quemado el cadáver de un hombre que llegó de Barcelona –el 20 de agosto– para iniciar una relación en persona.

Llevaban, según ella misma contó, varias semanas hablando por el móvil antes de que él se desplazase hasta su domicilio de Ourense. Es por ello que el teléfono del fallecido se ha vuelto una pieza fundamental en el caso. Por un lado, serviría para corroborar la versión de la procesada –que ya se encuentra en el centro penitenciario de Pereiro de Aguiar– y, por otro, para ubicar en el lugar del suceso al hombre.

Hallan un dispositivo móvil

Ayer por la mañana la Guardia Civil encontró un terminal móvil en su vuelta a las labores de rastreo en un embalse próximo a la casa de la joven. Y es que esta reconoció haber arrojado al río el teléfono y unos auriculares de la víctima. Falta por confirmar que pertenecía al catalán.

Tras el hallazgo el martes de parte de un pie en la huerta anexa al domicilio de la aldea de O Rabiño, el registro se retomó el miércoles con la aparición de más restos y la investigada amplió de forma significativa su confesión: admitió el crimen –en un primer momento había dicho que, al encontrarlo muerto, se asustó y quiso ocultar el cuerpo–.

La Fiscalía estudia si le imputa un delito de homicidio o uno de asesinato –que agravaría la condena–.

Su intención era quemar los restos para intentar esconder el homicidio pero, después de que una vecina le llamara la atención por el humo de la fogata, y para que su secreto no se descubriera, decidió llevarse parte del cuerpo en bolsas que tiró en un monte próximo. Los envoltorios con restos biológicos, que se distinguían desde la carretera, fueron localizados rápidamente. En uno había vísceras y en otro, restos óseos calcinados.

La Fiscalía estudia si le imputa un delito de homicidio o uno de asesinato –que agravaría la condena– mientras continúa abierta la investigación. Y los profesionales que realizan las pesquisas no dejan de lado el hecho de que tanto ella como su melliza habrían sufrido abusos sexuales por parte del entorno familiar cuando eran niñas.