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El hito de la vacuna: sin fallecidos desde marzo y solo un 2,2% de positivos en las residencias San Rosendo

Solo 8 de 1.942 trabajadores no han querido vacunarse. La entidad eleva su presupuesto a 56 millones y prevé completar en 2022 la unidad de apoyo a mayores en Ourense, e iniciar las obras de centros en A Coruña y Verín

El presidente de la fundación, José Luis Gavela (d.), junto al patrono Julio Soto. En la imagen inferior izquierda, el edificio en reforma de la Avenida de Pontevedra que albergará un centro para dependientes y un apartamento tutelado. En la imagen de la derecha, una habitación de la vivienda comunitaria de Alfredo Romero. // FSR - F. CASANOVA

“La vacuna es el hito más importante para poder estar en una situación de normalidad” en los geriátricos, los hogares en los que más daño ha causado, en coste de vidas, la pandemia de COVID. Con la población vulnerable más protegida gracias a la dosis de refuerzo ante la sexta ola y el avance de la variante Ómicron, desde marzo al 14 de diciembre no se han registrado fallecimientos por coronavirus en las residencias de mayores y de discapacidad de la Fundación San Rosendo, que gestiona la mayor parte de los centros en la provincia.

De enero a marzo de este año, antes de que finalizara la administración de la doble dosis, hubo 273 positivos entre usuarios y trabajadores, y 31 fallecimientos. En cambio, en los últimos 9 meses, los casos detectados suponen solo un 2,2% del total de usuarios y trabajadores: 130 de 5.472 personas. El virus es más notable en esta sexta ola, con 29 trabajadores y 12 usuarios positivos en la actualidad.

“Seguimos en alerta y tomando medidas en los centros, pero remarcamos que la vacunación ha funcionado. Ha marcado la diferencia, ha sido el hito. No caemos en una falsa sensación de seguridad, sino que seguimos hacia adelante recordando lo que ha pasado e intentando superarnos. Pero si no se han registrado fallecimientos es que las cosas se están haciendo bien”, afirma el presidente, José Luis Gavela.

José Luis Gavela, presidente de la Fundación San Rosendo (d.), junto a Julio Soto, patrono. // FSR

Entre los 1.942 trabajadores de los centros de la fundación, y sin tener en cuenta a algunos que no se han vacunado por posibles problemas de alergia, solo 8 empleados –son de residencias distintas– han elegido no ponerse la vacuna. “La concienciación es masiva”, subraya el responsable.

Desde hoy, será necesario presentar el certificado COVID para poder visitar a un usuario de un geriátrico. De cara a las salidas para las celebraciones de Navidad en casa, el presidente indica que está previsto que la próxima semana Política Social dé recomendaciones, aunque en todo caso, al regreso de los residentes, se adoptarán precauciones como la realización de un test o una PCR.

El sistema de aulas burbuja que se implantó en los centros educativos para minimizar los contagios en caso de brote también ha servido para los centros de mayores, un método, sumado al seguimiento de entradas y salidas, que ha aplicado la Fundación San Rosendo para evitar que los brotes se descontrolen en los geriátricos.

“Se han repensado los centros para adaptarnos a un nuevo modelo con unidades de convivencia más pequeñas, con un comedor por planta, siempre que sea posible, y trabajadores asignados a cada unidad, lo que permite acotar los riesgos dentro de cada centro”, manifestó el presidente de la fundación, ayer, durante una rueda de prensa para hacer balance del 2021 y avanzar los proyectos para 2022. Estuvo acompañado por Julio Soto, patrono de la entidad.

La Fundación San Rosendo cuenta con 73 centros, 60 para usuarios mayores –con más de 3.300 plazas–, 11 para personas con discapacidad –490 plazas disponibles–, uno para el tratamiento del alcoholismo y un centro de inclusión. En total, los recursos suman 3.846 plazas, de las que el 24,4% son concertadas. El equipo de profesionales asciende a 1.942 trabajadores, 51 más que en 2020, casi medio millar más que en 2011. “En los nuevos centros demandamos todos los perfiles, pero en especial enfermeras y personal médico”, dice Gavela.

El 89% de los centros San Rosendo están ubicados en el rural, donde la oferta privada es escasa. En este 2021 se ejecutó la ampliación de la residencia Santiago Apóstol de Vilamarín, que cuenta con 26 nuevas plazas para dependientes –ahora hay 58 en total–, tras una inversión de un millón de euros. En Os Milagros se incrementó la ocupación hasta el 50% de las plazas de este centro de atención especializada, tras una inversión de 3,6 millones que permitió rehabilitar un antiguo colegio. En Lobios, donde se invirtieron 4,6 millones, hay una ocupación de un 50% de las 80 plazas disponibles en el centro.

El 70% del gasto, en personal

También en este año se produjo la integración en la fundación de la residencia San Carlos, el pasado mes de abril, asumiendo el modelo de gestión en unidades de convivencia. Residen 58 personas mayores y trabajan 29 profesionales. Este centro fue uno de los más afectados por el coronavirus al inicio de la pandemia.

En la ciudad, abrió este año la vivienda comunitaria de Alfredo Romero, en la que se han invertido 300.000 euros en la reforma y el equipamiento. Hay 10 plazas para personas no dependientes o de grado 1. Se trata de un recurso intermedio entre un apartamento tutelado y un geriátrico.

Ubicación de la vivienda comunitaria de Alfredo Romero. FERNANDO CASANOVA

Una habitación de la vivienda comunitaria de Alfredo Romero. FSR

La fundación, que dispondrá en 2022 de 56 millones de presupuesto –el mayor, en 2010 era de 44,1–, y que se financia en un 99% con los pagos de sus residentes –la partida de personal supone un 70% del gasto–, prevé invertir 1,5 millones el próximo año para dar comienzo a sus nuevas obras, además de acometer mejoras y mantener la red asistencial actual.

Ourense dispondrá de una unidad de apoyo a las personas mayores, con un servicio integral en seis recursos asistenciales, algunos ya operativos y otros por construir. Se trata de los apartamentos tutelados de Alfredo Romero y Avenida de Pontevedra –en construcción–, las residencias Alameda y Miño, la vivienda comunitaria de Alfredo Romero más un centro para personas dependientes en la Avenida de Pontevedra, en un edificio que se va a rehabilitar. El objetivo es que los mayores estén en un mismo entorno social, con una atención personalizada. Además, se recupera patrimonio en el casco histórico.

La reforma de este edificio de la Avenida de Pontevedra dotará un centro para dependientes y un apartamento tutelado. FERNANDO CASANOVA

En Verín, San Rosendo ya ha firmado un convenio con el Concello para la cesión del terreno, de 4.000 metros cuadrados, que albergará una residencia con 100 plazas, en la que se prevé la contratación de 50 trabajadores en la oferta inicial. La previsión es poder disponer de licencia a finales del primer trimestre de 2022.

Ya hay permiso para construir, en A Coruña, un geriátrico para dependientes cuyas obras empezarán en las próximas semanas. Se rehabilitará un edificio en la Plaza de Ourense. Una inversión de 2 millones dotará 45 plazas. A pleno rendimiento, el centro, el primero de la fundación en esta ciudad, empleará a 23 trabajadores.

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