Este lunes, en una consulta de psiquiatría en el hospital de Ourense, C., una vecina de Cortegada de 26 años y sin antecedentes, reveló al especialista que la atendía un secreto que llevaba tiempo ocultando: aseguró que había quemado y escondido los restos de un hombre de mediana edad con el que mantuvo una relación –él se desplazó desde Cataluña tras conocerse por las redes–, arrojando parte de los restos al embalse del Miño y enterrando otros.

En ese momento no se autoinculpó del crimen y su versión es que, después de pasar unos días juntos, se lo encontró muerto en su vivienda por la mañana y, asustada y sin saber cómo actuar, decidió deshacerse del cadáver.

Ayer por la tarde, la Guardia Civil, con el apoyo de perros adiestrados de la unidad cinológica, especializados en la localización de restos biológicos, encontró un pie en la huerta anexa a la casa de la mujer en la aldea de San Benito de Rabiño. Ella, presente en los registros de los investigadores y con una actitud colaboradora –tras la confesión tuvo que ser atendida en agudos de psiquiatría–, marcó el lugar en el que estaba.

La zona estuvo acordonada por la Guardia Civil. // FERNANDO CASANOVA

Agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Ourense, que trabajan con la hipótesis de que fue un crimen, han estado rastreando varias propiedades de la investigada y la zona en busca de indicios sobre los hechos y sobre la supuesta víctima. Ante el hallazgo del pie, la hipótesis de los guardias civiles es que el varón fue descuartizado.

Tras la localización de esa prueba determinante, que da verosimilitud a la confesión de la joven ante el psiquiatra, el plan era proseguir con la búsqueda de posibles más vestigios, aprovechando la aparente predisposición de la mujer a prestar colaboración. Al caer la noche, la inspección ocular continuaba.

Desde hace semanas, los agentes habían efectuado visitas a Cortegada para recabar testimonios. Ya tenían a la sospechosa en su radar. El fallecido es un varón de más de 50 años, natural de Barcelona, que llegó de Cataluña este verano en avión, para iniciar una relación con esta joven tras haberse conocido unas semanas antes a través de las redes sociales.

Apareció en esta localidad ourensana de O Ribeiro y, desde finales del mes de agosto, los vecinos no habían vuelto a tener más noticias de él. Es un hombre al que su familia daba por desaparecido desde esas alturas del año. La madre presentó una denuncia en Barcelona el 27 de agosto.

La investigada, ayer en el registro. FERNANDO CASANOVA

La jueza de Ribadavia, que ha decretado el secreto de las actuaciones, autorizó, para ayer, la práctica de tres entradas y registros en tres de las propiedades de la investigada, así como en un vehículo. La inspección tuvo lugar en Rabiño y Os Chaos.

La investigada, que vivía sola, no tenía demasiada relación con otros residentes. Entre los vecinos, hay quienes nunca vieron al desaparecido o, si lo hicieron, no habían vuelto a saber nada desde el verano. Otros testigos han manifestado a la Guardia Civil que, en la época de la pasada vendimia, vieron cómo la joven hacía una quema.

Sería el tercer crimen de 2021

Si se confirma que tras este macabro hallazgo hay un crimen, sería el tercer homicidio o asesinato cometido en 2021 en Ourense, más de lo que resulta habitual en una de las provincias con las tasas de delincuencia más bajas de España.

En febrero, la joven Ana B. fue asesinada a cuchilladas presuntamente a manos de su vecino, en Velle. El investigado también hirió de gravedad al novio de la víctima mortal. En septiembre, otra veinteañera, Leticia S., fue asfixiada en O Barco, presuntamente a manos de una compañera de piso, con otra mujer detenida. En junio de 2021 detuvieron al presunto autor de la muerte violenta, en 2020, de su novia, la joven Nerea Añel.