La instrucción sobre el presunto homicidio de la ourensana Nerea Añel, de 26 años, unos hechos por los que está investigado su novio, Julio G. G., contará con una diligencia relevante el próximo mes de enero. La comisión judicial y la Policía Nacional participarán en una reconstrucción de los hechos en el lugar en el que se produjo su muerte de naturaleza violenta: según los forenses, la causa del fallecimiento fue la precipitación a un riachuelo encajonado en el pueblo de Muíños (Barbadás), el 15 de enero de 2020.

La diligencia tendrá lugar en una fecha aproximada, lo que servirá para evaluar el factor del agua. Cuando sus restos fueron localizados, en septiembre de 2020, el riachuelo estaba seco.

La reconstrucción, que será grabada para que se pueda llevar a cabo la reproducción en el juicio, si así se considera pertinente, fue solicitada por la acusación particular, que ejerce la madre de la víctima. Tras la detención del novio, el pasado mes de julio, la progenitora, que estuvo por última vez con su hija en la cena de Reyes de 2020, consideraba que su hija había sido víctima de un crimen machista. “Quiero que se haga justicia, que la muerte de mi hija no sea en vano y sirva para que no les pase a otras mujeres”, expresaba Belén Vázquez.

Los forenses identificaron lesiones de la víctima compatibles con una “precipitación de media o baja energía”, al caer al lecho del riachuelo. Él no declaró ni en comisaría ni en el juzgado, pero, en una primera reconstrucción, en el entorno de un motel en el que ambos habían estado la noche de su desaparición –a 250 metros del lugar donde aparecieron los restos–, dijo que tras abandonar el alojamiento juntos tomaron poco después caminos diferentes, al ver que se aproximaba un coche de la Guardia Civil y temer ser detenido por el robo de una cartera a un taxista.

Su versión en esa diligencia, con la que la Policía quiso acreditar su hipótesis, es que Nerea desanduvo sus pasos y se dirigió de nuevo hacia el motel, mientras que él prosiguió y, tras cruzar la carretera, se encaminó hacia el polígono. Se asustó al ver que se acercaba un coche patrulla, se tiró al suelo y Nerea –según el investigado durante esa reconstrucción– volvió hacia el alojamiento. Julio dijo que pensó que había sido detenida y encarcelada.

Entre los indicios contra él, fue la última persona con la que se vio viva a la joven, hay versiones contradictorias a personas del entorno de ella y a la Policía y, como plasmó la magistrada Eva Armesto en el auto tras la detención, existía una “situación de violencia de género” a la que el novio “sometía” a Nerea. Un testigo dijo que lo había visto días antes discutir con ella e incluso darle un cabezazo. El investigado cuenta con 4 detenciones previas por malos tratos, dos contra sus padres, dos contra exparejas.

La Audiencia Provincial estudia un recurso de la Fiscalía contra la decisión de la jueza de adaptar la causa al trámite de la ley del jurado. El ministerio público cree que procede el sumario al no poder descartarse un homicidio imprudente o un accidente.